¿Gerenciar o gestionar?

En el mundo organizacional existe discusión acerca de muchos vocablos que se emplean en el dialecto que le es propio, siendo ésta una de las variables que hacen difícil al arte de enseñar cómo gestionar, pues si no hay unanimidad respecto del significado de las voces… existe el riesgo de caer en errores de toda índole y es la razón que justifica que el equipo humano productor de este espacio, haya considerado necesario hacer algunas aclaratorias al respecto.

Lo primero que conviene admitir es que hay mucha disparidad en relación a la significación de «gerencia», «gestión», «gerente» y «gestor». Sin pretender caer en el contexto de lo etimológico de esos significantes, abrimos argumentando que quien ocupa una posición de lideranza invierte más del 75% comunicándose y de aquí que el dominio que tenga sobre todos los elementos de la comunicación verbal sea un elemento decisivo para alcanzar el éxito en el mundo de los negocios y en la vida cotidiana.

¿Cómo puede ser catalogado quien ocupa un cargo gerencial y usa mal el dialecto propio de los gerentes? Esto es muy fácil de responder: será catalogado igual que un médico que diga «tuyuyo» en vez de «tumoración», y este profesional será visto tal como un docente que diga «no seas obtuso» al dirigirse a un alumno que está cerrado a lo que se le imparte, pues «obtuso» es sinónimo de «amplio» (los ángulos geométricos se clasifican en tres: «cerrado» (o «agudo») si su apertura es menor a 90°; «recto», cuando su amplitud es de 90°; y «obtuso», cuando ésta es mayor a 90°: es decir: ¡abierto!).

El mal uso de los significantes es algo en lo que cae el común de la gente con suma frecuencia: un buen ejemplo es decir «balurdo» (una voz inexistente en el castellano) cuando se ha de expresar «palurdo» (un dicho que -entre otros- significa: tosco o ignorante). Otro ejemplo: al querer expresar «avalancha» o «alud» suele escucharse decir «vaguada» (una locución de la geomorfología que significa «el punto más bajo de un valle») un término que alguien usó alguna vez luego de escuchar «bad weather» (en inglés: mal tiempo climatológico) y… ¡quiso lucirse!: lo pronunció mal y empezó una «moda» (lo que más se repite): la gente empezó a decirlo también sin siquiera detenerse a indagar el significado de lo pronunciado. Que el vulgo hable mal no tiene el mismo valor que cuando lo hace un tecnócrata.

Si se comparte lo anterior, resulta sencillo entender que enseñar el arte de cómo gestionar es una tarea difícil, máxime cuando hay mentes rígidas que no son resilientes; es decir: aquéllas en las que las creencias están atornilladas a lo aprendido alguna vez y no dan cabida a la flexibilidad que permite cambiar para avanzar y mejorar. Observemos, el vocablo gerencia tiene su principal significado como «el conjunto de personas de alta calificación que se encarga de dirigir y gestionar los asuntos de una organización» (siendo ésta la razón del nombre de este espacio semanal: «Gerencia en Acción»); pero también tiene -entre otras- la siguiente acepción: «la oficina del gerente» (el sitio desde donde se concibe, se planifica, se encamina, se monitorea, se evalúa, se controla y se dirige cibernéticamente la gestión; expresado de otro modo: donde se gestiona), siendo de provecho recordar que «gestión» (del latín: gestio) es una voz que hace referencia a la acción y al efecto de gestionar (realizar lo conducente al logro: concibiéndolo, ordenando, disponiendo, organizando, implementando, monitoreando, evaluando, corrigiendo: re-enrumbando) y por esto -al referirse al lapso de regencia de alguien en un cargo- se dice acerca de «la gestión del gobernador fulano de tal» y no de «la gerencia del…», puesto que el verbo «gerenciar» no existe en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y por ello es una expresión -a todas luces- inválida.

Lo precedente permite asentar que tampoco tiene validez expresar «la formación en gerencia», sino «la formación en cómo gestionar» (que significa: «la formación en cómo ejecutar la gestión»), pues es impropio -además de: «inelegante»- usar una voz para expresar algo que es representado muy bien por otro sintagma gramatical.

Luego de estas explicativas, aún quedan dos palabras por aclarar y son; «gerente» y «gestor». «Gerente» es la persona que tiene la responsabilidad de guiar a los integrantes de una organización (debiendo concebir la estrategia, planificarla, implementar, monitorear, evaluar y controlar las acciones de todos) buscando lograr que se cumpla con la misión en aras de alcanzar la(s) meta(s) y el objetivo; mientras que «gestor» es quien se encarga de tramitar algo particular, participando en la activación de todo lo necesario para lograrlo; p. ej.: el gestor administrativo que participa en la administración y diligencia lo debido ante las oficinas correspondientes.

Entonces, quien ocupa una posición de lideranza (como es el caso de todo gerente) ha de tener sumo cuidado de utilizar apropiadamente cada palabra, pues de ello dependerá lo que comprenderán los demás y esto determina -en mucho: ¡muchísimo!- el éxito buscado: si se dice lo que no es… ¿qué puede esperarse que acontezca? Es decir, debe haber coherencia total entre lo que se piensa, lo que se expresa y lo que se hace: esto denota la estructura conceptual y pragmática correcta en cuanto al crecimiento personal y pone de manifiesto los procesos de aprendizaje que se han seguido para alcanzar el conocimiento que se ha buscado alcanzar para ser exitoso al frente de las responsabilidades de toda gestión.

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