Inundación política en VENEZUELA

Para adentrarme en el tema político de Venezuela, es necesario entender las dos fuentes principales que componen un Estado: las instituciones políticas y la ciudadanía. Hoy día las instituciones políticas han aumentado enormemente su relevancia dentro del desarrollo cotidiano del país, y por ende, del Estado. El Estado es estudiado en sí mismo, en sus estructuras, funciones, elementos constitutivos, mecanismos, órganos. El estudio de los “temas” del Estado aparece bajo el nombre de “Política”, pero en estos últimos años los estudiosos han abandonado el término “Estado” para sustituirlo por el “Sistema Político”.

Tradicionalmente el Estado es definido como el portador del Poder Supremo, entrelazado con los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Referirse a la política, es referirse al dominio del discurso, a perseguir una ideología, a ser constante y creer en lo que se predica, en otras palabras, esto sería “politiquear” es nuestro país, acción que desde hace unos 6 años para acá se ha vuelto lo más “in” en la “moda política venezolana”.

La política venezolana no escapa de las garras de las ideologías que deben seguirse, y muchos menos, claro está, de los polos políticos que nos constituyen como masa activa o votante. Es sencillo, somos oficialistas u opositores, o no somos nadie. Estamos constantemente perseguidos por una turbulencia de promesas incumplibles, de planes de gobierno inciertos, de muchas palabras y pocas acciones, de estar unos arriba otros abajo, de ser de diferentes “bandos”, de crear cada vez más un resentimiento social entre seres humanos que a la final pertenecemos a la misma tierra: VENEZUELA.

La polarización en nuestro país está marcada hoy mas nunca en su historia, porque se volvió como una “necesidad inherente” al venezolano. Para todo necesitamos polarizarnos, para seguir una ideología política, para apoyar a una institución religiosa o a un organismo no gubernamental, para luchar por los derechos humanos o estudiantiles, sencillamente todas aquellas personas que ven cortados sus derechos por las disposiciones políticas del gobierno.

Obviamente este derroche de fanatismo político, de pertenecer a un polo o a otro se debe a una razón muy obvia: seguir el ideal que más me conviene, o el que me han hecho pensar que me conviene. Y aquí entraré en las tres ideologías más latentes de nuestros tiempos: capitalismo, comunismo y socialismo.

Cuando hablamos de capitalismo, nos referimos a que el “capital” de un país es su elemento primordial para la producción y la generación de riqueza, suena lógico, ¿o no?. Por otro lado tenemos al comunismo, doctrina política donde los medios de producción no pueden pertenecer a propietarios privados, todos somos iguales y debe existir una “comunidad” de bienes, por supuesto, tiene que ser abolida toda propiedad privada.

Y para finalizar pero no menos importante, o preocupante, tenemos el socialismo, término que nuestro Presidente ha llevado a la “moda in” en su argot político y discursivo, con el famoso “socialismo del siglo XXI”. El socialismo es un sistema económico donde la colectividad es el principal propietario y controlador de los medios de producción básicos, claro la parte más bonita suena cuando dicen “buscamos el bien común y la igualdad social”, que ironía.

Digo que me parece una ironía, porque para crear una igualdad social, debemos primero cambiar el resentimiento que perturba la cabeza de quienes nunca se esforzaron por trabajar y surgir, de quienes envidian al que tiene un carro, una propiedad, no porque le cayó del cielo, sino porque estudió, se formó y se ganó con su sudor lo que hoy día le pertenece a él, no “A TODOS”.

Es indispensable para el desarrollo y funcionamiento del país, la existencia de suficiente poder adquisitivo en la población, una formación libre de precio y combatir el sistema monopolizado dirigido por el estado. Allí radica la gravedad de la situación que atraviesa Venezuela, en las repercusiones negativas que ha traído este sistema, desde lo económico hasta lo social.

Todo cambio precisa ajustes, negociarlos es la gran labor. La coalición gubernamental y parlamentaria se ha visto influenciada por la a evolución estructural del Estado venezolano. Otra variable importante del proceso, incorporó una gran masa de ciudadanos, creó las condiciones necesarias para poner en funcionamiento el sistema de partidos y para integrar las aspiraciones de una élite crítica y los anhelos de la clase baja.

Desde los inicios de la democracia en 1958, la política ha tenido un rol fundamental en el quehacer diario del venezolano. El interés por el tema se ha incrementado dramáticamente, desde que un intento fallido de golpe de estado en 1992 diera el inicio a un proceso conocido como la Revolución Bolivariana.

Pero seguramente la constante pelea entre oficialistas (chavistas, pro-gobierno, revolucionarios) y opositores (anti-chavistas, anti-gobierno) estará siempre en la palestra, pues como seres humanos nos encontramos en la necesidad de “discernir” en opiniones, de presentar alternativas diferentes, es lo normal. Entonces en este punto valdría la pena preguntarme: ¿Es Venezuela un país que ejerce la política en su más amplia definición o es por otra parte la política la que se encarga de abrirle el camino a Venezuela?. No sé cuál será la respuesta sólo sé que a medida que pasan los días y se acercan los próximos comicios regionales de Noviembre, el sector político va inundando cada vez más nuestros hermosos estados.

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