Es urgente cambiar, no esperemos más

Las cosas en el país no pueden continuar con la inacción que se observa tanto desde el equipo gubernamental, como de los partidos políticos contarios al régimen. Es más, pareciera que la población también se ha decidido por la inamovilidad ante el arreciamiento de los graves hechos económicos y sociales que nos abruman y esperar que con las elecciones parlamentarias, anunciadas para diciembre, se solucionen las vicisitudes que cada día que pasa se hacen más penosas.

Pues es urgente cambiar, no se puede seguir esperando; de lo contrario, la falta de producción nacional, la escasez, la carencia de divisas, la inmensa corrupción, la inflación galopante, el deterioro creciente del bolívar, la inseguridad, el desprecio por nuestra moneda y la valoración de monedas extranjeras acabará con el país y con las esperanzas de los jóvenes que son la mayoría.

La población, especialmente la de menos recursos y la de clase media, que son las que llevan la peor parte; no se deben conformar con los piches incrementos de salarios que no alcanzan para pagar un café al día, ni para pagar el transporte para su movilización al trabajo. Se necesita de un equipo gubernamental y político que trabaje por la recuperación del país y no por mantener el poder a toda costa, sin importar del crecimiento del bienestar de su gente. De lo contrario, poco estaría faltando, según las cifras que nos muestran los especialistas, que estemos a la puerta de situaciones similares y críticas como las que están viviendo los griegos. ¿Será eso lo que se quiere? Me resisto a creerlo.

Los venezolanos no deben permitir más engaños; ninguna razón será buena para explicar el inmenso despilfarro de recursos que ha hecho la clase gobernante y los privados en unión con los funcionarios públicos. Y si no, pregúntense porque se divulga la lista de los raspacupos que son los dólares que perciben los viajeros, mientras que las empresas que se apropiaron de los recursos de CADIVI, no, ¿Cuál es una buena razón, por qué no se publican? ¿Y por qué no se le da respuesta a ¨Marea Socialista¨ acerca de los 250 mil millones de dólares que afirman se sustrajeron del erario público? Entonces porque seguir creyendo en los gobernantes de turno.

A estas alturas no hay discusión, de que el país necesita de un cambio bien profundo, de envergadura. Se requiere trabajar intensamente en abandonar la dependencia petrolera e intentar caminos que nos lleven por senderos nuevos, incentivar la producción nacional; mientras no cambiemos, nos seguiremos hundiendo en el fango del pantano.

Pero además se requiere, trabajar para desarrollar y recuperar la cultura de nuestros ancestros, gente de honor donde impere la honradez, el trabajo, la capacitación y el amor por su nación -el camino que más nos conviene no es el de abandonar el país- Es cierto, que cada quien hace con su vida lo que quiere, pero el país es más importante y debemos luchar por él desde las diferentes trincheras donde nos encontremos.

Por último, cualquier grupo gobernante serio que quiera el país, debe ocuparse de:

Reducir efectivamente, la inseguridad. Es inconcebible la permisividad a tantos hechos violentos.
Evitar el crecimiento y accionar desmedido de la burocracia que elimina las iniciativas públicas y empresariales.
Luchar con suficiente intensidad en contra de la corrupción, el peor de todos los males y que desalienta los cambios que son requeridos por la nación.
Estimular la participación de los sectores empresariales brindándoles seguridad jurídica y entender que de la participación conjunta, se pueden esperar mejores resultados. Sin que esto signifique, que no se les supervise.
Hacer esfuerzos reales por controlar la inflación y el control cambiario, causantes de gran parte de los males que más nos perjudican y que más empobrecimiento ocasiona a los que menos tienen.
Entender que es más importante el bienestar de la población, que modificar un modelo económico que ha demostrado no surtir los efectos esperados.
Evitar el discurso desafiante y violento de la cúpula gubernamental, que si bien pudiera amedrentar a algunos, pudiese convertirse en un aliciente a la violencia en la población, lo que nadie debería querer para el país.

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