La estrategia debe proceder de los valores, tradiciones y normas informales de comportamiento que aportan los directivos y empleados de la empresa, no una serie de procesos racionales, formales lógicos, conscientes y predeterminados, establecidos por una directiva.
Las primeras ideas sobre estrategia, que fueron centro de atención de los estudios de administración de empresas (MBA), hará una docena de años, se basaban claramente, en el análisis y la creación de competencias diferenciadoras.
En los años transcurridos desde Selznick y Learned et. al., el enfoque en la competencia diferenciadora, ha perdido fuerza. El análisis de la posición estratégica dentro de un sistema competitivo, casi había eliminado la preocupación por los aburrido detalles de la realización (que desembocan en esta competencia tan difícil de conseguir). Es de suponer que son la los profesores de Comportamiento Organizacional, los que se encargan de estos temas. La curva de la experiencia, la manipulación de la cartera de productos, el análisis de la posición de costo competitivo y el “me gustaría tener” reinaron durante la última década, más o menos.
Cada una de estas herramientas, fueron útiles, y unas pocas, realmente, fueron utilizadas a fondo o regularmente, Parece que nos hemos movido de una posición de implementar sin pensarlo a una de pensar sin implementarlo
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