Evaluar una gestión: un modelo y sugerencias

«Toda gestión debe ser evaluada; por esto debe haber indicadores ajustables (tangibles e intangibles, pero perceptibles), con 2 tipos de calificaciones (una cualitativa y otra numérica con puntajes) que permitan: 1- y saber cómo va el accionar; 2- consolidar o corregir y controlar;  y 3- calificar al final (rindiendo cuenta)».

Conceptos de la Teoría de la Gestión.

La pandemia de la ECovi-19 (en inglés: CoviD-19) ha generado un abanico amplio de efectos mostrando mucho que observar entre lo emprendido para enfrentarla.

Una gestión deficiente puede llevar al fracaso y eso -en este caso- se paga con vidas humanas y con seres (adultos y niños) con secuelas vasculares, respiratorias, cardíacas, renales, neurológicas, psiquiátricas y cutáneas.

Todo emprendimiento pide una gestión dirigida al éxito y ha de empezar por el enunciado de la filosofía que le regirá y marca su destino. Ésta debe estar conformada por: el objetivo (el propósito que justifica su existencia), la misión (tarea/s a cumplir), la visión (lo que se desea que llegue a ser), y los principios y valores (barandas que demarcan su estirpe y la política de comportamiento), debiendo tener los recursos humanos y materiales requeridos para su función.

Uno de los problemas hallados en los emprendimientos es la falta de un modelo idóneo que permita la evaluación de la gestión de manera íntegra (total, asertiva, eficiente, eficaz y ágil) de sus facetas y niveles (estratégicos, operacionales, etc.): 1- en lapsos definidos (horarios, diarios, semanales, etc.) durante la marcha del plan a efecto de ratificar y reforzar o reformular y corregir el accionar; y 2- al final (con valoraciones globales sencillas), ambas para verificar si los resultados son los planificados, en aras de elaborar conclusiones (de si la gestión ha sido exitosa, deficiente o mala) con recomendaciones claras y fáciles de comprender (sin recurrir a informes extensos y complejos), incluyendo los aspectos negativos detectados y los problemas -externos e internos- que afectaron cada táctica de lo implicado en la gestión, especificando las relaciones causa-efecto de los mismos, a fin de sentar bases para las soluciones que tomarán en cuenta las planificaciones futuras.

Por ello, una de las misiones de todo emprendimiento es contar con un modelo integral de evaluación de gestión, pues es fundamental para analizar con sumo cuidado, conocer y valorar detalladamente la situación real del emprendimiento y su entorno, puesto que sirve de apoyo para el logro proactivo del objetivo, la agilidad en lo decisorio ponderado y en la detección y solución (oportuna, anticipada) de desviaciones y problemas, en pro de la corrección y el control del avance, mediante información clara y concisa, de tal manera que se esté en capacidad de actuar de modo proactivo en los momentos de crisis, ajustando o replanteando las tácticas de la estrategia que se deben mejorar o cambiar para alcanzar la calidad total y el éxito. Por esto, es básico contar con un buen sistema de procesamiento de información, ya que es el punto de partida para cualquier evaluación de gestión. Otro asunto clave es tener un cuerpo de expertos asesores (gente idónea) en cada asunto de lo gestionado.

Todo emprendimiento, sin importar su envergadura, debe adaptarse a diversas situaciones (favorables y adversas), por lo que debe manejarse su matriz FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) y aplicar el Cuadro de Balance Integral (Balanced Score Card) ya que es sumamente importante detectar los problemas existentes y sus causas, y evaluar -en orden de importancia, cada uno de ellos- buscando las soluciones adecuadas que causan beneficios a todos, en la medida que permite obtener mejores resultados.

En Venezuela se creó una comisión para la prevención, atención y control del coronavirus conformada por civiles y militares; su denominación hace entender su misión, no hallándose el enunciado de su objetivo, principios, valores, metas priorizadas, visión, ni el plan formulado. Es de suponer que entre las metas estaba mantener aplanada la curva de casos positivos, lograr la eficiencia, velar por que la acción se realice dentro de las buenas prácticas y la coordinación logística, buscando llegar a l@s afectad@s y afectables de manera eficaz y oportuna, innovando según las necesidades que se han de satisfacer, alcanzando la excelencia en el resultado de la aplicación del modelo.

De su funcionamiento se ha dicho que en ella se trabaja «de manera muy disciplinada con los mayores avances de la ciencia». Sin embargo, ¿qué se percibe entre lo que puede verse?:

1- Que incita a l@s sintomátic@s a acudir a los centros centinelas a hacerse las pruebas diagnósticas, pero al ir les dicen que ahí no tienen las rápidas ni las PCR, siendo remitidos a otro lugar (peje: del CDI Las Agüitas al CDI Las Chimeneas o al CDI Campo Solo) en donde les dicen lo mismo, abonándose el sentimiento de burla y frustración que les hace desistir, quedar deambulando (entrañando el riesgo de diseminar), que muchos casos no se contabilicen y deriva un subregistro que puede explicar la merma de los números informados últimamente (acaso, ¿sólo por poca disponibilidad de pruebas?);

