Juan Carlos Sosa Aspúrua: “Hay que hacerse a la idea, PDVSA murió”

(Redacción – Cortesía del Diario El Carabobeño) – Dhameliz Díaz –
Abogado especialista en energía e hidrocarburos, su preocupación, más que preocupación es absoluta certeza, sobre la crítica coyuntura en la cual está la principal industria del país: Pdvsa. Quizá sea la pasión heredera de su abuelo y de su padre, hombres de la industria, este último presidente de la estatal petrolera, lo que hace que todos sus bríos profesionales estén enfocados en alertar a los venezolanos sobre la destrucción, para él irreversible, de la industria de los hidrocarburos, la que se supone pertenece a todos.

-El gran peligro no es la guerra sino la política petrolera

Al principio de su carrera se desempeñó como analista de suministros de crudo y mercados internacionales en la sede principal Citgo, así que conoce bastante bien las consecuencias de haber revertido la apertura petrolera. Sin medias tinta, defiende el criterio de que la explotación petrolera hay que asumirla como el mejor de los negocios para ganar dólares !muchos dólares! no para repartirlos a diestra y siniestra como si Venezuela fuera un pueblo de mendigos y mucho menos para usar el petróleo como arma política y comprar las adhesiones hacia la revolución bolivariana. Buisness is buisness.

Juan Carlos Sosa Aspúrua, profesor de Petróleo y Desarrollo, y de Política Internacional Petrolera en la Universidad Monte Ávila y la Escuela de Leyes de la Universidad Católica Andrés Bello, puede ser señalado como tremendista, pero que va, conoce también el negocio petrolero y su vinculación con las entrañas del país que escucharlo es como una cachetada para despertar. Darse cuenta de la realidad es mucho peor: ha caído la producción petrolera y Pdvsa no tiene recursos para la inversión.

“El país ha decidido vivir una irrealidad. Yo he estado bastante claro desde hace tiempo, pero entonces a los que abren los ojos más rápidos los tildan de radicales, apocalípticos, de no sé qué”.

-¿Cuáles son las consecuencias internas para Venezuela que el petróleo sea usado como arma política?

-Una de las razones principales para que el precio del petróleo esté tan alto es la geopolítica. Un porcentaje de pozos están declinando, no se han descubierto yacimientos importantes y las principales reservas están en países volátiles, especialmente del Medio Oriente donde están las tres cuartas partes de las reservas petroleras del mundo, a lo que se suma Venezuela, que ahora es percibida como inestable y no como un suplidor seguro ya que en cualquier momento, por razones caprichosas, podría cortar los suministros de petróleo. En paralelo, la economía del mundo ha crecido sostenidamente lo que ha conllevado al aumento del consumo de petróleo, por lo que la demanda y la oferta se están dando la mano. Es decir todo el petróleo que se produce se consume lo que hace que la psicología del mercado financiero esté llena de angustia y hasta de terror, pensando que en cualquier momento las amenazas locas de Chávez de interrumpir los despachos, las huelgas en Nigeria, el problema de los Kurdos en Turquía, la guerra en Irak o las declaraciones terroristas del presidente de Irán, causen un efecto en el mercado que no puede darse el lujo de la interrupción del suministro diario. Otro factor clave aquí es la debilidad del dólar que ha impulsado a los fondos de pensiones que se manejan en euros a comprar contratos de petróleo a futuro, porque es mucho más rentable.

-¿Los altos precios petroleros favorecen los planes del Presidente venezolano para usar el petróleo como arma política para exportar la revolución?

– Hay muchas maneras de verlo. Desde el punto de vista de la política petrolera, estos niveles de precios son un disparate para el país, porque le quitan al Gobierno el incentivo de estimular planes de inversión en el sector energético que impacten positivamente la producción tanto de petróleo como de gas a mediano y largo plazo. ¡Todas esas inversiones están paralizadas! El Gobierno se siente tranquilo, porque los altos niveles de los precios compensan la caída de la producción nacional de un millón y medio de barriles diarios desde 1998, y la falta de inversión en los yacimientos ha originado que se pierdan pozos para siempre. ¡Todo el parque energético se ha venido destruyendo desde que este gobierno es gobierno! Por otra parte, el marco legal ha creado un cerco a los potenciales inversionistas. El cambio radical de la legislación de los hidrocarburos, del marco tributario aplicable al sector frenó por completo esas inversiones; las trasnacionales ya no están dispuestas a invertir ni un dólar más, ahora son el socio minoritario de una Pdvsa politizada, que emplea criterios perniciosos para la contratación de personal y el desarrollo exitoso de la operación.

-Pero para la otra cara de la moneda, los altos precios no son malos porque permiten tener una abultada petrochequera.

– El problema es que no puedes utilizar los fondos de Pdvsa de una manera arbitraria. Hay que respetar el mecanismo del negocio para que sobreviva a mediano y largo plazo. De nada te sirve exprimir todo lo que le entra a Pdvsa para un supuesto gasto social, si destruyes la empresa y no tendrás la capacidad de generar dinero y los planes sociales se te quedan a la mitad del camino.

