Guillén, un peloterazo

Es una verdadera lástima cuando un atleta puede dar mucho más y tiene que, debido a recurrente lesiones, tomar el camino del retiro. Esa es la decisión que luego de 14 años en las mayores ha tomado el jugador venezolano Carlos Guillén.

Hablar sobre sus condiciones como pelotero es fácil: se destacó por ser un bateador de todo calibre, lo mismo conectaba una línea por detrás del corredor en una jugada de “hit and run”, como descargaba laberínticos cuadrangulares o tocaba sorpresivamente la bola para desestabilizar al equipo contrario en una muestra de manejo artístico del barquillo. Ha sido tan proverbial su capacidad para batear para promedio y para largo alcance que en la 2006 se convirtió en el segundo criollo en batear la escalera en la gran carpa, emulando al gran César Tovar.

La versatilidad comprobada de Guillén no se limitó al aspecto ofensivo sino que rindió a mares en cuanto a fildeo se refiere: su posición primigenia en las grandes ligas fue el SS donde jugó 856 de los 1248 en los que participó, pero se ha desempeñado bien en las otras posiciones del cuadro y en los jardines, lo que lo convirtió en un solvente utiliy de bate temible.

Una muestra inequívoca de la capacidad de contacto de Carlos Guillén se evidencia en el hecho de que en 2004 y 2006 estuvo entre los diez mejores promedios de la Americana (sexto y noveno lugar, respectivamente), a la par que en tres campañas se ubicó entre los seis mejores de la liga en triples.

Un aspecto importante en Guillén se refiere a su carisma y liderazgo. Su personalidad magnética le ha granjeado elogios del que fue su manager en Detroit, quien afirmó en varias oportunidades que le ve mucho futuro como timonel: “Todo el tiempo le digo que le estoy preparando para que sea manager…posee los atributos necesarios. Creo que en algún momento en su carrera podrá asumir un desafío como ese”.

En lo personal, recordaré a Carlos Guillén como aquel peloterazo que ayudó a los Leones del Caracas a conquistar su título 17 de la Liga venezolana. En esa oportunidad fue tan decisiva su accionar como refuerzo, que se ganó el premio al más valioso de la final, título que en verdad engloba y define a este jugador, el siempre útil Carlos Guillén.

Extrañaremos su swing, considerado por mucho como perfecto; aunque uno sospecha que lo más importante era esa actitud de contribuir para su equipo a todo trance y en cualquier circunstancia.

¡Un hasta luego, Carlos!

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