¿En Venezuela es donde se hace la plata?

Carlos García / @i_am_kgv – Siempre había oído a mucha gente decir que en Venezuela es donde se hace la plata. Pero hace dos o tres días, un amigo me comenta que ya no es así. Venía de un viaje al exterior y descubre que tomarse un café en Starbucks cuesta 43% del salario mínimo. “Los que piensan que es en Venezuela donde se hace la plata deberían repensar sus estrategias”. Esto conllevó a una pequeña discusión que me trae hoy a escribirles. ¿Es de verdad Venezuela el país donde se hacen los reales?

A pesar del disgusto que pasó mi amigo, puedo decir que sí. Resulta que en Venezuela existen oportunidades enormes de hacer dinero, que nunca podrán ver en otras economías. Por poner un ejemplo, cuando fui a China hace tres años conocí a un “empresario” que me confesó lo siguiente: la primera vez que viajó a China todo su capital eran cinco mil dólares. “Este es mi tercer viaje y me estoy llevando cincuenta mil”. Este personaje había multiplicado por diez su capital en poco más de un año. Eso sólo en Venezuela. Otro amigo, con plantas de químicos en Venezuela, me confesaba cuán difícil era entrar y competir con sus productos en el mercado colombiano. “Aquí te puedes ganar 50%. Allá 5% es mucho”. Algo parecido le oí decir a Asdrúbal Oliveros sobre la expansión de Farmatodo al vecino país. Le comentaban los directivos que Colombia había sido una solución para su negocio, pero estaba muy muy lejos de ser como Venezuela. “Un colombiano es capaz de caminar 12 cuadras para ahorrarse dos pesos”. En Farmatodo, un desodorante costaba 20 pesos, pero 12 cuadras más allá la competencia lo tenía en 18. El de Farmatodo simplemente no se vendía. En Venezuela nadie se “echa ese pedal” por dos pesos. Ni pensarlo.

Para rematar estos ejemplos, les comento un trabajo de Ecoanalítica a propósito de la Ley de Precios Justos, y del margen “justo” de ganancias del 30% que quiso imponer el gobierno el año pasado. Resulta que, según ese estudio, a nivel mundial, los países donde se hacen las mayores ganancias son Rusia y Venezuela, con un escandaloso 30%. Si, precisamente la ganancia “justa” propuesta por el gobierno. En el resto de los países capitalistas y explotadores, rara vez las ganancias exceden el 10%. Un empresario de la construcción me contaba de su experiencia en Panamá: “Si tu llegas a ganarte un 15% eres un artista. Si te ganas el 10% eres rey. Si te ganas 8% debes sentirte contento.” “Ajá. ¿Y cuánto te ganas en Venezuela?” le increpo. Una enorme sonrisa de oreja a oreja fue su más elocuente respuesta.

Venezuela es y seguirá siendo el país donde se hacen los reales, porque nuestra economía sufre enormes distorsiones estructurales. Primero, somos principalmente una economía de extracción. Nuestra principal riqueza simplemente se extrae del suelo, a un costo aproximado de 12 dólares y se vende a precios especulativos. Luego, el Gobierno impone una serie de controles absurdos sobre la economía, que generan más distorsiones, y por lo tanto oportunidades para los más vivos. Oportunidades que en otras economías no existen o desaparecen en muy poco tiempo. Yo creo en un país de oportunidades, claro está. Pero oportunidades para todos.  Tenemos que luchar para establecer un sistema político que brinde oportunidades para todos. Porque está bien hacerse rico, siempre y cuando sea basado en capacidades y no en la violación de los derechos u oportunidades para los otros.

Que así sea.

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