¡El monstruo!

-¿Pero el petróleo acaso no dá para misiones, arma política y mucho más?

-No, todo lo contrario. Además esos planes sociales no son productivos, es regalarle el pescado al hambriento en lugar de enseñarlos a pescar. Se convierten en un pasivo permanente, en un costo que aumenta con el tiempo, que a la larga perjudica las finanzas de Pdvsa, lo que le quita la posibilidad de desarrollar proyectos internos y actividades internacionales fundamentales para la penetración de los mercados y el éxito de la operación. La visión y misión de la empresa fue destruida para dejar de ser una empresa mercantil orientada a producir la mayor cantidad de dinero, para convertirla en una entidad ministerial con fines sociales mal administrada, mal manejada y llena de corrupción. Entonces el dinero se pierde en el camino de una manera sumamente irresponsable.

-¿Y si fuera bien manejada la inversión social con criterios gerenciales?

-Es que la industria petrolera no puede ser concebida para manejar de esa manera la responsabilidad social. A Pdvsa no le debería corresponder la ejecución de esos planes sociales porque su competencia exclusiva debería ser producir y comercializar el petróleo y sus productos derivados, más nada. Los planes sociales los debe cumplir el Estado a través de sus ministerios e institutos autónomos. Además el dinero no debería provenir directamente de las arcas de Pdvsa, sino del cobro de la regalía por la explotación petrolera, que mientras más se produzca, más dinero cobra el estado por este concepto, por el impuesto sobre la renta y por los dividendos. ¿Entonces qué está pasando? Que la canasta compuesta por regalías, impuestos y dividendos se está achicando cada vez más, en la medida que Pdvsa está cercada por todas estas obligaciones que le ha impuesto el Estado lo que frena su competitividad y productividad. Y si bien es cierto que produciendo menos le sigue entrando mucho dinero por los altos precios petroleros, éste se evapora en actividades inútiles para la operación petrolera, creando un sector social dependiendo exclusivamente de una empresa mal operada, desnaturalizada y con cada vez menos cantidad de fondos. Ha sido demostrado, que en la medida que se lleva a cabo la mayor actividad petrolera, se genera más riquezas y oportunidades en todos los sectores de la economía, porque al final del día, por cada bolívar que tú inviertes en el sector petrolero, se produce casi el doble en el producto no petrolero. Pero como el precio del petróleo está tan alto, el Gobierno se ha confiado y ha estrangulado al sector económico privado en lugar de estimularlo. Ha hecho a la economía más monodependiente del petróleo, espantó a los inversionistas extranjero, y cada vez exprime más a Pdvsa, dejándola sin posibilidad de desarrollar sus proyectos propios. Ahora tienes un monstruo con sus tentáculos cada vez más extendidos pero con menos oxígeno. ¿Quién le puede dar ese oxígeno? Todas las inversiones que deberían hacerse en el sector petrolero y gasífero que están paralizadas. A mediano y largo plazo se está sacrificando la riqueza del país por una visión centrada exclusivamente en el rentismo: trabajar lo menos posible y ganar la mayor cantidad de dólares, sin pensar que ese menor esfuerzo te va a destruir la renta que estás obteniendo en el presente. Aunque aumenten los precios del petróleo cada vez se podrán satisfacer menos necesidades de la sociedad.

-¿Es tan difícil lograr un equilibrio para que sea una empresa mercantil como antes, pero con responsabilidad directa en la solución de los problemas del país?

– Hoy en día todas las empresas del mundo para ser competitivas tienen que tener un brazo social musculoso, es decir, no se entiende la actividad mercantil sin ese impacto social. Ahora bien, tú tienes que respetar la autonomía de la empresa para decidir en cuál aspecto social va a invertir sus recursos, respondiendo a sus planes corporativos integrales, a su zona de influencia. De lo contrario desnaturalizas a la empresa y creas perversiones que son como un cáncer que va carcomiendo la estructura hasta el colapso. Hay que entender que la obligación del Estado es precisamente utilizar los recursos que le reporta la actividad económica del país, bien sea la de Pdvsa o la de cualquier otra empresa mercantil para resolver las necesidades del país. Lo que no puede pretender un gobierno es que sea la empresa mercantil la que asuma las obligaciones que le corresponden al Estado. Una empresa mercantil no se puede convertir en un mini-estado que hace las funciones del gobierno, porque terminas en el peor de los mundos, desnaturalizas a la empresa y no puedes atacar los problemas ni con la calidad ni la cantidad que se desea.

-¿Insisto, cómo impactaría un conflicto bélico con Colombia?

– El gran peligro para la producción petrolera no es una guerra sino la política petrolera de Venezuela que es un disparate y las personas que la ejecuta no tienen la más remota idea del negocio.

-¿Pero no será más bien que se trata de una concepción diferente a la tradicional política petrolera que se ha tenido?

