Francia y el retorno a la Grandeur

El caprichoso y cíclico devenir de la Historia, podría hacer que al cabo de 50 años asistiéramos en Francia a la Restauración del espíritu de la Grandeur. Así, De Gaulle y Sarkozy pasarían a la Historia como líderes capaces de instaurar un régimen presidencialista con claros tintes autocráticos y de catalizar el chauvinismo de los franceses, conjugando el culto a la independencia económica, política y militar con la consolidación de la misión de la Nación y de la cultura francesa en el mundo.

Sarkozy, a pesar de la bajada de su popularidad debido a la crisis económica, continúa adelante con su política de instauración del “sarkozysmo”: doctrina ecléctica que conjuga los ideales de la Grandeur, reflejadas en el aumento del peso específico de Francia en la Geopolítica Mundial y la revitalización de la Francophonie como eje vertebradores de su política exterior; un liberalismo sui géneris en lo económico, que combina las intervención estatal en el sector financiero y la ayuda con fondos públicos para empresas en crisis, con la imposición de medidas proteccionistas y cierto puntos del ideario degaullista, como la defensa de la Ley y el Orden, la instauración de un poder presidencialista, rebajando progresivamente el poder decisorio de sus ministros y sustituyéndoles por una nueva camarilla de poder oficioso, formada por sus asesores, que emularía al Partido DeGaullista, (movimiento que cubría un espectro muy amplio desde el centro-izquierda hasta la extrema derecha y en el que sus dirigentes fueron correas de transmisión subordinadas a la cúpula degaullista) y reeditaría los plebiscitos de De Gaulle.

Política económica: El “Plan de rescate” aprobado por Sarkozy, incluye un paquete de medidas de estimulación económica (Fondo Estratégico de Inversión) (FSI), dotado con 20.000 millones de euros que deberían servir para impulsar a una economía inmersa en la recesión técnica, con estimaciones de crecimiento negativos del PIB (-0´5 % para el 2010), una desorbitante Deuda Externa (74% del PIB) y un preocupante Déficit Público del -5% del PIB para el 2010 (muy por encima del 3% permitido por el BCE.) Previsiblemente seguirá utilizando medidas keynesianas para intentar superar la crisis económica, como subvenciones a las empresas del automóvil (incluidas dentro del FSI), en forma de préstamos y líneas de crédito blando, para facilitar una reestructuración no traumática de un sector, que representa el 10% de la Población Activa; y también se contempla el Plan de Renovación del Obsoleto Parque automovilístico francés, que prevé una ayuda de 4.000 millones euros hasta el 2012 para el Desarrollo de Vehículos respetuosos con el medio ambiente y una ayuda de 1.000 euros para incentivar la sustitución de vehículos de más de diez años (36% de la flota actual), por nuevos utilitarios respetuosos con el medio ambiente, lo que supondría un ahorro anual de 20 millones de megatoneladas de CO2.

Asimismo, se incluyen el incremento de las inversiones en obras públicas, con la creación de 700.000 viviendas protegidas, aunado con la subida del salario mínimo y una bajada general de impuestos (que totalizaría los 15.000 millones de euros), para favorecer el consumo privado y la reforma del mercado laboral, (condenando al ostracismo a la ley de las 35 horas laborales semanales de Jospin), medidas que corren el riesgo de resultar claramente ineficaces, dada la profundidad y complejidad de la crisis económica global y que, difícilmente, podrán evitar el estimado aumento del paro (tasas del 11% en 2010 y del 12% en 2011).

Reforma del Mercado Laboral: A instancias de la Confederación Patronal Europea (CPE ) y con la oposición de La Confederación Europea de Sindicatos (CES), el Parlamento Europeo accederá a la Reforma del mercado laboral, que implicará la progresiva implantación del despido libre sin indemnización; la instauración de la jornada laboral mínima de 45 horas semanales y el retraso de la jubilación a los 65 años, unido a la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, debido a los exiguos incrementos salariales, congelación o dramática reducción de los mismos.

Como consecuencia de todo lo anterior, asistiríamos a la agudización de la fractura social del país, obligando a amplias capas de la población (especialmente los “sintecho”, los “sinpapeles” y los desheredados de las banlieus) a depender, en exclusiva de los subsidios sociales, quedando así diluidos los efectos benéficos de sus anunciadas medidas sociales (desaparición de los “sintecho” para el 2010; subida de las prestaciones por desempleo y discriminación positiva en la inserción laboral de los inmigrantes) por la cruda realidad de la severa crisis económica.

