Fútbol para no contaminar el planeta

Dicen que el fútbol rompe barreras, crea lazos y funciona, en algunos casos, como un idioma que casi todos comprenden.

Ahora, cuatro alumnos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, comenzaron a trabajar en un proyecto que busca aprovechar otro aspecto de este popular deporte para reducir la contaminación ambiental que producen las lámparas de querosene en el continente africano.

Como parte de un tarea universitaria, estos estudiantes diseñaron una pelota de fútbol -bautizada sOccket- que tiene la capacidad de generar y almacenar energía que puede más tarde utilizarse en artefactos de iluminación de bajo voltaje como las lámparas LED o para recargar teléfonos celulares.

En la mayoría de los países de África, el 95% de la población no tiene acceso a la electricidad. El sistema de iluminación utilizado más comúnmente es de las lámparas de querosene. Estimados recientes indican que la quema de este combustible genera 190 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por año, uno de los principales gases de efecto invernadero.

Su uso constituye además un riesgo para la salud no sólo porque puede ocasionar incendios sino también porque el humo producido durante su quema genera trastornos respiratorios. Según el Banco Mundial, inhalar el humo que desprenden las lámparas de querosene equivale a fumar cerca de dos atados de cigarrillos al día.

Nuevas formas de generar energía

«En África, los niños se la pasan jugando al fútbol durante horas», le dijo a BBC Mundo Jessica Lin, una de los cuatro integrantes del equipo de Harvard. «Si logramos capturar esa energía y utilizarla para cargar dispositivos de baja energía, como por ejemplo las baterías, sería algo muy bueno», añadió Lin.
La pelota, que es un poco más pesada que la normal (ésta pesa 453 gramos aproximadamente y la sOccket cerca de 595 gramos), recoge energía durante el juego. Quince minutos de partido son suficientes como para iluminar una lámpara LED por tres horas.

El primer prototipo diseñado por los estudiantes contiene un mecanismo inductivo parecido al que tienen las luces que se sacuden para cargarse. El movimiento de la pelota empuja un imán a través de un espiral de alambre que tiene en su interior y así se genera una corriente de electricidad.

«Ahora estamos trabajando en una segunda ronda de prototipos buscando distintas maneras de generar energía», comentó Lin.

Recientemente, los estudiantes pusieron a prueba la pelota sOccket en Sudáfrica. «La respuesta fue increíble», dijo Lin. «Lo mejor fue que después de mostrarles la pelota me llamaron a un lado y me mostraron dibujos que habían hecho con otras ideas para la pelota, como por ejemplo una con paneles solares…».

«Me alegró ver cómo el producto les hizo pensar en el aspecto energético y entender el fútbol desde otra perspectiva», señaló la estudiante.

El equipo espera tener el modelo definitivo listo para finales de este año.

Dicen que el fútbol rompe barreras, crea lazos y funciona, en algunos casos, como un idioma que casi todos comprenden.
Ahora, cuatro alumnos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, comenzaron a trabajar en un proyecto que busca aprovechar otro aspecto de este popular deporte para reducir la contaminación ambiental que producen las lámparas de querosene en el continente africano.
Como parte de un tarea universitaria, estos estudiantes diseñaron una pelota de fútbol -bautizada sOccket- que tiene la capacidad de generar y almacenar energía que puede más tarde utilizarse en artefactos de iluminación de bajo voltaje como las lámparas LED o para recargar teléfonos celulares.
En la mayoría de los países de África, el 95% de la población no tiene acceso a la electricidad. El sistema de iluminación utilizado más comúnmente es de las lámparas de querosene. Estimados recientes indican que la quema de este combustible genera 190 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por año, uno de los principales gases de efecto invernadero.
Su uso constituye además un riesgo para la salud no sólo porque puede ocasionar incendios sino también porque el humo producido durante su quema genera trastornos respiratorios. Según el Banco Mundial, inhalar el humo que desprenden las lámparas de querosene equivale a fumar cerca de dos atados de cigarrillos al día.
Nuevas formas de generar energía
«En África, los niños se la pasan jugando al fútbol durante horas», le dijo a BBC Mundo Jessica Lin, una de los cuatro integrantes del equipo de Harvard. «Si logramos capturar esa energía y utilizarla para cargar dispositivos de baja energía, como por ejemplo las baterías, sería algo muy bueno», añadió Lin.
La pelota, que es un poco más pesada que la normal (ésta pesa 453 gramos aproximadamente y la sOccket cerca de 595 gramos), recoge energía durante el juego. Quince minutos de partido son suficientes como para iluminar una lámpara LED por tres horas.
El primer prototipo diseñado por los estudiantes contiene un mecanismo inductivo parecido al que tienen las luces que se sacuden para cargarse. El movimiento de la pelota empuja un imán a través de un espiral de alambre que tiene en su interior y así se genera una corriente de electricidad.
«Ahora estamos trabajando en una segunda ronda de prototipos buscando distintas maneras de generar energía», comentó Lin.
Recientemente, los estudiantes pusieron a prueba la pelota sOccket en Sudáfrica. «La respuesta fue increíble», dijo Lin. «Lo mejor fue que después de mostrarles la pelota me llamaron a un lado y me mostraron dibujos que habían hecho con otras ideas para la pelota, como por ejemplo una con paneles solares…».
«Me alegró ver cómo el producto les hizo pensar en el aspecto energético y entender el fútbol desde otra perspectiva», señaló la estudiante.
El equipo espera tener el modelo definitivo listo para finales de este año.

Fuente: http://verde.latam.msn.com/articulo_bbc.aspx?cp-documentid=23384053