Gotas de Conocimiento: El Éxito es un Camino, no un Destino (II/II)

Si te quedara una sola hora de vida y
pudieras hacer una sola llamada…
¿A quien llamarías? ¿Qué le dirías?
¿y qué estás esperando?

– Stephen Levine –

Compilación y desarrollo: Andrew Sevick y Rogelio Carrillo Penso – Seven Habits Magazine – El Éxito es Un Camino, no un Destino ¿qué motiva al surfista a competir? El mayor problema cuando crecemos con hábitos de Ganar/Perder es que cuando uno pone el énfasis en ganar, le está dando mucha mayor importancia al perder. Esto es algo sumamente costoso para muchos de nosotros. El cambio de paradigmas más importante que he experimentado tuvo que ver con ganar y competir. Este ¡Ajá! llegó como un regalo de uno de los mayores ganadores de todos los tiempos, el Coach de Basket de la Universidad de U.C.L.A., John Wooden.

Todavía recuerdo cuando siendo aún un niño, jugando baseball en las pequeñas ligas, en los momentos cruciales de un juego, me descubría rezando para que el bateador bateara para cualquier lugar…menos para donde yo estaba. Todavía puedo sentir como me paralizaba el temor de dejar caer la pelota mientras entraba la carrera ganadora. Creo que no existe nada tan humillante para un niño de 10 años, como ser el culpable de perder el juego frente a amigos y familiares. Siempre me pareció que conocí el término “atragantarse” a una edad demasiado temprana.

Más adelante en la vida, me encontré batallando constantemente contra los mismos sentimientos antes de un examen, un discurso, o una presentación de ventas. Mientras más oía que el temor al fracaso era un motivador.

Los 6 Monstruos del Miedo, más me parecía que lo que en realidad ese temor lograba era aumentar mis limitaciones. Desde el globito que hubiera podido atrapar fácilmente, hasta la presentación de ventas que hubiera podido manejar mejor, la mayor frustración radicaba en que lo que me impedía lograr aquellas cosas que estaba en capacidad de realizar …y justamente cuando era más importante lograrlas… era el miedo. Lo que más me entristecía era que perdía el sentido de la alegría. En aquellos momentos que pudieron ser los instantes estelares de mi vida, me encontraba demasiado preocupado por lograr los resultados como para disfrutar de la experiencia. El temor al fracaso fue como un ladrón: No sólo me robó el éxito, sino que también me quitó la diversión.

Mi primera toma de conciencia de lo que pudiera ser un nuevo enfoque hacia el competir, vino cuando leí un libro sobre el tenis. El ese libro, el autor hablaba acerca de su búsqueda del verdadero significado de competir, pero el ejemplo que usó fue el de surfear.

¿Que motiva al surfista a competir? No hay un oponente, no hay tablero de anotaciones para llevar el escore, no hay juego que ganar. ¿Por qué espera en el mar hasta encontrar la ola más grande que puede manejar? El autor concluye que es en ese momento cuando el surfista necesita usar toda su técnica, toda su habilidad, todo su coraje y concentración. Para un surfista, llegar a la meta…la playa, es mucho menos importante que el proceso de vencer los obstáculos que encuentra para llegar a ella. El surfista ama este deporte porque le proporciona una manera excitante para descubrir y exaltar su verdadero potencial. Hace unos pocos años, en los mismos días que me encontraba leyendo Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, de Stephen R. Covey, pude ver una entrevista grabada de John Wooden. Esta entrevista tuvo un gran impacto sobre mí. No hay duda ninguna que Wooden ha sido el Coach más ganador de todos los tiempos. Su récord de diez campeonatos nacionales en doce años incluyendo siete consecutivos, y cuatro campañas sin perder ni un partido jamás ha podido ser igualado; no solamente en el Basketball universitario sino en ningún otro deporte, aficionado o profesional. El que yo conociera esta experiencia solo magnificó el impacto de oír a Wooden decir que ¡Nunca les habló a sus jugadores acerca de ganar! Inclusive comentó, que nunca hubo ni excesivo júbilo ni demasiado desaliento producto del resultado del juego.

“El Camino es mejor que la posada”.
Miguel de Cervantes Saavedra
en Don Quijote de la Mancha.

