James Heckman: «No creo que el subsidio sea una buena idea para solucionar la pobreza»

El ganador del premio Nobel de Economía en el año 2000 opinó sobre la AUH y consideró que la transferencia de dinero no garantiza por sí misma la movilidad social; dijo que es necesaria la flexibilización laboral

James Heckman ganó el premio Nobel de Economía en el año 2000 por sus estudios sobre microeconomía y estadística, basados en el comportamiento individual y familiar de las personas. Sus trabajos hicieron posible, por ejemplo, calcular el efecto que un prolongado desempleo puede tener en las posibilidades de una persona para conseguir otro trabajo.

En una entrevista con LA NACION, el economista norteamericano opinó sobre la Asignación Universal por Hijo (AUH) y dijo que «la transferencia de ingresos no garantiza por sí misma que vaya a haber menos personas pobres en el largo plazo». Además, defendió una legislación laboral más flexible e indicó que los movimientos sindicales «protegen a sus trabajadores, pero simultáneamente excluyen a otros que quieren entrar a ese sector y limitan su crecimiento». Heckman participará de la reunión anual de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe

(Lacea) que se realizará entre el jueves y el sábado próximos en Buenos Aires, en forma conjunta con la conferencia del capítulo latinoamericano de la Sociedad Econométrica.

-Usted ha demostrado con su equipo de economistas, psicólogos del desarrollo, sociólogos, estadísticos y neurólogos que la inversión en la primera infancia genera grandes ganancias económicas. ¿Qué se puede esperar de la Argentina que tiene un 30% de la población en la pobreza?

-Que el 30% de la población se encuentre en la pobreza no suena muy bien. Esa situación de carencia afecta a las habilidades que el chico después desarrolla, que a su vez son muy importantes para que el país tenga una fuerza laboral productiva y competitiva a nivel internacional. Las habilidades son muy valiosas en cada economía y se desarrollan mejor en un ambiente sano.

-¿La AUH cree que es un subsidio que ayuda a que los chicos se desarrollen en un mejor ecosistema?

-El subsidio tiene bastante efecto en la fertilidad: la hace aumentar ya que se percibe un ingreso extra por cada hijo. Más mujeres van a querer tener chicos. Además, el problema es cómo garantizas que los padres que perciben el dinero por sus hijos lo gasten después en ellos. El programa para combatir la pobreza alienta a que los padres manden a sus hijos a la escuela, pero también motiva a las familias a que tengan más chicos. Probablemente termina produciendo más pobreza en un sentido, especialmente con las familias que tienen muchos chicos.

-Pero con un 30% de pobreza y con casi cuatro millones de personas percibiendo la AUH, ¿es posible quitar el subsidio?

-No creo que el subsidio sea una buena idea. Primero, por la política de fertilidad por sí misma. Segundo, los pagos de dinero particularmente no son un mecanismo muy eficiente para que se le transfieran recursos a los chicos. Pero el problema entre los chicos que nacen en situación de desventaja no es solamente el dinero; también es que reciben una pobre motivación. A veces los padres tampoco tienen un buen entendimiento de la importancia que tiene educar bien a sus hijos. Yo cuestionaría que el pago de dinero sea la solución indicada.

-¿Cuál es solución indicada?

-Son muchos los argentinos que reciben el subsidio. Políticamente sería muy alto quitarlo, sería muy impopular. Yo sugiero reemplazarlo con otros métodos más efectivos para que los chicos se desarrollen. La transferencia de ingresos no garantiza por sí misma que vaya a haber menos personas pobres en el largo plazo, porque esta transferencia de dinero, por sí sola, no está produciendo un bueno resultado; no está produciendo más eficiencia, ni que haya mejores chicos. Lo que hay que hacer es romper con el ciclo de generación de pobreza. Para mí, la mejor manera es que los chicos tengan una motivación para que aprendan nuevas habilidades y que les enseñen a que les importe cómo adquirirlos, en vez de solamente darles dinero.

-¿Cuál es la mejor motivación?

-Se requiere lograr que el padre tenga una mayor participación en la vida del chico, y con eso me refiero a que le lea al hijo, que juegue con él, que lo aconseje. Son habilidades muy importantes las que se desarrollan así. Creo que eso es más efectivo que otras estrategias, como la de dar dinero.

