Evitar anclarse en el pasado, hay que identificarse con el presente

“El pasado está atrás, aprende de él.

El futuro está adelante, prepárate para él.

El presente está aquí, vívelo.”

 Monson

    Es increíble como el pasado ancla a muchas personas, les cuesta desligarse de él e identificarse con el presente, aprovecharlo,  vivir en el aquí y en el ahora.

       No nos debe sorprender que en la televisión se den programas resaltando el pasado, lo que ya pasó en vez de  identificarse con el presente.

       No se puede ser dependiente de los recuerdos, hay que aprovechar el tiempo que se nos proporciona, sabiendo aprovechar la oportunidad que se nos concede.

       A muchos  les cuesta desanclarse, liberarse del pasado y desperdician considerablemente su tiempo presente.

       Sobre ello escribe  mailxmail.com, que el hoy siempre es una experiencia importante y uno puede adoptar ahora mismo, la decisión de tirar por la borda todas las cosas desagradables que recuerde de su pasado y hacer de este instante el mejor posible.

      Se nos recuerda, que en varias de sus obras, Shakespeare alude  a la necedad de consumirse uno mismo con el pasado. En un punto advierte: "Lo que ya ha pasado y no sirve de ayuda, no debe servir de aflicción". En otro de sus versos, nos recuerda que las cosas que no tienen remedio, tampoco deben importarnos ya; lo hecho, hecho está.

     Lo cierto es, que el saber olvidar es esencial para el arte de vivir. Todos esos espantosos recuerdos que tan cuidadosamente se han ido almacenando en nuestro cerebro, distan mucho de merecer que los conservemos. Como dueño y señor de lo que uno  alberga en su mente, no tenemos  por qué elegir el conservarlos. Si nos  trataron de forma realmente horrible, aprendamos  de ello; prometámonos  no tratar así a los demás y perdonemos  a tales personas.

    Si no puede perdonarlos, será porque elige seguir tomando una posición lastimera, que solo va a proporcionar mayor tiranía. Pero si olvidamos  y perdonamos, nos beneficiaremos.  De lo contrario,  será la única persona que sufra con ello.

      Por su parte, agrega psicologiaonlinecentral.com, que recordar el pasado, repasar momentos vividos, recordar gente y lugares que conocimos, es una actividad mental natural que no constituye un problema en sí misma.

      Hay personas que parecen ancladas en su pasado, aferradas a situaciones pretéritas, sin atreverse a enfrentar los nuevos desafíos. Muchas de ellas viven en el pasado como un refugio, obteniendo la seguridad que no sienten para enfrentar el presente y desafortunadamente desaprovechan su tiempo presente.

    Otras, sin embargo, retornan a un momento determinado de su pasado de un modo obsesivo, tratando de revivir una situación penosa en un intento de inútil de cambiar ese pasado. Personas por ejemplo, que siguen pensando: "si no hubiera dicho esto, tal vez…" o "si hubiera hecho aquello…"; estas personas están muchas veces aquejadas de una profunda tristeza, se sumen en un estado de impotencia y depresión, porque no pueden aceptar que lo pasado, pasado está y por más que se intente y desee, no hay vuelta atrás.

     No puede seguir uno atormentándose  en lo que se pudo haber hecho en aquellos momentos del pasado y no se hizo; seguir buscando posibles soluciones que se podían haber tomado… ese comportamiento lo único que consigue es maltratarnos, castigarnos psicológicamente, impidiéndonos vivir nuestro momento actual y generar nuevos proyectos y logros.

    Centrarse en la vida actual, ser consciente del momento presente, y borrar frases repetitivas del tipo "si hubiera hecho…" hará que pueda darle al pasado el sitio que corresponde.

    crececoach.com.mx  comenta un relato interesante, que ilustra cómo todavía muchos están atado al pasado:

“Dos monjes zen iban cruzando un río cuando, se encontraron con una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo.

Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

El otro monje estaba furioso. 
No dijo nada pero hervía por dentro. 
Eso estaba prohibido.

Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.

Recorrieron varias leguas. 
Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:

-Tendré que decírselo al Maestro. 
Tendré que informar acerca de esto. 
Está prohibido.

-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.

-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.

El otro monje se rió y luego dijo:

-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando…”

   Se comenta, que  este relato de origen japonés es muy conocido y existen varias versiones del mismo, pero el mensaje que busca transmitir es muy claro: Dejemos de vivir en el pasado.

   Definitivamente indica la fuente citada, que  el pasado nos ha dado muchas experiencias.  Satisfacciones y tristezas. Nos ha ido formando y ha hecho de nosotros quienes somos hoy. No significa que no sea importante. Pero la misión de nuestro pasado es darle cimientos a nuestro presente, no cimentarnos en el pasado mismo.

(*) Fuentes debidamente especificadas.

Web: www.carmorvane.com