Fijar la Tasa de Ganancia

Supongamos que la ganancia de una empresa está constituida por  todo el ingreso que ésta obtiene por concepto de ventas, menos todos los costos en que incurrió para producir las mercancías. Supongamos además, que la tasa de ganancia es la relación entre esa ganancia, así definida, y el total de los costos.

Dos productos exactamente iguales -por ejemplo, dos canillas de pan tal como las que se venden en el común de las panaderías del país– producidas por dos panaderías diferentes, no tienen exactamente los mismos costos. Si seguimos con este ejemplo del pan, los locales en que se producen y se venden esos panes no tienen el mismo costo por concepto de alquiler. Eso depende de la zona de la ciudad donde se ubique cada panadería y del estado del edificio. Además, si una panadería vende 1.000 canillas al día y la otra vende 2.000 canillas al día, el costo de cada canilla no es el mismo en cada panadería, pues en la medida en que la cantidad producida aumenta, el costo del producto suele disminuir. Es lo que los economistas llaman las economías de escala. A mayor escala de producción  menores costos unitarios, pues los costos fijos se reparten entre una cantidad mayor de unidades producidas. A todo eso se puede agregar el hecho de que la maquinaria y equipo que emplea una y otra panadería pueden haber sido comprados en momentos diferentes del tiempo, con costos diferentes, con calidades y productividades diferentes, con vida útil diferente y por lo tanto, con montos de depreciación anual diferentes.

Todo eso lleva a que producir una canilla en dos panaderías diferentes de Caracas puede tener costos diferentes. Si a ese costo, en cada panadería, se le agrega una determinada tasa de ganancia -por ejemplo de 20% en cada caso- se tiene que llegar necesariamente, a precios de venta diferentes. Cada canilla tendría que venderse a un precio diferente en cada panadería de Caracas, para lograr que la tasa de ganancia sea la misma en todas ellas. Los cálculos que habría que hacer para calcular los costos en cada panadería serían largos y complicados, sobre todo teniendo en cuenta que las panaderías en Caracas deben ser varios cientos. Controlar, después, que cada panadería venda efectivamente su respectiva canilla al precio que resulte de ese cálculo de los costos más la tasa de ganancia fijada por igual para todas, sería igualmente una tarea bastante complicada. Se necesitaría un funcionario de Indepabis, por lo menos en cada panadería.

Eso sucedería así con cada mercancía para la cual hay más de una empresa en el país.  Si las empresas productoras de un bien  son, por decir algo, tres o cuatro, es casi seguro que entre ellas habrán diferencias de costos, aun cuando el producto generado sea casi exactamente igual de una empresa a otra.  Imponerles una tasa igual de ganancia a todas ellas implicaría que productos muy parecidos, casi iguales, se vendan por precios diferentes dependiendo de quién los produjo. Sucedería así con los zapatos, con el trigo, con la mantequilla, con el arroz, etc.  

Ahora, si entre las mercancías que son producidas por varias empresas al mismo tiempo –parecidas entre si pero no exactamente iguales- hay manifiestas diferencias de calidad, además de las diferencias de costos, entonces imponerles  a todos los productos la misma tasa de ganancia, implica darles una clara señal a todos los empresarios en el sentido de que la mayor calidad no es una situación que reciba premios en el mercado, y que es mucho mejor -y mucho menos complicado- homologarse todos por abajo, con la empresa menos productiva, de mayores costos y de menores calidades, pues de todas maneras, todos obtendrán la misma tasa de ganancia, e incluso puede que la ganancia bruta aumente, si es que los costos aumentan y la tasa de ganancia se mantiene.

Sería interesante preguntarse, si todo este tremendo enredo y la consiguiente burocracia y corrupción que se generaría ayudaría en algo al sufrido pueblo consumidor del pan nuestro de cada día.  

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