Todo ello provocará la radicalización de los otrora aburguesados y sumisos sindicatos de clase (CGT, CFDT y FO) y conllevará frecuentes estallidos de conflictividad laboral, aunados con el extraordinario auge de los grupos antiglobalización que, aplicando técnicas de guerrilla urbana, pondrán en jaque a las fuerzas de seguridad francesas y teledirigiendo las revueltas estudiantes podrían terminar por reeditar el mayo del 68 que significó la consolidación del degaullismo y el finiquito político de De Gaulle.

Aplicación de una política de corte autoritario en materia de seguridad y orden público: Tras poner coto en 2005 a la “Rebelión del Desencanto” de los arrabales periféricos de las grandes urbes francesas (banlieues), en su defensa de “la Ley y el Orden” aplicará la política de “Tolerancia Cero” con el crimen organizado y el terrorismo, así como con la piratería intelectual y los ciberdelitos, lo que le valdrá el apoyo incondicional de la ultraderecha, a la hora de aplicar leyes que rozarán la inconstitucionalidad. y en su obsesión por controlar la Inmigración ilegal; y tras la creación del Ministerio de Inmigración e Identidad Nacional, Sarkozy consiguió en junio del 2008, que la Eurocámara aprobara la Directiva de Retorno, eufemismo bajo el que se esconde un severo recorte de los derechos humanos de los inmigrantes y bautizada por Evo Morales como “La Directiva de la Vergüenza” y que debido a la caída de la popularidad de Zarkozy, podría acelerar su entrada en vigor a finales del 2010.

Sus efectos serán dramáticos, pues se calcula que en los veintisiete países de la Unión Europea, viven entre 4 y 8 millones de inmigrantes indocumentados, (de los que casi tres millones, serían de países andinos pobres o golpeados por conflictos como Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia y Paraguay) y la aplicación de la expulsión masiva, originaría serios problemas de viabilidad económica, (sobre todo en Ecuador y Bolivia, cuyas remesas de inmigrantes supusieron en el 2007 el 10% del PIB) y cuyo retorno anticipado, podría suponer una debacle económica y social para dichos países; y ello, hará que Sarkozy sea objeto de amenazas de muerte por parte de los grupos terroristas europeos e islamistas, no siendo descartable asimismo, la gestación de una trama endógena de filiación postdegaullista que podrían terminar por reeditar los intentos de Magnicidio contra De Gaulle (1961 y 1962).

Presidencia Europea española tutelada por Sarkozy: A pesar de las discrepancias de Zapatero con Zarkozy, con el que ha tenido sonoros desencuentros, gracias a sus gestiones y aprovechando la baza de la presidencia europea que España ejercerá en el primer semestre del 2010, España acudió a la cita del G-20 el pasado 15 de noviembre en Washington y también en Londres el pasado 2 de abril, (pese a no pertenecer a los selectos grupos G-8 y G-20) y es previsible que en el 2010 España forme parte de la ampliación de este foro de países (que tiene como misión la reforma del sistema financiero mundial ante la magnitud de la actual crisis económica), tras lo cual Zapatero podría convertirse en uno de los más fieles aliados de Zarkozy; y Francia pasaría así a tutelar la Presidencia española Europea del 2010, en la que debe negociarse la Nueva Agenda Trasatlántica, que redefinirá las relaciones de la UE con EE.UU. y que sustituirá a la actualmente vigente que data de 1995.

En las próximas elecciones Presidenciales y legislativas del 2012, Sarkozy deberá enfrentarse a una Federación de Izquierdas que podría ponerle en aprietos en la primera vuelta, debido a la sensible pérdida de popularidad, fruto de la crisis económica; pero que no logrará evitar su victoria en la segunda vuelta, con la posterior instauración de un poder presidencialista (Década Sarkozy) que, conjugado con la intensificación del ruido mediático de sus intervenciones en política exterior, le convertirá en un referente inevitable de la política europea en el próximo decenio; y a pesar de la evidente falta de empatía con Angela Merkel, podríamos asistir al nacimiento del Eje Franco-Alemán. (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1963); que conjugando los acuerdos preferenciales energéticos con Rusia, con la revitalización de la energía nuclear y el extraordinario desarrollo de las energías renovables, serán el referente político-económico europeo de la próxima década.

Distanciamiento de EE.UU. en su política exterior: Desde De Gaulle, la resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un factor de la política exterior de todos los presidentes franceses, por lo que podríamos asistir al final de la luna de miel con Obama, debido a desacuerdos con la Administración EE.UU. en temas puntuales, aunque la discrepancia fundamental será en las formas, (apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1962).

Así, no es descartable una tardía reafirmación de la soberanía francesa, que se plasmaría en la salida de Francia de las estructuras militares de la NATO, emulando a De Gaulle (1966), quien tras el desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés, volvió a suscribir de nuevo el Pacto Atlántico en 1969.

