Internet nos hace retener cada vez menos información.

Los educadores y científicos habían empezado a advertir que el hombre se estaba haciendo cada vez más dependiente de la información en Internet, pero hasta ahora había pocos estudios que lo confirmaran.

Una investigación de la psicóloga Betsy Sparrow, profesora adjunta de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE UU), revela que Internet funciona como una «memoria externa» que nos hace retener cada vez menos información.

El concepto de memoria transactiva fue desarrollado por el psicólogo Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard, planteando que no sólo se almacenan datos en el propio cerebro, sino que también se hace usando el de otras personas.

Se puede recordar menos datos a nivel individual, pero se sabe en dónde está retenida dicha información. Esto es como usar a los demás individuos como una especie de disco externo y apoyarse en su capacidad para obtener la información.

Mientras que el Efecto Google es atribuido al uso continuado de internet para buscar información que consiste en la disminución de la capacidad de retener datos en la memoria.

Los análisis de las consecuencias del efecto Google han revelado que el uso de buscadores y bases de datos en internet reduce la memoria, pero hace a las personas más habilidosas para encontrar información.

Dentro del contexto tecnológico-digital actual, Google es el gran almacén de datos para el ser humano, es la gigantesca memoria colectiva externa y sus motores de búsqueda.

Los psicólogos lo llaman el “efecto Google”, es decir, la alteración en el proceso de aprendizaje y en el desarrollo que se produce cuando una persona tiene a golpe de “click” el acceso a una información que no supone ningún esfuerzo y al que se acude de forma constante.

La revista “Science” recogió un estudio realizado a universitarios y mostraba que los alumnos que no retenían datos, era porque sabían que podían tener acceso a ellos a través de internet.

Todo esto no es ni bueno ni malo, pero como afirma el neurólogo Toshiyuki Sawaguchi (Universidad de Hokkaido, Japón) “se está perdiendo la capacidad de recordar cosas aprendidas recientemente, para sacar datos antiguos y para distinguir entre la información importante y la poco importante. Es un tipo de disfunción cerebral”.

El psicólogo Raúl Quevedo Blasco, de la Universidad de Granada, afirma que “las nuevas tecnologías son geniales, pero han logrado que muchas personas hayan olvidado multiplicar”.

Paradójicamente se está en un momento en el que se están desarrollando juegos, como el popular “Brain Training”, para potenciar la materia gris en el cerebro.

“Las nuevas tecnologías cambian paradigmas. De esta manera, las formas de procesamiento que eran habituales en generaciones anteriores se alteran; es decir, si en el pasado el procesamiento de la información era más lineal, actualmente es en paralelo, por eso una persona puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones a través de Twitter, SMS y chat sin inconvenientes”, detalla el neurólogo Ricardo Allegri.

Está claro que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han afectado al aprendizaje y al comportamiento de los alumnos. Se citan varios aspectos ampliamente investigados por la psicóloga Esther Legorgeu:

• Empeoramiento por el interés de libros escritos y la capacidad de comprensión.

• Pérdida de la capacidad de imaginación y de la inventiva. Internet lo da todo hecho y ahora lo que se hace es planificar la búsqueda de la información.

• Decrecimiento del esfuerzo mental y de realizar un trabajo intelectual.

• La exposición oral es menos atractiva por su falta de interactividad respecto de Internet.

• Las TIC fomentan el autoaprendizaje, ya que se puede profundizar aprovechándose de una enorme cantidad de información, mucho más global.

• Aumento de la capacidad de memoria visual.

Sea como fuere, el cerebro y sus capacidades cognitivas se está adaptando a las TIC y con el tiempo se sabrá si se están generando nuevas conexiones cerebrales o modificaciones en las áreas de materia gris, debido a la gran capacidad plástica de este órgano.

En resumen, el efecto Google es la tendencia a terminar u olvidar la información ya que debido a varios factores que se encuentran en la vida diaria, se ha acostumbrado a buscar lo que se desea en internet. Resulta fácil poder buscarlo ya que se olvidan los lugares donde encontrarlo, por ejemplo, un libro.

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