En pro de la Autonomía Universitaria

“Somos esclavos de las leyes
para poder ser libres.»
Marcos Tulio Cicerón

Para quienes hemos ejercido la docencia por muchos años y nos hemos comprometidos con la universidad a quien le prestamos nuestro servicio, dentro de un clima de respeto, democracia, autonomía, no podemos permitir jamás que se allane, atropelle al Alma Mater por intereses políticos, ideológicos, por la fuerza.

En mi ejercicio como docente en algunas universidades nacionales e internacionales, he visto cuando se ha atropellado a la autonomía universitaria y cual ha sido la respuesta, reacciones a veces dolorosas, perdiéndose la vida, como fue en el caso de la Universidad Técnica del Estado en Santiago, Chile, (hoy Universidad de Santiago), en tiempo de Allende, especialmente cuando se asesinó, mató a un grupo de valientes jóvenes -algunos mis alumnos- en los propios pasillos de la Universidad, por la intervención de los carabineros en tiempo del golpe de Estado propiciado por el ya fallecido dictador, Augusto Pinochet. Desde luego, su muerte no fue en vano y siempre serán recordados como verdaderos héroes en su Casa de Estudio.

Es lamentable, que ante las protestas del estudiantado con respecto a las acciones del gobierno del presidente Hugo Chávez, particularmente en lo concerniente a su propuesta a la Reforma Constitucional, notar còmo se está lesionando la autonomía universitaria, tal como lo reseñan y se ve en los últimos acontecimientos.

Mi intención en el artículo es, resaltar la relevancia importancia que la autonomía universitaria representa, no sólo para la comunidad universitaria, sino para el país, más cuando se tienen antecedentes negativos en el pasado.

Ante el peligro de mancillar al Alma Mater, de cualquiera de las universidades nacionales, como ya lo han señalado la UC y la UCV , no nos debe sorprender que el profesorado señale, que se considere recordar que hay que defender la Autonomía Universitaria, puesto que el año de 1958, marcó el nacimiento del proceso democrático del país, hecho que fue de profunda trascendencia en la vida de la universidad venezolana, ya que es promulgada la Ley de Universidades que confirió la autonomía a las universidades existentes para ese momento. En su artículo primero esa Ley señala, que la universidad, «es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre».

Considérese además, que durante la vigencia del sistema democrático se han creado 37 universidades para un total de 42 en el momento actual, 21 públicas y 21 privadas. Algunas de las públicas que entraron en funcionamiento en ese lapso, han obtenido la autonomía; pero hay otro denso grupo catalogadas de Experimentales en las cuales, aunque en principio la designación de sus directivos era potestad del Ministerio de Educación, se fueron desarrollando en la gran mayoría de ellas procesos internos para que fueran elegidos por el claustro universitario. Esto implicó una excepcional lucha para hacer realidad lo que formó parte de la autonomía universitaria desde el origen de esas corporaciones: la elección de sus autoridades.

Se ha denunciado que han sido intervenidas siete de nuestras universidades experimentales. Se han nombrado autoridades por parte del Gobierno y se han impedido las elecciones, sin que hasta el momento se haya restaurado, por medio de comicios, el régimen autonómico.

Se siente el temor de que antes las protestas que en el presente está haciendo estudiantes de las distintas universidades, ante la no aceptación a la reforma constitucional que ha propuesto el presidente Hugo Chávez, el gobierno ha estado actuando con un poco de agresividad, hasta el extremo que han muertos estudiantes y algunas universidades han sido allanadas, como la denuncia reciente que acaba de formular la rectora de la Universidad de Carabobo, María Luisa Maldonado, en un recinto universitario por Fuerzas Armadas Nacionales, a pesar del gobierno refutar que esto no ha sido así, como se señaló en algunos diarios de la región.

Existe además el antecedente del intento de la intervención de la Universidad Simón Bolívar, que afortunadamente fue enfrentado y evitado por la colectividad de esa institución y se generaron atentados de extrema peligrosidad contra la autonomía de la UCV por medio de grupos violentos que contaron con el apoyo de sectores gubernamentales, lo cual también fue contrarrestado por la inmensa mayoría de la comunidad ucevista.