Oriente Medio: La constitución en Israel de un Gobierno poco proclive a las tesis palestinas, podría provocar que a medio plazo la UE se viera obligada a revisar los acuerdos económicos preferenciales con el Estado de Israel y asimismo, tras la integración plena de Francia en la OTAN en abril de 2009, el gobierno francés se verá obligado a asumir una mayor responsabilidad en misiones internacionales y atender la petición del Presidente de EE.UU., de un incremento sustancial de tropas aliadas en Afganistán, por lo que podría producirse una tardía reafirmación de la soberanía francesa, que se plasmaría en la salida de las tropas francesas de Afganistán antes de las Presidenciales del 2012 (reeditando la Conferencia de Ginebra de 1961 y la posterior salida de tropas francesas y constitución de un Gobierno de Coalición en Laos (1962).

Además, la decisión de Obama de incrementar sustancialmente el número de soldados en Afganistán, augura la escalada de las acciones bélicas a partir del 2011, con el riesgo evidente de una peligrosa vietnamización del conflicto afgano, decisión unilateral de EE.UU., que contará con la enérgica oposición de Sarkozy (reeditando el discurso de De Gaulle en Camboya, que críticó el papel norteamericano en Indochina y Vietnam).

Ratificación de la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin, mediante la firma de acuerdos preferenciales, para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, debido a la dependencia energética francesa (21% de las importaciones de petróleo y 40% de gas proceden de Rusia) y a que el 40% del comercio exterior ruso, se realiza con la UE; y un posible acercamiento político a Rusia, en el supuesto de consumarse el distanciamiento con EE.UU. (viaje de De Gaulle a Moscú,1966), por lo que no sería descartable la instalación por EE.UU. en el Pirineo navarro, de una bases de radares (Gorramendi) para escuchar los susurros del Elíseo, así como una operación de Sarkozy para sustituir el patrón dólar por el oro (reeditando la sutil jugada de ingeniería financiera de De Gaulle de mediados de los 70).

Pragmatismo en las relaciones comerciales con China: Tras los desencuentros con China, a raíz de la cruenta represión en el Tíbet por el régimen de Pekín y los coqueteos mediáticos de Sarkozy con el Dalai Lama, la severidad de la crisis y el aumento del déficit comercial en la zona económica de la UE forzará a París a una política de pragmatismo económico, que quedaría plasmada en el inicio de negociaciones para la firma de un acuerdo Global, para fortalecer unos intercambios comerciales que representan el 18% del total del comercio exterior de la UE, (no hay que olvidar que China es el principal suministrador de productos a la UE, con un montante de 168.200 millones de euros en el 2008), rememorando el pragmatismo visionario de De Gaulle, al reconocer a la China Comunista en 1964.

Las relaciones con Iberoamérica vendrán marcadas por el pragmático económico y los acuerdos bilaterales para la venta de productos militares y el traspaso de tecnología a los países sudamericanos, siendo las nuevas relaciones entre Bolivia y Francia un claro exponente como, ideologías aparentemente antagónicas, se fusionan en aras del interés económico. Dichas relaciones económicas se intensificarán, especialmente con Brasil, al que Sarkozy y EE.UU. ven como un potencial aliado en la escena global y al que podrían apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro permanente, con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial y su asunción del papel de “gendarme de los neoliberales” en Sudamérica.
Sarkozy sería partidario de llegar a rápidos acuerdos para solucionar el endémico problema del embargo a Cuba, pues es conocedor de que, en caso de enquistarse el problema, podríamos asistir a la firma de un tratado de colaboración militar de Cuba con Rusia, que incluiría la instalación de bases militares en territorio cubano, dotadas con misiles Iskander y con aviones estratégicos con armas nucleares (los temibles TU-160 conocidos en Occidente como BlackJack, complementado con la instalación de una megabase naval y logística en Venezuela.

Por último, asistiremos a la creación de una sociedad subsidiada en los territorios del ultramar francés desperdigados por África, Oceanía y América, mediante la ayuda de 580 millones de euros, con el objetivo de asegurar la paz social y poder preparar un nuevo modelo de economía autogestionaria que permita “reflotar a dichos territorios del subdesarrollo y la dependencia de la metrópolis”, fruto de los disturbios acaecidos en la isla de Guadalupe tras la huelga “contra la carestía de la vida” y que se extendió hasta la vecina isla de Martinica.

La solución debería pasar por la sustitución del tradicional colonialismo paternalista francés, por una relación inter pares de la metrópolis con sus antiguas colonias, dando así finiquito al endémico tratamiento por parte de los sucesivos Gobiernos franceses de los territorios de Ultramar como colonias, en lugar de territorios con representación parlamentaria, surgiendo posteriormente un neocolonialismo que, bajo el epígrafe de “garante de los Derechos Humanos” intentará la revitalización de la Francophonie como ente político y económico en el escenario mundial, fruto del atavismo de la Grandeur.

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