¿Engordar es contagioso?

MAITE ZUDAIRE – El primer cigarrillo es, en la mayoría de las ocasiones, un acto de imitación. Se empieza a fumar para representar un rol social y sentirse integrado en el grupo donde el tabaco está bien visto. Un estudio de Harvard sugiere ahora que la obesidad entre amigos también se comparte. Se copian los malos hábitos alimentarios y se participa de los malos resultados. La investigadora Alison Hill, autora del informe, no deja lugar a dudas: «Tener amigos obesos multiplica por dos la posibilidad de serlo».

Cuanto más obesos son los amigos o más amigos obesos se tiene, más probabilidad hay de sufrir sobrepeso. Ésta es la premisa con la que concluye el estudio liderado por Alison Hill, investigadora de Harvard, publicado por la revista ‘Computational Biology’. En la búsqueda de las causas de la proliferación de los casos de obesidad, sobre todo en el alarmante aumento en niños y adolescentes, los investigadores aplicaron el modelo matemático desarrollado por la Framingham Heart Study, un proyecto de la Universidad de Boston que identifica los factores comunes de enfermedades contagiosas a lo largo del tiempo en la ciudad de Framingham.

El resultado del proceso de datos cuantificó las posibilidades de padecer obesidad: la probabilidad de sufrir peso excesivo es el doble si se tienen cuatro amigos obesos. El porcentaje aumenta conforme aumenta el número de amigos obesos. Este factor se suma a otros condicionantes, que son determinantes o inocuos, según la persona. Los malos hábitos, la dieta desequilibrada y la falta de ejercicio físico tienen un gran impacto en el aumento de peso. Pero, y aquí estriba la novedad, el índice de masa corporal (IMC) superior a 30 está condicionado también por las relaciones sociales. Esta teoría que hasta ahora podía intuirse, hoy está fundamentada. La clave que descubre el trabajo es que a las personas con exceso de peso les unen vínculos personales más allá de los familiares, lo que certifica que el problema no es sólo clínico o genético o de hábitos familiares. El problema de la obesidad es también social.

Dime con quién vas…

El refranero establece que arrimarse a un buen árbol asegura la buena sombra, y así es. El estudio apunta en este sentido que no es mayor la atracción entre las personas obesas, sino el hecho de que la obesidad se contagia, se propaga entre la pandilla, entre el grupo de amigos. Esta cuestión deja en evidencia que se deben intentar mejorar las razones medioambientales y controlar las causas genéticas en la lucha contra la obesidad, pero también puede ser conveniente el tratamiento grupal de esta enfermedad crónica.

La conciencia es más laxa si es colectiva y esto se fortalece en la adolescencia, cuando la pandilla es el núcleo de autoafirmación más importante. Los amigos son determinantes hasta el punto, demuestra el estudio, que el porcentaje que aumenta las posibilidades de sufrir obesidad entre amigos es de un 57%. La cifra se dispara hasta el 171% si la relación de amistad es la de mejores amigos. Sin embargo, la relación de pareja apenas influye en un 37%. También la posibilidad de un mayor IMC aumenta hasta un 40% si la persona obesa es el hermano.

…y te diré qué comes

Hay tendencias insanas en la dieta de niños y adolescentes que son comunes y compartidas o imitadas entre amigos. Por una parte, algunos niños incitan a sus padres a que todos los días, o casi todos, les compren para desayunar los bollos, los cereales chocolateados o las galletas rellenas que desayunan sus amigos de clase o de la pandilla. Incluso preferirían almorzar la chocolatina o el bollo que comen sus amigos en el recreo del colegio.

Es común entre adolescentes aprovechar las horas de descanso entre clases para comprar bollos, chucherías o snacks salados, como patatas fritas o similares, y que en ocasiones les sirven de almuerzo. También destacan las amistades con preferencias y gustos por alimentos poco sanos, aunque con sabores muy marcados, que son quienes acaban por imponer colmar el menú de las cenas y las celebraciones con pizzas, fritos, refrescos, snacks y postres dulces.

Sin embargo, tal y como se evidencia en la investigación, las amistades tienen una parte positiva, ya que los buenos hábitos también son contagiosos.
Un amigo puede ayudar a perder peso

La científica Hill no quiere desdeñarla y apunta que conocer el impacto que una amistad puede tener en el peso es una oportunidad. Si el riesgo es social, razona, la solución también puede serlo y, por ello, las intervenciones encaminadas a combatir la epidemia de la obesidad pueden experimentar una mejoría en la relación coste-eficacia, ya que la mejora de una persona se extiende a su círculo.

Aunque el estudio no lo buscó, concluyó que si bien la obesidad se contagia, el peso saludable (normopeso), también. Si en una clase en una escuela se asume la importancia de comer sano y hacer ejercicio, y si cada uno de sus miembros lo acepta y busca, esa inercia será contagiosa y comunitaria. El siguiente paso es aprovechar este fenómeno y poner en marcha estrategias preventivas e intervenciones que multipliquen los efectos positivos que se afianzan e imitan entre los lazos sociales.

ESTUDIOS SOBRE LA OBESIDAD

Admitida como epidemia por la Organización Mundial de la Salud, la obesidad preocupa y ocupa cada día más. Las consecuencias sobre la salud, su relación directa con patologías como la diabetes y el menor bienestar han llevado a multiplicar estudios, estrategias y acciones desde las instituciones para corregir la tendencia. Hay de todo tipo y ofrecen una visión sobre la importancia, el riesgo y la afectación global que alcanza la obesidad.

Algunos estudios la relacionan con el síndrome metabólico, con el deterioro cognitivo e, incluso, con las demencias y la menor cantidad y calidad de semen, entre otros muchos problemas y patologías.

Los investigadores buscan las causas y encuentran, entre otros factores, la comida basura, el peligro de las dietas hipercalóricas, la Proteína C reactiva, un biomarcador de inflamación y daño en los tejidos o genes que inhiben la sensación de saciedad.

Aunque las causas y los factores que agravan el riesgo de un IMC superior a 30 (entendido como obesidad) son variadas, contradictorias y numerosas, también se ha concluido que el binomio alimentación y ejercicio es una herramienta eficaz y segura para evitar ser obesos.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/enfermedad/2011/02/15/198916.php