ELENA PIÑEIRO – Es sabido que las frutas y hortalizas contienen antioxidantes y que su consumo en una cantidad adecuada se asocia a una disminución del riesgo cardiovascular. Sin embargo, su efecto antitrombótico, (antiagregante plaquetario, anticoagulante y fibrinolítico), es poco conocido. La uva negra, la piña, el kiwi, los ajos y las cebollas son algunos de los alimentos vegetales a los que se atribuyen algunas de estas propiedades.
La investigación sobre la influencia de la alimentación en los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular constituye un gran aporte en el diseño de líneas de prevención en salud pública y en la dietoterapia de apoyo al tratamiento médico de estas enfermedades. En España, las patologías del sistema cardiovascular son responsables de casi 300.000 muertes al año y constituyen la primera causa de muerte y hospitalización.
Más sobre vegetales cardioprotectores
Como bien recuerda a los ciudadanos la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón, «una alimentación adecuada es la clave del éxito en la prevención y abordaje de las enfermedades cardiovasculares». Si no se sigue una alimentación equilibrada, el riesgo de aparición de problemas cardiovasculares a partir de la mediana edad se multiplica y estos suelen conllevar consecuencias más graves. Asimismo, en las personas que ya han padecido un accidente cardiovascular, una dieta adecuada es esencial para mejorar su pronóstico y evitar complicaciones.
En la actualidad, se conocen alimentos dañinos y alimentos beneficiosos para el corazón y, aunque es sabido el papel benefactor que juegan fruta y hortalizas, todavía queda mucho camino por recorrer, en cuanto a investigación se refiere, para descubrir todo su potencial como alimentos cardioprotectores.
El efecto antitrombótico de estos vegetales es uno de los menos explorados. El Programa de Investigación en Factores de Riesgo de Enfermedad Cardiovascular del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunohematología de la universidad chilena de Talca, se ha revisado el efecto antitrombótico de algunas frutas y hortalizas y su potencial efecto protector sobre las enfermedades cardiovasculares.
Entre las frutas destacan la piña y el kiwi como las más completas de las que se han estudiado, debido a que las dos tienen más de un efecto antitrombótico. Entre las hortalizas, el ajo y la cebolla muestran ambas efecto antiagregante plaquetario, anticoagulante y efecto fibrinolítico, tres claves en la prevención de accidentes cerebrovasculares, cardiopatía coronaria, trombosis y embolias, entre otras patologías que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos.
Frutas, verduras y trombosis
La trombosis es un proceso patológico por el que se forma un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo. Las plaquetas, que son células que se encuentran en la sangre y que cumplen un papel fundamental en la coagulación, se agregan construyendo el coágulo, que forma una oclusión que obstruye total o parcialmente el paso de la sangre por el interior del vaso. Esta situación es de extrema gravedad, pues el territorio más allá del trombo deja de recibir irrigación sanguínea produciéndose en un inicio isquemia, (sufrimiento celular por falta de oxígeno en los tejidos), y luego muerte de los tejidos. Por ejemplo, un infarto de miocardio se puede producir tras el impedimento de la llegada de sangre al corazón a causa de un trombo en una arteria principal.
En la última década, diversos centros de investigación acreditados han dado a luz estudios sobre el efecto antitrombótico de algunos alimentos que despejan el camino al desarrollo de políticas alimentarias de prevención, como la campaña internacional de promoción de frutas y hortalizas «Cinco al día», y al desarrollo de tratamientos tanto farmacológicos como dietoterapéuticos.
Aunque aún falta tiempo y esfuerzo para conseguir la evidencia científica, en un primer paso se ha demostrado, tanto en laboratorio como en estudios con personas, que la uva negra, la piña, la fresa y el kiwi, además del ajo, la cebolla, el tomate, la soja y el melón, son alimentos que contienen sustancias capaces de impedir la agregación de las plaquetas, la formación de trombos y que, además, pueden destruir un coágulo.
Por ejemplo, los autores han observado en el laboratorio que 5mg de extracto de kiwi dan lugar a un 11% de inhibición de la agregación de las plaquetas para formar el coágulo; y con un extracto de kiwi de 20mg se llega hasta un 96% de inhibición. También se ha evaluado si el consumo de esta fruta modula la actividad plaquetaria. La prueba la hicieron un grupo de personas con edades comprendidas entre los 20 y los 51 años, que consumieron dos kiwis al día durante 28 días, y se observó que la agregación plaquetaria disminuyó de manera significativa.
Este hecho es tan sólo un antecedente que abre la puerta a más investigación, en la que podría indicarse el consumo de kiwi para prevenir el desarrollo de eventos trombóticos, tal y como apuntan investigadores del Departamento de Nutrición de la Universidad de Oslo. La bromelina es una enzima proteolítica que contiene azufre y que es extraída del tallo y de la fruta de la piña, (Ananas comosus). También en el laboratorio, se ha observado que la bromelina puede inhibir la agregación plaquetaria e incrementar la actividad fibrinolítica, es decir, la destrucción del coágulo sanguíneo una vez formado.
Alimentos anticoagulantes
El ajo y la cebolla han sido utilizados históricamente como alimento con propiedades medicinales para tratar una gran variedad de enfermedades, entre ellas, las cardíacas. Esta sabiduría popular en años posteriores se ha explicado por el efecto antiagregante plaquetario e hipotensor de los miembros de la familia Allium, (cebollas, puerros, ajos y cebolletas). El consumo prolongado de ajo crudo, ajo en polvo, aceite de ajo o extracto de ajo desecado inhibe la agregación plaquetaria en plaquetas humanas, tal y como consta en los más recientes estudios, como los recién publicados sobre el tema en la revista «Pharmacology».
En nuestro país, investigadores de la Sección de Endocrinología y Nutrición Clínica, Unidad de Apoyo a la Investigación del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid han revisado las evidencias sobre el consumo de ajo y la reducción del riesgo cardiovascular. Los autores del estudio concluyen que queda demostrado que la ingesta de este alimento tiene un potente efecto sobre la destrucción de los coágulos sanguíneos y está relacionada con la reducción de la aparición de la trombogénesis.
No obstante, es necesario demostrar la disminución de los eventos cardiovasculares y describir la cantidad de ajo que hay que tomar para obtener sus efectos beneficiosos y para ello son necesarios aún más estudios complementarios.
ESTUDIO ENRICA
– Imagen: Christa Richert –
La investigación a gran escala sobre la relación entre la alimentación y las enfermedades cardiovasculares en miles de personas, es otro de los pasos importantes para dar luz y comprobar la eficacia de la ingesta cotidiana de un tipo de alimentos en lugar de otros. En nuestro país, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, (AESAN), en colaboración con la Consejería de Sanidad de la Generalitat de Cataluña y los laboratorios Sanofi-Aventis, ha iniciado el estudio epidemiológico ENRICA, (Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular), el primero de este tipo en España que analizará, durante 2008 y 2009, los factores de riesgo cardiovascular en cerca de 13.000 personas.
Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/tendencias/2009/04/14/184588.php