“Por qué nos hundimos ante la adversidad” decía, “Si es precisamente gracias a la adversidad que nos superamos.” Wooden creía que “la victoria viene cuando uno hace el mejor uso de sus talentos, no de los números en la cartelera de anotaciones.” Si no hubiera sido por la forma seria y digna como el Coach Wooden hablaba, pudiera haber pensado que se estaba burlando. Para mi, aquello era como oír a Rockefeller decir que nunca habló de dinero. Pero mientras continuaba oyendo, también lo oí explicando que uno debe ser competitivo y amar el reto. Grandeza competitiva, en efecto, era uno de los bloques en que se basaba la “Pirámide del Éxito” Tip de Conocimiento # 28 que enseñaba a sus jugadores. En aquella oportunidad me sorprendió. Era como si dijera que competir era importante pero ganar no. Parecía una gran contradicción. Durante toda mi vida, competir y ganar habían estado íntimamente enlazados en mi mente. Durante varios días oí la cinta una y otra vez. Finalmente comencé a entender que aquel era un Paradigma totalmente diferente. Era un enfoque totalmente nuevo acerca de competir. El verdadero competidor persigue la competencia no solo como una forma de lograr una victoria o recompensa externa, sino por el gozo profundo y la satisfacción interior de descubrir y tomar conciencia del infinito potencial que posee. “Ganar viene de adentro”, o como Wooden decía citando a Cervantes: “El camino es mejor que la posada”.

Con este nuevo Paradigma, algo más pasa. Como ganar no siempre está determinado por quien lleva el escore externamente, tampoco lo está perder. Por cuando ya no estamos obligados a ver los momentos cruciales de una competencia como si nuestro propio futuro estuviera comprometido, ¡no hay temor al fracaso! Sin este temor, no sólo podemos competir a nuestro más alto nivel, sino también disfrutar al máximo los momentos importantes.

¿Idealista? ¿Poco práctico? veámoslo en el contexto de la vida real. Imagínese que Ud. está en la final de un partido de tenis. Estamos en Match Point. Su oponente tiene el servicio y el ganador de este punto gana el torneo. Ud. se encuentra en la cancha central con mucha gente en las gradas, incluyendo amigos, familiares, sus abuelos y su esposa o esposo. También vemos el trofeo listo, esperando al ganador…al ganador de este preciso punto.

Ahora vea la imagen de Ud. mismo allí parado, esperando el servicio de su oponente. ¿Qué es lo que está pasando por su mente? Si Ud. es honesto, será algo como esto: Sus rodillas están temblando un poco, y siente la presión de los ojos de todo el mundo convergiendo sobre Ud. Sabe que quiere ganar y que luchó duramente para llegar a esta final, pero de alguna forma comienza a pensar: “No pierdas, no sucumbas a la presión.” En especial, Ud. no quiere quedar mal ante sus amigos y compañeros. Siente sus músculos tensarse mientras oye a los espectadores pedir silencio. Las palmas de sus manos comienzan a sudar así que afloja un poco la raqueta. Desplaza su peso de un pie al otro y para este momento quizás lo que verdaderamente desea es que todo ya haya terminado. En realidad, y si Ud. es realmente honesto, lo que Ud. verdaderamente desea es que su oponente cometa doble falta o que la pelota vaya a pegar contra la red regalándole a usted el partido.

Nuestro éxito como padres
depende del camino que
recorremos con nuestros hijos.

Rogelio Carrillo Penso

Ahora, borre estas imágenes de su mente y visualice exactamente la misma situación, pero bajo un Paradigma diferente. Ud. se está diciendo a sí mismo: “Para esto es que entré en este torneo, para tener una oportunidad como esta.” De hecho, esa es la razón por la cual Ud. juega, para probar cómo responde a retos como el que enfrenta. Ud. sabe que ha pasado por un exigente período de aprendizaje que lo está convirtiendo en mejor jugador. Hasta puede ver a su oponente como un amigo, como un colega. Sin él o ella, este instante no sería posible, y por ello lo ve como un Ganar/Ganar. Ahora no quiere que su servicio se quede en la Net, de la misma forma que un surfista no quiere llegar a la playa y ver un manso mar desde la orilla. Ud. está totalmente absorbido por ese momento, disfrutando del drama, y al igual que un surfista esperando la gran ola, Ud. quiere que su oponente pegue su mejor primer servicio. “¡Vamos!” dice Ud. Ahora hágase Ud. mismo dos preguntas: ¿Con cual paradigma tiene Ud. una mejor oportunidad de devolver el servicio con un golpe ganador? ¿Bajo qué Paradigma puede Ud. disfrutar mejor de su juego?

Honestamente pienso que todos hemos sido confundidos y desviados del verdadero significado de ganar y competir, y ello ha tenido una influencia determinante en el logro de nuestras metas personales y profesionales. Desde el comentario final inoportuno, hasta una presentación fallida, puedo pensar en innumerables ejemplos donde el éxito no estuvo presente, pero quizás el mejor sea este: En las Pequeñas Ligas, yo no perdí la bola para perder el partido porque carecía del deseo de ganar. La realidad es que mi deseo de ganar era demasiado. Lo que sí no tenía era el amor por competir, por sentirme totalmente absorbido por la acción, el evento, la lucha. Cuando tomamos conciencia de eso, comenzamos verdaderamente a ver el éxito como un viaje en lugar de como un destino. Una de las grandes ironías de la vida es que cuando esto pasa, no solo encontramos más alegría, placer y significado en todo lo que hacemos, sino que también logramos los resultados que deseamos.

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