-Usted escribió un libro sobre la gran desigualdad que hay en América latina. ¿ Cuáles son las medidas más efectivas que los gobiernos deberían tomar para cerrar esa brecha?

-Hay varias cosas. Una, que ya dije, es mejorar los colegios, la crianza, darle a los hijos un mejor lugar para tratar con el mundo. Pero después hay que cambiar el marco institucional. Hay países que están muy regulados y tienen una legislación laboral muy rígida. La mayoría de las economías están tratando de tener más flexibilidad en el mercado laboral porque las firmas no pueden despedir a los trabajadores ineficientes. Eso lleva a que las empresas no se pueden ajustar apropiadamente a las nuevas tecnologías y a las nuevas oportunidades de comercio. Ese es el gran problema. Otro tema clave que se espera con la legislación laboral es evitar la corrupción, y me refiero con eso a que muchos de los impuestos que se recaudan de los trabajadores están siendo gastados ineficientemente.

-¿Qué significa eso?

-Muchas firmas pagan un precio mayor por contratar trabajadores. Pero muchas otras empresas se quedan en la informalidad, entonces la economía se convierte en menos productiva y los trabajadores no tienen la oportunidad de crecimiento que tendrían si trabajaran en blanco. Además, las empresas que operan en la informalidad y evaden impuestos terminan también dañando el fisco que. La reforma de flexibilización laboral es muy importante. También hay que mejorar la calidad del servicio del gobierno, para que cuando los impuestos sean recaudados, estemos seguros que los empleados reciban los beneficios por los que pagan las empresas.

-En la Argentina se está debatiendo una reforma laboral, ¿a quién va a beneficiar un mercado más flexible?

-Pienso que las personas pobres se van a beneficiar con una legislación más flexible, porque va a haber más empleos. El mercado laboral va a mejorar y va a generar más riqueza en el país. Y la economía va a crecer impulsada por una sociedad en general más rica.

-¿En qué sentido se van a beneficiar?

-Hay países que lo lograron, como Chile. Porque técnicamente los trabajadores está afectados por las políticas regulatorias rígidas, sobre todo las personas que están en más desventaja social, las minorías y también las mujeres. Especialmente en la Argentina, que tiene uniones sindicales muy fuertes. Son movimientos que protegen a sus trabajadores, pero simultáneamente excluyen a otros que quieren entrar a ese sector. Limitan el crecimiento del sector y las oportunidades de las personas más pobres. Es un gran tema a mejorar para reducir la desigualdad.

-¿Cree que a la inflación es mejor reducirla gradualmente o de golpe?

-Creo que cualquier política macroeconómica, si se lleva adelante de golpe, disloca a las personas, a los trabajadores, a los consumidores y a las empresas. Entonces, toda la economía queda sujeta a mucha incertidumbre. Eliminar el 22% de inflación es muy importante, pero hay que hacerlo a su tiempo, si no puede llevar a mucha incertidumbre. Pero dado que la inflación se volvió ya una tradición en la Argentina, suponiendo que baja y los precios no aumentan, igual va a haber por un tiempo una expectativa de que van a aumentar. Entonces, las empresas y los trabajadores van a intentar protegerse de los posibles incrementos. Finalmente, si no hay inflación, los pagos prometidos por las empresas van a ser altos, pero eso solamente va a hacer aumentar los costos, que después las firmas van a querer trasladar a precios. Lo ideal es una baja gradual de la inflación para que todos los jugadores del mercado puedan entender los cambios y para generar políticas estabilizadoras que logren predictibilidad. Sobre todo en este mundo que estamos viviendo, de mucha volatilidad.

-¿Qué tan importante es bajar la incertidumbre económica para reducir la desigualdad?

-Las políticas que son impredecibles desalientan las inversiones extranjeras. Los mismos trabajadores locales tratan de protegerse contra la incertidumbre y las políticas de shock, como ocurre en Venezuela. La predictibilidad para armar un pronóstico estable es un tema importante para tratar de mejorar la situación en América latina. Puede reducir la desigualdad y promocionar la movilidad social.

Fuente: La Nación – De: Sofía Diamante

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