-¡No! La actual política petrolera más bien demuestra el pobre conocimiento que tienen del negocio. Si manejas el petróleo como arma política con criterios antagónicos, como un factor de guerra y no como un bien que transas en el mercado financiero, automáticamente esa concepción petrolera genera consecuencias invisibles que no percibes en el momento. ¿Cuáles? Los países consumidores se preparan para esos recortes de petróleo lo que significa que buscan nuevas fuentes de suministro. ¡La producción venezolana no es tan difícil de reemplazar porque nosotros no producimos tanta cosa! Lo que exportamos es apenas un millón 200 mil barriles, eso no es nada.

-Pero no es una respuesta que ocurre de la noche a la mañana.

-Por eso te digo que es una política petrolera disparatada, que sólo busca es aumentar los precios del petróleo. ¿Y a quién perjudica fundamentalmente? A nosotros, porque no solamente propicia que se busquen otros suplidores, sino que obliga a los consumidores a invertir para encontrar nuevas fuentes de energía renovable, reducen la intensidad de consumo energético, toman medidas que a mediano y largo plazo aceleran tu debilitamiento en el escenario internacional, porque tu producto ya no es tan demandado.

De lo peor

La política de Chávez de estimular al máximo los precios del petróleo, acelera lo que se llama la enfermedad holandesa: el gigantismo del Estado, lo peor que le puede pasar a una sociedad, porque lo transforma en una cosa inmensa que comienza a devorarse a la sociedad completa, lo que denominaba Uslar Pietri el “minotauro”. El Estado ya no depende del trabajo de la sociedad para obtener el dinero que necesita para existir, sino el precio de un bien, lo que hace que desprecie al sector privado, al punto que lo aplasta y lo hace desaparecer, e inyecta a la sociedad una cantidad de dinero que no está respaldado por la productividad. ¿Qué es eso? Dinero sin valor, que crea la ilusión de riqueza, al final es la gran trampa. Compras bienes y servicios que no se producen en el país, fortaleces las economías foráneas mientras la tuya se está muriendo; pero no te das cuenta.

Las amenazas de un conflicto bélico con Colombia acentúan la percepción de que Venezuela es un país paria. Eso es terrible, porque la reputación del país se ha venido al suelo; se ha destruido porque no hay respeto al estado de derecho, se rompen los contratos y no se paga la indemnización debida, los tribunales están parcializados y se toman decisiones arbitrarias abruptamente, que conllevan cambios estructurales y con carácter retroactivo. La situación con Colombia no hace más que añadirle otro ingrediente para que se acentúe más la atención negativa hacia el país. Fui al programa “Buenas Noches” y al otro día me comentaron que la gente había llamado angustiadísima por lo que había dicho, y me pregunté para mis adentros ¿Acaso no estoy diciendo cosas que ya todo el mundo debería saber? Entonces te das cuenta que el país decide vivir una irrealidad. Desde Miraflores se están tomando decisiones en materia petrolera que conllevan a la muerte del país, que es lo mismo que la muerte de todos nosotros, en el sentido que todas las posibilidades que tenemos están enterradas.

El problema de la Exxon nos afectará. Aunque hipotéticamente lo gane el Estado. No hay discusión en relación a que se trata de un incumplimiento de contrato y así lo reconoce la misma PDVSA. El punto es definir cuánto cuesta ese incumplimiento, porque lo que ofrece la estatal petrolera no tiene ni pies ni cabeza ya que no puedes tazar un negocio a 35 años con el precio actual del barril, al precio del valor del libro cuando ni siquiera la infraestructura estaba montada. Exxon tiene suficiente músculo para enfrentar cualquier pleito en el tiempo que sea. Hay quienes no han querido entender las consecuencias de esta acción judicial para Venezuela ¡Es catastrófico! Hay que ver la importancia de la presencia en los proyectos petroleros de una empresa como Exxon, para la consecución del financiamiento en la banca de inversión. El nombre de Exxon era una garantía, la excluyen para colocar a otra transnacional vietnamita y esos papeles serán más difíciles de vender. ¿De dónde sacará entonces el dinero Pdvsa para continuar sus planes de inversión si no tiene finanzas? Ahora nadie querrá hacer negocios con Pdvsa, que además tiene una camisa de fuerza por todas las obligaciones que le ha impuesto el Estado. Tampoco podrá hacer las inversiones. Y si no desarrolla los proyectos, el negocio se muere, tan simple como eso. Le quitaron los recursos a Pdvsa y ahorita están raspando la olla. Pueden agarrar dólares aquí y allá por los precios tan altos del petróleo, pero ni siquiera serán suficientes, dada la magnitud del hueco en las finanzas de Pdvsa, que representa la política económica del Gobierno que ha destruido todo el sector productivo del país. Hay que hacerse a la idea de que Pdvsa murió y después lo que hay que hacer es un replanteamiento de la relación Estado, petróleo y sociedad. Desmontar el andamiaje que hace que todo el sector petrolero dependa de las decisiones del gobernante. Debemos estar claros que el petróleo debajo de la tierra no tiene ningún valor sino en la medida que lo explotas y comercializas.