Fútbol y béisbol unidos por una sola emoción

A pesar que el país se encuentra absorto por el manto de la política y por la cosa electoral, el deporte nacional nuevamente nos brinda una jornada llena de alegría, júbilo y de orgullo a todos los venezolanos. Tanto el béisbol, deporte nacional y el fútbol en la categoría Sub-20, nos han dado una demostración de gallardía, de preparación física y, lo más importante, el sentimiento de compromiso que da el vestir la camiseta que representa el deporte nacional ante el mundo.

Se podría afirmar que el mes de febrero de 2009, resultó satisfactorio para la historia deportiva de nuestro país y, según mi opinión, desde dos vertientes: La primera, es que sigue afianzándose la pelota rentada venezolana, como el deporte nacional, ya que el buen juego que realizaron los Campeones del béisbol del Caribe, los Tigres de Aragua, deja de manifiesto una vez más, que la pelota criolla se codea y está a la par, con los grandes del béisbol mundial.

Por supuesto, no ha faltado el debate de quienes consideran que la Serie del Caribe, ha desmejorado su calidad por la poca participación de grandes figuras de la pelota caribeña en este torneo, en comparación a años anteriores; tanto por la proximidad de los entrenamientos de primavera en el béisbol de grandes ligas, como por otros aspectos que no vienen al caso mencionar.

El hecho es que los Tigres de Aragua, después de haber tenido un comienzo flojo en la serie regular de nuestra pelota, se clasificaron a un round robin, donde el favoritismo lo llevaba a cuestas los Leones del Caracas; claro que, en una campaña tan particular como la venezolana, el favoritismo siempre termina siendo -como decimos coloquialmente…: “puro cuento”. La novena aragüeña, no le bastó con disputar su séptima final, (que además de ser muy extenuante, nos brindó pelota de la buena), sino que se vistió de Campeón del Caribe y creo que bien merecido, ya que desde el inicio de la serie, el equipo venezolano demostró su disposición de obtener el campeonato.

La segunda, es que el fútbol nacional ha cambiado definitivamente, dejando atrás el fantasma de equipo débil y de cenicienta que, por muchos años, ha acompañado la historia futbolística venezolana. Si bien, la Vinotinto de mayores ha logrado borrar con grandes actuaciones, las huellas de una larga cadena de sin sabores y derrotas que, de una u otra forma, hicieron sucumbir al balompié nacional en un hueco sin fondo; es el glorioso desempeño de la vinotinto Sub 20, la que ha dado el salto gigantesco que convierte, de una vez por todas al fútbol nacional, en mundialista.

No se pueden dejar de expresar todos los sentimientos que encierra, formar parte de la élite deportiva y más, cuando el nombre de Venezuela figura entre los clasificados al mundial de Egipto, por encima de grandes selecciones como la Argentina… Es como un cuento de hadas. No cabe duda, que este triunfo nos da mucho que analizar de cara al futuro; sin embargo, lo que debemos hacer por ahora, es sentirnos orgullosos y disfrutar este glorioso acontecimiento que ayuda y le da al fútbol nacional, el impulso que necesitaba desde la participación de nuestra selección en los juegos sudamericanos por allá en los años 50.

Hace algún tiempo atrás señalé, en uno de mis artículos, que César Farias debía escribir su propia historia con la Vinotinto para bien del fútbol nacional; pues bien, aunque falta mucho camino que recorrer, se ve que más escribir, está tallando en piedra los grandes triunfos que, de aquí en adelante, la selecciones de fútbol de Venezuela, sea cual sea la categoría, puede conseguir, claro siempre y cuando se mantenga el trabajo, la constancia y la dedicación de todos los involucrados; federación, jugadores, entrenadores y fanáticos, ya que en definitiva, lo que queda demostrado es, que el fútbol es de todos por igual.

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