Gerencia estratégica: Una nueva tendencia que todos creen dominar

Encontrar hoy en día una empresa que adopte o esté en la búsqueda de aplicar términos como Misión, Visión, Objetivos, Estrategias, Valores, entre otros. Es fácil y sencillo en estos tiempos, donde todos parecen saber de Gerencia Estratégica, desde el obrero al más alto ejecutivo, desde el estudiante hasta el profesional, desde el comerciante independiente a la más sólida trasnacional, todos conversan de esto; pero muy pocos poseen los conocimientos necesarios para desarrollar excelentemente esta materia tan importante para las organizaciones del hoy y del mañana.

¿El por qué hablan de esto?… Quizás porque es una tendencia. Lo nuevo, lo de moda, lo competitivo o lo que dicta la nueva presencia corporativa; quizás por que ayuda a centrar o focalizar a la empresa en lo que verdaderamente le importa: “Su Producto o Servicio” o, quizás, por que se dice, que todos estos términos unidos y en sinergia, le permiten al personal, identificarse con su patrono sin importar el tamaño que posea la estructura física en donde se desenvuelven (PYME o gran empresa), el sueldo que obtengan, los horarios que trabajen, los beneficios colectivos, los bonos alimentarios por decreto, los cursos que se les dicten, la experiencia que ganen por el tiempo que le dedican a efectuar un buen trabajo y hasta el trato que se le brinde.

En mi caso, no veo esto como nuevo y, mucho menos, como la moda, ya que desde que el hombre comenzó a buscar medios, que incorporaran a su vida cotidiana CALIDAD, se vio obligado a implementar la gerencia estratégica. ¿El por qué? Es muy sencillo. En cada fase de nuestra vida, en cada acción que realizamos y hasta en cada palabra que decimos, está inmiscuido, tanto un objetivo directo como una misión trazada en nuestro consciente y subconsciente, que nos dictamina, voluntaria o involuntariamente, tareas que efectuar, las cuales, consecuentemente en el tiempo, nos llevarán a una visión pronosticada o no, con beneficios tangibles o intangibles, en un caso optimista; al igual que con resultados desfavorables o perjudiciales, en un ambiente pesimista, teniendo como únicos evaluadores, nuestra conciencia y nuestros sueños versus lo logrado.

La verdad es que, desde este punto de vista y hasta los momentos, todo aparentemente resulta fácil, quizás todos sabemos de esto y es más, quizás, por lo comentado, todos somos grandes expertos en la materia. Por ende, todos tenemos derecho a opinar, dentro o fuera de la empresa. No obstante, se nos ha pasado algo muy importante por debajo de la mesa. Se tratará mediante un ejemplo: Cuando le decimos a un ser querido, bien sea mamá, papá, abuelos, etc., que lo amamos, nuestro subconsciente nos está dictando las palabras a decir, sencillamente, porque lo relacionamos por costumbre a un ser, con el que compartimos algo en común (afinidad, consanguinidad o adopción. O, sencillamente, nuestro consciente nos dicta que debemos decírselo a las personas con las cuales compartimos ideas, actitudes -entre otros temas- semejantes o iguales a aquellos valores que poseemos.

Ahora bien, en algún momento se han percatado cuál fue realmente el objetivo de decir esto, habrá sido por lastima, por temor, por sentir, por agradar, por preservar una relación, por sarcasmo, por deseo, por el qué dirán los demás, o por que…

Es aquí en donde llega lo importante y lo que realmente nos diferencia, en gran escala, de los gerentes estratégicos: ¿Cuántos han visto o pronosticado una reacción de lo dicho, en un futuro inmediato, y le han otorgado el verdadero significado (objetivo real) a la frase, determinando un tiempo estimado para las consecuencias?, ¿Cuántos han visto los pro y los contra de haberlo dicho o el por qué debo decirlo?, ¿Se han imaginado los diferentes escenarios que aplicarían para cada uno de los argumentos, que les dicté en el párrafo anterior? Estoy seguro que no. Muy pocos han evaluado todo esto objetivamente y en cada uno de los escenarios. Son seguros muy pocos los que han implementado una matriz FODA (Fortaleza, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) para un escenario tan simple. Son menos, los que se han establecido un objetivo general y un compendio de objetivos específicos retadores para cada caso, y con una fecha establecida para el cumplimiento de cada uno de los planteados. Son escasos los que llegan a plantearse estrategias adecuadas a cada tópico desglosado y, quizás, ninguno llega a los resultados esperados para un beneficio común, en donde la filosofía ganar-ganar esté presente equitativamente.

No, definitivamente no. Todos desarrollamos estas herramientas; mucho menos las planificamos, las organizamos, las dirigimos y las controlamos debidamente. Tampoco todos desarrollamos el instinto perfecto y, mucho menos, todos contamos con la suerte y azar a favor (algo difícil de obtener, ya que es más grande la probabilidad de fallar, que la de ser exitoso. Tampoco todos conocemos las herramientas necesarias para aplicar una metodología de esta envergadura y, mucho menos, contamos con la información (histórica, cuantitativa, cualitativa, etc.) precisa para tomar decisiones y conclusiones por referencia. No conocemos mucho de estadística para saber cuál es el tamaño de la muestra precisa y significativa (confiable), para dejarnos llevar por el qué dirán y, si seguimos oteando y adentrándonos en el tema, nos daremos cuenta que, ser gerente estratégico no es sólo para una empresa, ni para una organización, ni para un tema importante destacado, o para el temas más simples y comunes; tampoco es sólo para una decisión, o algo fácil de ser o de llegar a ser.

Ser gerente estratégico es un plan para una vida, para una familia, para una sociedad y para un universo global, en el que todos nacemos, crecemos, nos desarrollamos y nos relacionamos, hasta que llegue la muerte. Es un plan que nos indica que, mientras mejores sean nuestras decisiones, simples, cotidianas y mejores resultados planificados dicten las mismas, mejor irá siendo nuestro cuerpo, alma y corazón. Nuestro intelecto alcanzará niveles sin fronteras, los problemas complejos dejarán de existir, ya que nuestra intuición nos guiará a las respuestas acertadas, y la sociedad nos respaldará, por que tendremos personas alrededor que confiarán en nosotros, confiando no sólo por lo que somos, nos hemos ganados o tenemos, sino, más bien, por que estas personas son capaces también de pronosticar escenarios similares, y tomar previsiones de todos los aspectos, teniendo como único punto débil, el ser reactivos y efectivos ante situaciones extremas en donde, mediante un estudio efectuado con anterioridad, ya se cuenta con situaciones alternas o herramientas aptas, para una solución factible que preserve nuestro buen funcionamiento como individuo, como familia, como trabajadores, como organización y como miembros de una sociedad..

Ya para concluir, ser gerente estratégico implica pronosticar una felicidad para todos, en vez de pronosticar un beneficio de un ente en particular, o sólo “propio” (teniendo que tomar alguna persona la responsabilidad del sacrificio), mediante el estudio de todas y cada una de las variables, que intervienen en el ambiente a ser evaluado, aplicando con diversas herramientas, los análisis de los escenarios probables y existentes para, mediante el uso de una metodología, poder proyectar paso a paso, lo que debe ser el caso en estudio, y así alcanzar el éxito esperado, demostrando rotundamente que lo que es obvio, realmente nunca es tan obvio…