¿Hacia una Geopolítica Inter Pares? (Parte 2 de 2)

EGIPTO-JORDANIA
La posible resolución del contencioso nuclear con Irán, plantea el problema de la pertinencia de las opciones estratégicas del grupo de los Estados árabes situados en la órbita estadounidense. Así, Egipto habría renunciado a la opción nuclear y entregado el control del espacio estratégico de Oriente Próximo a la aviación israelí, a cambio de una ayuda anual de mil millones de dólares. En desequilibrio frente a la opinión pública, se ha autorizado a Egipto y Jordania para que, a finales de año, emprendan la producción nuclear para uso civil bajo control estadounidense, con lo que han acumulado un retraso tecnológico de cincuenta años, con respecto a su vecino israelí, que se vería compensado con el incremento de la ayuda económica de EE.UU. hasta alcanzar los 2.000 millones de US$ anuales.

Sin embargo, la carestía de productos agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, arroz, sorgo y mijo) y el incremento bestial de dichos productos en los mercados mundiales, que tuvo su punta de iceberg en el 2007 e irá presumiblemente “in crescendo” a lo largo de la próxima década, hasta desembocar en una crisis alimentaria mundial que afectaría especialmente a Egipto en forma de desorbitante carestía y escasez de alimentos básicos, que en el caso egipcio, vendría agravado por su desarrollo económico suicida, al favorecer crecimientos desmesurados de macrourbes y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola.

Ello podría provocar violentos estallidos sociales y un posible golpe de estado (rememorando a Nasser (1956) y posterior estrechamiento de relaciones ruso-egipcias que convertirían a Egipto en el portaaviones continental de Rusia y aunado con la extensión de su área de influencia al resto de países árabes que circundan a Israel (Siria, Líbano, Palestina y Jordania), gestaría la semilla de un nuevo movimiento panislamista.

Por todo ello, no sería descartable la reedición en la próxima década de la Guerra de los Siete Días y caso de consumarse el enfrentamiento bélico y una nueva victoria militar israelí, asistiríamos a la anexión de la Franja de Gaza, del Sur del Líbano y del Sinaí, quedando Israel parapetado en un escudo protector completado, con la culminación del Muro de Cisjordania (que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este) y el control de los Altos del Golán, contando Israel con EE.UU. y su fuerza nuclear disuasoria como únicos aliados, y quedando el pueblo palestino condenado a la Diáspora y al ostracismo político internacional.

PAKISTÁN-AFGANISTÁN:

Tensas relaciones EE.UU.-Karzai: Convendría recordar que, cuando irrumpieron en el tablero afgano los talibán, (milicia ultraintegrista procedente de las madrazas deobandis del norte de Pakistán), Karzai dispuso lo necesario para facilitarles el control de las ciudades en las regiones de influencia popalzai, ya que pese a su fanatismo religioso, los consideraba como una milicia de hombres virtuosos que buscaban pacificar un país sumido en los desmanes de los numerosos señores de la guerra, por lo que la CIA habría iniciado la búsqueda de un sustituto a Karzai, al no gozar ya de su confianza.
Así, mediante una operación de propaganda orquestada por la CIA, sería acusado del inicio de conversaciones secretas, que tendrían como mediador a su hermano Ahmed Wali para la gestación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes (con el objetivo de conseguir en unas elecciones anticipadas la legitimación democrática en las urnas en el horizonte del 2011 y proceder a la creación de la República Islámica de Afganistán), lo que exigiría la retirada de las tropas de EE.UU. y la consecuente pérdida de presencia en un país considerado por el alto mando de EE.UU. «como pieza geoestratégica vital» en el rompecabezas del Oriente Medio.

Por todo ello, no sería descartable la creación de un ambiente propicio al golpe de Estado y posterior derrocamiento de Karzai, reviviendo uno de los aspectos más oscuros de la política exterior de Kennedy (el derrocamiento y asesinato del presidente survietnamita Diem (1963)y el posterior incremento de su apoyo militar a Vietnam, acelerando la escalada que llevaría a los Estados Unidos a un callejón sin salida (Estados Unidos y la OTAN tienen más de 121 mil efectivos en Afganistán, cifra que se elevará a 150 mil en agosto en el marco de una estrategia para contrarrestar la ofensiva de los talibanes).

Pénultimo Golpe de Estado en Pakistán: A pesar de los intermitentes períodos democráticos, Pakistán posee una larga historia de dictaduras militares, siendo el general Musharraf el penúltimo representante (1999-2008), de esta endémica casta militar paquistaní, siempre supeditada a los dictados de la Administración EE.UU., siendo sustituido en las Elecciones Presidenciales del 2008 por Zardari, viudo de Benazir Bhuto.