2- Que la táctica del improvisado modelo estratégico de gestión venezolano de «7 días de confinamiento + 7 de flexibilización» es un fracaso rotundo, pues se evidencia que la curva de casos ya no es aplanada. El período de incubación del SARS-CoV-2 es de 14 días: si es así, ¿sobre cuál base se erige el «7+7» (ofrecido como «fórmula perfecta»)?, por qué -por el lapso de incubación o latencia- todo modelo de enfrentamiento ha de dejar transcurrir un mínimo de 14 días de confinamiento para empezar a mostrar su efecto y poder evaluar el resultado de su implementación; a pesar de esto, se ha dicho: «el ‘7+7’ proseguirá hasta diciembre 2020»; en otras palabras: no se cambia esa táctica fallida;

3- Que el resultado de una PCR tarda unos 14 a 21 días para ser recibido desde el Instituto Nacional de Higiene; es decir, las decisiones se conciben e implementan con semanas de asincronismo («el barco se hundió, evítelo») haciendo imposible el cerco epidemiológico eficaz que disminuya la tasa de contagio. Y no se descentraliza su realización;

4- Que no se percibe un sistema definido de divulgación informativa: al inicio transmitían «reportes diarios» desde una mesa con sus integrantes; luego, se relajó: se notifica mediante el Tweeter o contacto telefónico con Venezolana de Televisión. No hay hora prestablecida para posibilitar que la nación se informe, sino que en cualquier momento. Al inicio, se detallaban los municipios donde se hallaban casos positivos (señal que los médicos de cada localidad agarraban para su actuación, como el bateador en el béisbol) y se promovía  la prevención incitándose el uso de la mascarilla, lavarse las manos con agua jabonosa y usar alcohol, mantener la distancia interpersonal y estar en casa; últimamente, sólo se notifica lo de las parroquias de Caracas y municipios del Estado Miranda (¿será que hay regiones y habitantes discriminados de primera y de segunda?), pero ya no promociona las labores de prevención. No tiene un portavoz, sino varios, mostrando que su modelo de actuación es «por consenso», pero las cifras de casos positivos y muertes que notifican son discordantes con las dadas por otras fuentes oficiales (gobernadores y alcaldes): un caos altamente entrópico en una oscurana u opacidad informativa;

5- Que no rinde reconocimiento a quienes -se supone- son sus efectivos de primera línea en el campo de batalla (l@s integrantes del equipo de la salud) que hasta dan su vida como soldados no debidamente dotados con lo necesario para cumplir su misión (entre esto: equipos de bioprotección personal y más): ¡están desasistid@s: abandonad@s a su suerte!, una gran «debilidad» que no estimula al recurso humano por no hacer la empatía debida (máxime cuando que la cifra de muertes por ECovi-19 en este grupo es la más alta en Latinoamérica y Europa) ni se aprovecha la tecnología, lo que hace ineficientes sus procesos productivos. En adición, se ha dicho que «se tienen todas las medicinas para la atención, pero no vamos a informar cuáles son», lo cual troncha la aportación de los académicos nacionales, especialistas en farmacología y terapéutica médica; en cambio, por las redes se ofrece al farvipiravir (tabletas, 200mg) para el tratamiento de la ECovi-19, cuando que es un fármaco antigripal japonés,  que no tiene ficha técnica (indicaciones, contraindicaciones, posología,  advertencias, efectos adversos, consecuencias de uso en menores, lactancia y embarazadas, acciones de monitoreo, interacciones medicamentosas, detalles tóxicos, etc.) y la instancia oficial no se pronuncia al respecto; y

6- Que se guarda silencio frente al acto del homenaje ante las cenizas de Darío Vivas (exjefe de gobierno del Distrito Capital), con familiares, allegados, público, y tropa en parada militar que le rinde honores, en pleno centro de Caracas a pesar de la vigencia de las disposiciones de no velar a las víctimas por la ECovi-19 y de hallarse esa jurisdicción en «cuarentena» radical (con prohibición de aglomeraciones).

Entonces, quien lee estas letras puede dar la respuesta a si la gestión de dicha comisión es buena o mala, pues en salud no cabe la mediocridad ni la discriminación ni las preferencias.

Ante todo, la nación -frente a la pandemia- merece respeto, tamizaje y despistaje realmente masivo de los casos, más que abuso en este momento de contaminación excesiva.

Las cifras están empeorando. Debe evitarse a todo costo acciones absurdas y el entorno que propicie una devastación: ¡en la mitología, a la oportunidad la pintan calva: no se debe dejar pasar! Enfréntese con brío y sin postergación esta desventura, la bomba del coronavirus: un megavolcán en pleno estallido (una tormenta perfecta) que da señales que anticipan lo que puede venir con su onda de expansión: un lapso oscuro de estrago catastrófico cuesta arriba para ser solucionado después. Entonces, hay que acabar con el monstruo aterrador en actual fase de actividad constante que puede afectar a todos más allá de lo imaginable, especialmente porque se ha sobrepasado el nivel de saturación en los centros de atención primaria y hospitalarios.

Que haya transparencia, veracidad, articulación y coordinación, y que éstas no sean las asignaturas pendientes.

Que se incluya a las universidades para que copartícipen en descifrar con exactitud este laberíntico rompecabezas (sin impedir la aportación de los académicos nacionales y de los Sanitaristas, Epidemiólogos, especialistas en Salud Pública, y en Medicina Preventiva y Social), ya que lo que está ocurriendo es grave.

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