Factor masculino como causa de infertilidad

En el complejo proceso de la reproducción, el factor masculino juega un papel preponderante debido a que probablemente más del 50% de los problemas de subfertilidad en las parejas son producto de sus alteraciones.

En escritos anteriores hemos tratado de explicar algunas situaciones que conducen a la dificultad en conseguir la procreación, pero siempre orientados a lo concerniente a la mujer, y esto se debe a que en ella existen diferentes factores que pueden ser evaluados en profundidad y que tienen la posibilidad de ser tratados, bien médicamente o quirúrgicamente, con excelentes resultados; sin embargo a nivel del hombre existe un sólo factor a estudiar que es el semen y, dependiendo de su análisis exhaustivo, podemos hacer el diagnóstico preciso en un alto grupo de parejas que transitan por el arduo camino, de no poder concebir un hijo en el momento que lo deseen, y que esta incapacidad sea consecuencia de una falla a este nivel.

El factor masculino es relativamente sencillo, económico y poco invasivo de evaluar, y el examen fundamental se conoce como Espermograma. Este examen consiste en analizar una muestra de semen, bajo visión microscópica, analizando diferentes parámetros que intentaremos abordar a continuación.

Es importante comentar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido los valores mínimos considerados como normales, en un espermograma y esto debe servir de guía en los resultados de cualquier examen, independientemente del laboratorio que lo realice.

El volumen del eyaculado; es decir la cantidad de semen obtenida en la muestra, debería estar entre 2cc y 6cc; cuando tenemos volúmenes por debajo de 2cc hablamos de hipospermia y por encima de 6cc, de hiperespermia; el semen debe ser alcalino en su pH y la cantidad mínima de espermatozoides es de 20 millones de células por centímetro cúbico de semen; cuando se tienen valores por debajo de estos niveles, estamos en presencia de una oligospermia.

Pero no solamente es importante la cantidad sino la calidad del mismo y, para ello, evaluamos la cantidad de espermatozoides vivos, que debería constituir más del 65% y la movilidad de los mismos, en donde deberíamos observar más del 55% de móviles, a predominio de espermatozoides rápidos; esto se conoce como progresión, y en la misma se analizan, además de los rápidos, los espermatozoides lentos, los inmóviles y los que no tienen progresión alguna.

La progresión es uno de los parámetros más importantes a evaluar, ya que en muchas ocasiones, se observan cantidades normales de espermatozoides con vitalidad y movilidad normal, pero con progresión deficiente, y es importante destacar, que los embarazos se logran a expensas de los espermatozoides rápidos, y que la vagina, por lo general, tiene un pH ácido y esta acidez es mortal para los espermatozoides; por lo tanto el espermatozoide debe salir de ese medio hostil lo más rápido posible, para alcanzar el tracto genital superior hasta llegar al sitio adecuado para la consecución de la gestación.

La disminución de la vitalidad espermática se conoce como necrozoospermia, y de la movilidad y progresión de los mismos, astenospermia. Otro parámetro de mucha importancia lo constituyen las formas normales en los espermatozoides, considerando como normales por encima del 30% de las mismas; cuando tenemos valores por debajo de lo anteriormente expuesto, hacemos diagnóstico de teratospermia. Cabe destacar que, teóricamente, las formas anormales de espermatozoides son incapaces de fertilizar el óvulo.

La cantidad de glóbulos blancos permitida en una muestra de semen es, de 20 x campo; por encima de esto podemos pensar en la posibilidad de infección (leucospernia); para determinar a ciencia cierta si hay o no infección, se recurre a un espermocultivo, que nos permitirá conocer la bacteria responsable de la misma y el tratamiento adecuado mediante el antibiograma.

Es aceptado como una máxima en Medicina, que no existen enfermedades sino enfermos y, es por ello, que podemos observar diversos resultados en los análisis de semen: oligospérmicos (poca cantidad), astenospérmicos (poca movilidad), necrospérmicos (poca vitalidad), teratospérmicos (pocas formas normales), leucospérmicos (aumento en glóbulos blancos), o combinaciones en los mismos, lo que nos proporcionaría las herramientas para realizar el diagnóstico adecuado y poder plantear las alternativas de tratamiento.

Existe una alteración, que se observa con bastante frecuencia, en los análisis de semen que es la azoospermia, en donde no se observan espermatozoides en la muestra analizada, y estos por ser casos diferentes a los anteriormente expuestos, ameritan una conducción especial; en los azoospérmicos debe realizarse un punción testicular para evaluar, la presencia o no, de espermatozoides testiculares y de encontrarse los mismos, estos servirían para tratamientos; y en el caso de no observarse, se realizaría una biopsia testicular para tener el diagnóstico definitivo. En estos casos, la solución habría que buscarla en los bancos de semen.

Los parámetros anteriormente comentados, son los del análisis corriente en cualquier estudio; es importante destacar que estos exámenes deben ser realizados por personal con experiencia en la materia, por que el 50% del diagnóstico de la infertilidad de la pareja recae en este resultado, y es por ello que un espermograma erróneo puede llevarnos a diagnósticos imprecisos y a plantear tratamientos inadecuados.

En los laboratorios especializados, se realizan pruebas adicionales, entre ellas podemos mencionar la recuperación espermática de espermatozoides móviles (REM), la cual puede servir de diagnóstico y de tratamiento, pues en base a lo recuperado en la muestra, podemos ofrecer diferentes tipos de tratamientos de reproducción, que van desde los de baja complejidad como la inseminación intrauterina, hasta los de alta complejidad como la inyección intra citoplasmática de espermatozoides, y pruebas que nos pueden orientar hacia la capacidad de fertilización del espermatozoide como el test hiposmótico (Hos Test).

Como conclusión a lo expuesto anteriormente, podemos afirmar que un espermograma bien analizado puede orientar al médico encargado de evaluar los casos de las parejas con problemas de reproducción, aclarando el diagnóstico y permitiendo ofrecer el tratamiento adecuado para cada caso en particular.

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