Guayana: Del control obrero a obreros controlados

En estos 16 años de gestión, el Gobierno Nacional  ha tomado a Guayana como escenario de toda suerte de piruetas e improvisaciones, que han llevado a la ruina a las Empresas Básicas. La última ocurrencia presidencial fue manifestada el pasado 16-04 al indicar: "quiero aprobar la propuesta de los trabajadores y pedirles a ustedes, a los compañeros, a los presidentes de las Empresas, que en 30 días me tengan lista la Ley Habilitante para la Gestión Socialista de las Empresas Básicas de Guayana, con el concepto del Control Obrero como elemento vital". Cuyo trasfondo no es otro que maniatar definitivamente la protesta laboral guayanesa, expresada en su  magnitud en la huelga de SIDOR de agosto 2014.

Desde el 2003 se promocionaron las cooperativas como modelo de tercerización de la mano de obra en todo este eje industrial, siendo origen de protestas laborales; para luego promover, hasta el cansancio, la "cogestión revolucionaria" en Alcasa, experimento que culminó en rotundo fracaso, el despido de su presidente y  la profundización de la crisis financiera del sector aluminio.

Luego de la estatización de SIDOR en 2008, desarrolló el plan de Guayana Socialista 2009- 2013, propuesta que no tuvo destino alguno, sino la quiebra de la siderurgia venezolana, a tal punto que para 2014 a duras penas, alcanzó la producción de un millón de toneladas de acero, un 20% de lo que producía para el momento de la expropiación. Con la particularidad que, al consorcio argentino Techint, se le cumplió el pago de 3.000 millones de dólares y a los accionistas "B"; además de no cobrar dividendos tampoco, se les pagaron sus acciones. Las  empresas del aluminio no han corrido con mejor suerte: Las  únicas quebradas a nivel mundial se ubican en Venezuela.

Este cuadro crítico determinó, que el otrora emporio industrial guayanés, contabilizara  durante una década, cientos de paros por reclamos laborales de todo tenor, convirtiéndose a nivel nacional en la región de mayor conflictividad laboral y de inestabilidad sindical y gremial. El sicariato en la Construcción ha llevado a la tumba a decenas de sindicalistas, en medio de la impunidad total; igualmente trabajadores y sindicalistas siderúrgicos son llevados a tribunales bajo régimen de presentación, siendo el caso más resaltante el de Rubén González, sindicalista de Ferrominera preso por dirigir un paro en la "empresa socialista", hoy libre gracias a la movilización obrera de todo el país.

Ante esta tragedia económica y laboral, el Ejecutivo Nacional recurrió  a un nuevo acto circense en 2010: "el control obrero", con el cual se "permitirá la efectiva consolidación del empoderamiento de los medios de producción por parte de la clase obrera". Experiencia que culminó en el gang de la cabilla, acusada públicamente por manejos dolosos en la comercialización para la industria de la construcción.

Ahora en 2015, se retoma la aviesa intención de promover una Ley para la Gestión Socialista bajo el modelo del control obrero, cuyo objetivo es controlar nacionalmente a los trabajadores y sustituir sus organizaciones sindicales.

(*) Movimiento Laborista

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