A quienes hemos sido actores por años en las Universidades, en diferentes cargos, nos preocupa seriamente que no se respete la autonomía universitaria; considero que es importante lo que señala Alexis Márquez, que un gobierno verdaderamente revolucionario no puede temer a la autonomía universitaria. Es más, necesita de èlla como fuente del oxígeno que requiere para vivir. El mejor negocio que puede hacer un gobierno, que sea de verdad revolucionario, es mantener con las universidades unas relaciones respetuosas y fecundas, de mutua cooperación, sin miedo a las disensiones y controversias que en el desarrollo de ellas puedan generarse. Esto es particularmente importante en los tiempos que corren, en que las revoluciones políticas, si han de ser auténticas, no pueden prescindir de los avances de las ciencias y la tecnología.

Y es obvio que las universidades son fundamentales en el desarrollo científico y tecnológico, no sólo porque es misión primordial de ellas “crear, asimilar y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza”, como reza el artículo 3 de la Ley de Universidades, sino también porque en su seno deben formarse las legiones de profesionales y técnicos de todas las disciplinas, sin cuyo concurso ningún gobierno ni ninguna revolución pueden llevar a cabo sus planes y programas.

Correlativamente, el más grande error que pueden cometer un gobierno y/o una revolución es, tratar de imponer su dominio sobre las universidades, pasando por encima de su autonomía. De intentarlo, chocarán de frente con un profesorado y un estudiantado que tradicionalmente han sido muy celosos en la defensa de su independencia, en virtud de una antiquísima tradición en el mundo entero y, que en nuestro país, ha tenido episodios de indiscutible valor histórico. Y en consecuencia, el gobierno y/o la revolución que de tal modo actúen, jamás conseguirán hacer de las universidades instrumentos ciegos y sumisos de sus designios, y, en cambio, se privarán del enorme y valioso aporte que ellas podrían ofrecer para el cabal cumplimiento de los fines gubernamentales y/o revolucionarios.

No podemos ignorar, como lo indica Universia Venezuela, que la autonomía universitaria se ejerce a través del ejercicio democrático de las comunidades universitarias, representadas por el personal obrero y administrativo, así como estudiantes y docentes. Está enfocada, según el anteproyecto de Ley de Educación Superior, a “garantizar el predominio de los criterios académicos y de pertinencia social, por sobre criterios de carácter personal, grupal o político”.

Asimismo, esta libertad garantiza el derecho a la inviolabilidad del recinto universitario, por lo que el orden y la seguridad dentro de la institución serán responsabilidad de las autoridades académicas. Esta inviolabilidad sólo podrá ser vulnerada, en caso que exista la posibilidad de producirse un delito o por orden de un tribunal de justicia.

La Autonomía Universitaria lleva consigo una serie de responsabilidades y deberes para con el Estado y la sociedad. Las Universidades Autónomas, deberán en todo momento rendir cuentas a estos sectores, ya que, son los que les otorgan los recursos para que funcionen.

Considérese que, actualmente las Universidades que poseen autonomía, son la Universidad Nacional Abierta, (UNA), Universidad de Los Andes, (ULA), Universidad del Zulia, (LUZ), Universidad de Oriente, (UDO), Universidad de Carabobo, (UC), Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, (Los Llanos) y la Universidad Central de Venezuela, (UCV).

Para obtener la autonomía universitaria, es necesario cumplir una serie de requisitos establecidos en las leyes y normativas vigentes de la república. Está enfocada según el anteproyecto de Ley de Educación Superior a «garantizar el predominio de los criterios académicos y de pertinencia social, por sobre criterios de carácter personal, grupal o político». Finalmente se señala, que sólo en democracia es posible la autonomía universitaria y con autonomía universitaria garantizamos el ejercicio de la democracia. Confiamos que el Presidente Chávez reflexione sobre lo que involucra la autonomía universitaria y garantice su respeto, por algo que él sabe que es crítico el hacerlo y no puede fallar, ya que contradeciría sus valores, su compromiso, que tanto pregona en pro de un país que le depositó su confianza.

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