*Ingeniería Política*/*Unidad Política*

En el estamento político opositor venezolano se habla mucho de la necesidad de la *”unidad política”*.

En oportunidades, he intentado explicar que la pretendida y anhelada *”unidad política”* es difícil de alcanzar porque su procura supone la costosa pérdida de la *identidad política individual* de los actores involucrados. He disertado y razonado lo difícil que resulta lograr dicha  *”unidad política”* en el contexto de la política venezolana y, particularmente, en el marco de la realidad de una oposición que hace vida política en modo de compartimentos estancos inconexos.

Enfoco el asunto de la *”unidad política”* del siguiente modo:
Si se combinaran los colores *azul* y *amarillo* poseedores de propiedades químicas particulares y distintas; resultaría el color *verde*.
Eso significa, que los colores azul y amarillo se fundirían para dar lugar a un verde con especificidades particulares. Vale decir, la naturaleza química alcalina o ácida del azul y el amarillo, desaparecerían al combinarse y emergería un verde con peculiaridad química distinta.
Hagamos ahora un ejercicio de paráfrasis y supongamos que dos partidos políticos; el *partido azul* y el *partido amarillo* intentan alcanzar *”unidad política”*. De partida, es menester suponer que los partidos políticos de marras, tienen, cada uno, sus bases programáticas y doctrinarias que los definen e identifican como tales. Si esos dos partidos se funden en *”unidad política”* perderán sus identidades particulares y emergerá de dicha fusión un *partido verde* con perfil programático y doctrinario diferenciado.
Mantengo y sostengo que la pérdida de *identidad individual* es el alto costo al que los partidos políticos  *”inconscientemente”* eluden.
Desprenderse de una pertenencia o posesión que proporciona *”confort”* y, por lo tanto se quiere, suele requerir de estar poseído de una buena dosis de *desprendimiento* como virtud vivencial.
Observo también, que muchos en la oposición utilizan indistintamente las expresiones *unidad* y *unión* como que si connotan o son la misma cosa. Según mi parecer, ese equívoco se parece al de percibir que robo, hurto y atraco son lo mismo.
La *unidad* deriva e impone el singularismo, per contra, la *unión* obliga al inclusivo pluralismo.
He sugerido, que el estamento opositor venezolano en vez de anhelar *”unidad política”*, puede y debe procurar *unión política* como vector que tenga una gran magnitud, dirección y sentido de propósito. Eso no es una opción, es la opción. Es el foco. Se puede estar muy ocupado, pero si no se está enfocado no habrá *eficacia política*.
La *unión política* está validada como experiencia política, verbigracia la *Unión Europea* que es una entidad geopolítica de 27 Estados soberanos que se *unieron* a los fines de lograr avanzar *juntos* pero no revueltos en diversos asuntos entre los que destacan los económicos, científicos y tecnológicos.
La unión política es sinergia política.
Primero, es lo primero. Un niño no puede correr sin que primero camine. Si se quiere nos ponemos de acuerdo para estar en desacuerdo y convenimos, que la *”unidad política”* es un estadío posterior al de la *unión política*.
La política es un asunto de *realidades* que emergen del sistema permanente de relaciones humanas, que con el pasar del tiempo inducen experiencia y producen maduración.
La incoherencia entre el decir y el hacer se paga caro en política. La mentira reiterada ha servido para que cuando se dice la verdad, pocos creen.
La pérdida de la *credibilidad* es un creciente pasivo que socava la *confianza* y, esta disminuida, actúa como sepulturera de la *esperanza*.
Las circunstancias políticas actuales dificultan torcer el rumbo de la compleja crisis venezolana. No obstante, imponen empezar con *efectividad* porque no hay tiempo para perder tiempo.

*Víctor Reyes Lanza* Profesor UC.