Sin embargo, las acusaciones de corrupción, chantaje e inducción al asesinato por lo que cumplió condena, le invalida para la campaña de la Administración EE.UU. de recuperación de la credibilidad democrática en países como Paquistán y Afganistán; lo que unido a las acusaciones de tibieza en la lucha contra Al Qaeda para lograr desbaratar «las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales” y el escaso entusiasmo de Zardari por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad”, hacen predecir un incierto futuro para él, no siendo descartable un golpe de Estado auspiciado por la CIA y es previsible el Incremento de la tensión en Cachemira, pues el incremento del conflicto militar en Afganistán por parte de EE.UU., tendrá repercusiones en la vecina Cachemira; y tras la repetición de cruentos atentados terroristas como el de Bombay, la tensión entre India y Paquistán podría incrementarse y dar lugar a un nuevo enfrentamiento armado en Cachemira (con el riesgo añadido de la posible utilización de misiles con carga nuclear).

Aplicación de la «doble vía» kennedyana en su relación con los países de Iberoamérica: EE.UU. se verá obligado a prestar una atención especial al tradicionalmente considerado su «patio trasero» para intentar frenar la expansión de la influencia rusa en Latinoamérica, tras la firma por parte de Raúl Castro y Mendeiev, del Pacto por la Amistad y Cooperación con Cuba, aprovechando la miopía política de una Administración Bush obsesionada con el Eje del Mal, reviviendo el pacto secreto firmado por Raúl Castro y Jruschov (Moscú, 1960).

En caso de no llegarse a rápidos acuerdos sobre el levantamiento del embargo a Cuba, podríamos asistir a la firma de un tratado de colaboración militar de Cuba con Rusia, que incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de bases dotadas con misiles Iskander y con aviones estratégicos con armas nucleares (los temibles TU-160 conocidos en Occidente como BlackJack), complementado con la instalación de una megabase naval y logística en Venezuela y por su parte, EE.UU. procedería a la gestación de la Alianza Panamericana, (rememorando la Alianza para el Progreso (Puerto Rico,1961), liderada por México, Brasil y Argentina y que conjugaría la ayuda económica y la firma de acuerdos preferenciales con los países ideológicamente afines con los intentos de desestabilización de los Gobiernos de corte populista-progresista (Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Venezuela).

Además, la agudización de la crisis económica, dará lugar a frecuentes estallidos de conflictividad social y a la expansión de ideologías izquierdistas en todo Latinoamérica, por lo que EE.UU. podría estrechar lazos comerciales y militares con el presidente dominicano, Leonel Fernández Reyna ante el peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios cubanos, (reviviendo el apoyo de Kennedy a Balaguer en 1962 ante el temor de la irrupción de un brote castrista en la República Dominicana) y asimismo, es probable una clara regresión de las libertades democráticas y un posible regreso a escenarios ya superados de guerrillas revolucionarias (Perú, Nicaragua, Colombia y Bolivia) y en Panamá, no sería descartable una reafirmación del sentimiento soberanista panameño sobre el Canal, por lo que podríamos asistir a la reedición de la Crisis de Panamá de 1964, con el envío de tropas estadounidenses que asegurarían el control del Canal, recuperando de paso la soberanía del mismo, traspasada a Panamá en 1979.

En África, asistiremos a la aparición de un movimiento panislamista que abarcará todos los países árabes de la fachada mediterránea y Cuerno de África y que utilizará el arma del petróleo y gas natural, para estrangular las economías occidentales y financiar el acoso terrorista al infiel, logrando de paso la anexión de obsoletas plazas coloniales (Ceuta y Melilla); unido a la Concatenación de desastres y hambrunas en el África Subsahariana, pues la inevitable contracción de la demanda de materias primas, debido a la severa crisis económica global, conllevará el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de sus monedas; lo que unido al avance inexorable de los desiertos e inusuales desastres naturales, originará éxodos masivos de población, alternándose repetidas hambrunas con virulentas epidemias que asolarán buena parte del África negra.

Asimismo, continuarán los endémicos conflictos tribales y rutinarios golpes de Estado, que favorecerán la actual política de esquilmación de los recursos naturales del subcontinente subsahariano por parte de EE.UU., UE, Rusia y China (especialmente uranio, platino, cobalto, manganeso, oro y diamantes además del mediático coltán, especie de piedra filosofal para el desarrollo de las tecnologías del futuro como la telefonía móvil, ordenadores, videojuegos, armas inteligentes, implantes médicos, industria aeroespacial y levitación magnética.

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