Francia y su premio Nóbel de Literatura

La dicha de la vida consiste en tener
siempre algo que hacer,
alguien a quien amar y
alguna cosa que esperar
.
Thomas Chalmers

«Tengo la superstición de que mientras
tienes un manuscrito entre manos
te mantienes con vida,
al menos hasta que lo terminas».

Le Clézio

Le Clézio ha conseguido rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano, para devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial», dijo la Academia. Sin embargo, mientras el presidente francés, Nicolas Sarkozy, saludó el premio como un reconocimiento a la cultura francesa, los críticos de ese país no fueron unánimes en el elogio.

Le Clézio señala:”escribir no es sólo estar sentado en tu mesa contigo mismo, es escuchar el ruido del mundo».

La Academia Sueca señala, que Le Clézio ha conseguido «rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano y devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial”.

‘telecinco.es/informativos/cultura/’ nos recuerda, que nacido en Niza, en 1940, Le Clézio está considerado uno de los mejores y más prolíficos escritores vivos en lengua francesa. En 1963 recibió el Premio Renaudot por su primera novela, ‘Le procès-verbal’, que había sido candidata al Goncourt, considerado como el galardón más importante de la lengua francesa.

Le Clèzio proviene de una familia originaria de Bretaña que emigró a Islas Mauricio en el siglo XVIII. Este doctor en letras por la Universidad de Niza es un escritor prolífico que empezó a escribir a los siete años. Viajero incansable, sus numerosos recorridos han inspirado más de 30 libros. Comprometido con la ecología, sus libros muestran el amor a la naturaleza, especialmente al sol y el mar, así como la alienación humana en las ciudades occidentales.

Sobre él, Raquel San Martín del diario la Nación de Buenos Aires escribe, que la Academia Sueca describió a Le Clézio, de 68 años, como «un autor de nuevos rumbos, de la aventura poética y del éxtasis sensual» y un «explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante».

Escritor trashumante y ecologista, fascinado por la cultura amerindia, Le Clézio representa las ambigüedades del mundo global y la escritura como metáfora del viaje hacia otras vidas.

Cabe señalar que el reside en Estados Unidos– en París, en una escala entre Corea del Sur y Canadá. Enseguida, ofreció una conferencia de prensa en la sede parisina de la editorial Gallimard, en la que -en francés, inglés y español, sereno y bromista- repasó sus viajes por el mundo, recordó su amor por la cultura americana, particularmente por el pasado mexicano, y definió su idea de la literatura. «Escribir es escuchar el ruido del mundo».

La decisión de la Academia Sueca en favor de un europeo, reforzó la polémica originada después de que su secretario perpetuo, Horace Engdahl, dijo que Estados Unidos permanece aislado y «no participa del gran diálogo de la literatura». Ayer, Engdahl bajó el tono: «Le Clézio es un cosmopolita, un nómade. Pertenece a varias culturas y pasó largas etapas de su vida en otros lugares, no en Europa. No se lo puede contar como un típico escritor europeo», afirmó. Sin embargo, Le Clézio es el séptimo europeo distinguido entre los últimos diez premiados. El último ganador francés había sido Claude Simon, en 1985. En 2000 lo ganó Gao Xingjian, chino nacionalizado francés, pero que escribe en mandarín.

La producción literaria del flamante Nóbel comprende novelas, ensayos y libros para niños. Once obras se tradujeron al español, entre ellas La cuarentena, El pez dorado Mondo y otras historias y El africano, además de ‘Etoile Errante’ (2000) o ‘Rèvolutions’ (2003), novela de naturaleza autobiográfica en la que descubre su infancia, la historia de su familia, su constante nomadismo, su nacimiento en Niza, el tiempo pasado en Islas Mauricio, en Inglaterra y su llegada a Nuevo México.

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