Implosión interna Schumann y su carnaval

Robert Schumann, nació en Zwickau, Alemania, el 8 de junio de 1810. Murió el 29 de julio de 1856 en Endenich, Alemania.

Todo pareciera indicar que Robert Schumann pecó de modesto frente a esta hermosa obra, en donde no cabe la menor duda, manifestó su talento original, especialmente en cuanto a música dedicada al piano. Como lo manifiestan los expertos, en estas juveniles confidencias al piano, parece estar el Schumann auténtico. Son muchísimas las versiones de esta admirable obra pianística que se han editado, entre ellas la de Alexander Brailowsky (RCA); Arthur Rubestein (RCA) Wilhelm Kempff; Meter Frankl y otros más, con las que usted puede deleitarse escuchando las extraordinarias interpretaciones de estos pianistas.

En este “Carnaval”, como lo señala un escritor, “la brevedad de las piezas se halla en razón directa con la sinceridad. La duración de cada fragmento no va un sólo compás más allá de lo que dura la inspiración de lo que lo ha encendido.” El mismo Schumann, en la carta que escribió a Moscheles, analiza su obra. Dice: “¿No es siempre la música suficiente por sí misma y suficientemente expresiva?.
“Estrella” es un nombre al estilo de lo que uno escribe debajo de un retrato, a fin de fijar éste en la memoria”. En otra parte de su carta expresa: “Como conjunto la obra no tiene en absoluto valor artístico, pero individualmente los diferentes estados de ánimo me parecen de interés”…

Sigue comentando Schumann sobre su obra: “Carnaval (Opus 9), fue compuesto en su mayor parte en ocasiones diferentes y se fundó principalmente en las notas A,S, C,H, que es la nomenclatura usual en Alemania y corresponde respectivamente a las notas La, Mi bemol, Do, Si, que forman el nombre de una aldea de Bohemia, en donde tenía una amiga; por curiosa coincidencia, son las únicas letras musicales de su nombre. Los títulos los agregué posteriormente”…

¿Por qué esto de títulos?, porque como destaca en un artículo Muñoz, este Carnaval, subtitulado “Scenes mugrones sur Quatre notes” es una serie de unas 21 breves estampas, cada una de las cuales lleva un título indicativo. La idea general es, justamente, la de una galería de máscaras carnavalescas, en los que los personajes de las antiguas comedias del arte se entremezclaban con los miembros de la Cofradía de David, que Schumann había inventado para atacar a los filisteos del arte.

Se dice que la influencia de Schumann fue más grande en el extranjero que en Alemania, donde, en verdad, sólo hubo un único schumanniano auténtico: Peter Cornelius (1824-1874)