Infusiones para adelgazar, una práctica que puede resultar contraproducente

Maite Zudaire – En el mercado se dispone de una amplia gama de infusiones para todos los gustos, preferencias, momentos y necesidades. Lo más llamativo de muchos de estos productos son los mensajes sugerentes que los acompañan, que incitan al consumo, en particular si se busca adelgazar.
«Ayuda natural para mantener tu peso», «… mantiene tu figura de forma natural» u otros más controvertidos como «ayuda a eliminar grasas» o el calificativo «quema grasas» son algunas de las declaraciones encontradas. La combinación de varias plantas en cada bolsita de infusión destaca las propiedades de cada una de ellas. Las más comunes son la cola de caballo, el sen, el té verde y el té rojo. Según la mezcla, unas infusiones especifican ser saciantes y calmar el apetito, digestivas o laxantes. Esta última, el supuesto poder laxante de algunas plantas, es la propiedad que más se destaca y se asocia al adelgazamiento.

La creencia popular, aunque errónea, de que las infusiones no tienen los efectos secundarios de los fármacos hace que sea muy común el autoconsumo y el abuso, sin más criterio que conseguir el objetivo de perder los kilos de sobra en un tiempo límite. Pero esta práctica puede ser arriesgada y contraproducente. Determinadas plantas tomadas en exceso, bien en infusión o en su diversidad de presentaciones (extracto, comprimidos), pueden interactuar con el efecto de algunos medicamentos.

Si provocan un acentuado y continuo efecto diurético en el organismo, pueden afectar al funcionamiento normal de los riñones y del corazón, al alterar la homeostasis del sodio y del potasio, provocar calambres musculares, hipotensión, mareos, arritmias o incluso convulsiones. Por seguridad, se ha de consultar a un dietista-nutricionista o a un especialista sanitario, antes de tomar infusiones con fines diuréticos, laxantes o adelgazantes.

Té verde

Una revisión y meta-análisis de la Sociedad Americana de Nutrición de 2009 evaluó la función del té verde en el control del peso corporal y de las variables antropométricas (perímetro de cintura, relación cintura-cadera e índice de masa corporal). Según el informe, la evidencia epidemiológica ha demostrado que el consumo habitual de té, un promedio de dos vasos diarios, se asocia a reducciones, aunque modestas, en el IMC, el peso corporal, la circunferencia de la cintura y la grasa corporal.

Esto hace pensar que los componentes activos del té, en concreto las catequinas y la teína (análogo de la cafeína), juegan un papel moderado en la ayuda para perder peso, en consonancia con un estilo de vida activo y alimentación equilibrada y saludable. No obstante, queda por determinar con exactitud la dosis y la duración del tratamiento, en particular en comprimidos a base de extracto de té verde, para evitar efectos secundarios asociados a su consumo. De hecho, tomar té verde está contraindicado en personas con trastornos cardíacos, arritmias, insuficiencia coronaria, úlcera gastroduodenal, insomnio, epilepsia, embarazo y lactancia y en la infancia.

Además, el té verde puede provocar toxicidad en el hígado e interaccionar con diversos medicamentos, aunque estas advertencias no se precisan en los complementos alimenticios analizados que incluyen té verde, tal y como quedó demostrado en la investigación de Eroski Consumer sobre productos para perder peso.

Aunque estos efectos negativos se han estudiado con más detalle con el extracto de té verde y no con el té verde en infusión, cabe advertir de que cualquier exceso es insano, ya que muchas personas, ante la idea de tomar una «infusión adelgazante», beben té verde como si fuera agua, sin criterio ni en la cantidad ni en el momento de consumo.

Té pu-erh

Con esta variedad de té rojo sucede algo similar que con el té verde. La mayoría de estudios han analizado la potencialidad de los polifenoles como antioxidantes y como reductores del colesterol o de los triglicéridos plasmáticos, aunque en buena parte de los casos con animales de experimentación o en el laboratorio (in vitro). Por el momento, aunque las expectativas son positivas, no se conocen estudios a gran escala en humanos que hayan dilucidado con seguridad y eficacia ni las cualidades hipolipemiantes que el té pu-erh ha demostrado en animales, ni la capacidad que se le adjudica de ayudar en la pérdida de peso. Por precaución, se aconseja ser cuidadoso con el consumo de cualquier tipo de té, para evitar posibles efectos secundarios, ya que como mínimo no deja de ser una planta excitante.

Cola de caballo (Equisetum arvense)

La Cola de caballo ha demostrado un ligero efecto diurético y, en consecuencia, su consumo no influye en la masa grasa corporal, no reduce la cantidad de grasa ni tiene efectos adelgazantes. Un diurético es toda sustancia, bien sea natural procedente de una planta o en forma de comprimido, que al ingerirse provoca una eliminación de agua y de sodio a través de la orina. Dado que los efectos de las plantas y los medicamentos afectan e influyen de diferente manera a quien los toma, siempre se han de utilizar bajo la supervisión de un facultativo.

Las personas con trastornos cardíacos, hepáticos o gota, deben tomar la cola de caballo con mucha precaución, ya que la hierba o sus extractos pueden empeorar el cuadro clínico.

También en Internet se encuentran mensajes tan llamativos como falsos. Uno de ellos asegura que el «té rooibos helado es un refresco quema grasas con cero calorías». Hasta donde llega la ciencia, las investigaciones que se han realizado con el té rooibos se han centrado en la función antioxidante de sus polifenoles y, por el momento, en animales de experimentación. Por ello, sin obviar un ligero efecto diurético natural que puede notarse tras su consumo, la capacidad adelgazante de esta planta, si la tuviera, está aún por demostrar.

DIURÉTICO NO SIGNIFICA ADELGAZANTE

Muchas de las plantas que se proponen por sus supuestas propiedades «adelgazantes», sólo tienen la particularidad de ser diuréticas o laxantes. Cualquiera de los dos efectos puede resolver una situación de incomodidad derivada de la retención de líquidos puntual (menstruación, hinchazón por calor, por falta de hidratación…) o de un estreñimiento pasajero, pero no resuelve el problema de los kilos de más, sea sobrepeso u obesidad. El resultado de beber infusiones es que se orina más al ingerir más agua o se tiene el deseo de evacuar con más frecuencia. Ambas situaciones pueden asociarse de manera subjetiva con «sentirse deshinchada» y verse el vientre «más plano». Incluso se puede comprobar que se pesa algo menos.

Pero bajar de peso no significa siempre adelgazar. Con el consumo de este tipo de infusiones se consigue «engañar a la báscula», para bajar de peso a costa del agua corporal y no de la grasa. Adelgazar es perder grasa y, con el efecto diurético o laxante de algunas plantas, lo único que se consigue es eliminar líquidos pero no grasa, en tanto que la grasa no se pierde por la orina al no ser soluble en agua.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/complementos_dieteticos/2011/08/25/202618.php