La Alianza del Pacífico y EE.UU.

Los cuatro países que constituyen la llamada Alianza del Pacifico ( junto a más de 400 empresarios a nivel mundial) se reunieron en Santiago de Cali con el propósito de “estimular el intercambio comercial entre las naciones, promover la región conformando una zona de libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales a fin de que puedan y tengan capacidad de negociar en bloque con los países asiáticos”. Dicha Alianza (Lima, 2011), promovido por Estados Unidos  y secundado por México , Colombia, Chile y Perú tendría como objetivos a medio plazo aglutinar el Arco del Pacífico para integrar además a Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá e incorporar por último al Mercosur  (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), siguiendo la doctrina Monroe ”América para los americanos”.

Su  importancia  fue destacada por el analista y economista Jorge González Izquierdo, quien dijo a la AFP que este bloque en lo político “es un contrapeso al grupo que quiso formar el presidente Hugo Chávez de Venezuela”, en alusión a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), integrada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y Las Granadinas y Antigua y Barbuda. Así, según explica Patricio Carvajal Aravena en dossiergeopolitico.com, “América para los americanos debe constituir la base de una geopolítica genuinamente americana, lo que implica la presencia inequívoca de EE.UU en dicha Alianza del Pacífico”, con lo que tras una fachada neoliberal, se escondería un refinado proyecto de ingeniería geopolítca cuya finalidad última sería dinamitar el proyecto integracionista representado por la UNASUR e intensificar la política de aislamiento de los Gobiernos progresista-populista de la región, en especial de Venezuela tras quedar huérfana del alma mater de la Revolución Bolivariana (Chávez).

Estrategia kentiana de EE.UU.: Para entender la finalidad última de este proyecto económico y geopolítico de EE.UU, debemos acudir a Sherman Kent , quien en su libro Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” publicado en 1949 , expresó: “La guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: […] armas […] políticas y económicas. La clase de guerra en que se emplean […] (son la) guerra política y la guerra económica.”

Los fines de estos tipos de guerra fueron descritos por este autor de la siguiente manera: “en estas guerras no convencionales se trata de hacer dos cosas: debilitar la voluntad y la capacidad de resistencia del enemigo y fortalecer la propia voluntad y capacidad para vencer” y más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica “consisten en la zanahoria y el garrote”: “el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro”.  Así, EEUU podría estrechar lazos comerciales y militares con el presidente dominicano, Danilo Medina ante el peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios chavistas al depender el país dominicano de la venezolana Petrocaribe para su abastecimiento energético.

Campaña desestabilizadora en Venezuela: Tras las reñidas elecciones presidenciales en Venezuela en las que Maduro se habría impuesto a Capriles por el estrecho margen de 200.000 votos, la oposición proyectó la sombra de la duda sobre la legitimidad de dicha victoria presentando ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en Caracas un recurso de impugnación de las elecciones presidenciales con la esperanza de llegar a las más altas instancias jurídicas internacionales. En lo referente a la situación económica, según el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), Pedro de Palma, “la economía venezolana sufre graves desajustes que requieren medidas correctivas y que al final tendrán su reflejo en la elevada inflación, PIB, empleo y calidad de vida, desajustes que crean severos problemas de desabastecimiento en la industria petrolera y en la economía real debido a las limitaciones del aparato productivo interno para satisfacer la demanda”, lo cual implica un aumento desmedido de las importaciones y del Déficit exterior.
Asistiríamos pues a una división casi simétrica de la sociedad venezolana que, aunado con la explosiva situación económica de Venezuela, será aprovechado por EEUU para escenificar una sistemática e intensa campaña desestabilizadora que incluirá el desabastecimiento selectivos de artículos de primera necesidad, la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana y de la legitimidad democrática de Maduro y  con la inestimable ayuda logística de Colombia (convertida en el portaaviones continental de EEUU) podrían llegar a desestabilizar la herencia del régimen chavista, no siendo descartable la gestación de una trama endógena que intentarà un golpe de mano contra el mandatario venezolano teniendo como brazo ejecutor a unidades de élite de la Armada venezolana (UOPE).

El rol emergente de Brasil: Rusia y Brasil forman parte de los llamados países BRIC (se emplea la sigla BRIC para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India y China), y aunque se descarta que dichos países forman una alianza política como la UE o la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), dichos países tienen el potencial de formar un bloque económico con un estatus mayor que del actual G-8 (se estima que en el horizonte del 2050 tendrán más del 40% de la población mundial y un PIB combinado de 34.951 Billones de US$)  y tanto Francia como EEUU ven a Brasil como un potencial aliado en la escena global y al que podrían apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente, con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial y su asunción del papel de “gendarme de los neoliberales” en Sudamérica.

Así, el presupuesto de Defensa de Brasil en 2011 se elevó a los 30.500 millones de dólares (cifra que representa la mitad de todo lo invertido en defensa en  toda América del Sur, según el Stockholm International Peace Research Institute) y espera “incrementar el gasto en defensa del 1,5 al 2% para asimilar su presupuesto en este capítulo al del promedio de las otras potencias emergentes del grupo BRICS” según ha declarado Celso Amorim, ministro de Defensa brasileño en una entrevista durante el Foro de Reuters sobre Inversión en América Latina. Según LATAM, el Gobierno de Dilma Rousseff ha heredado la decisión sobre la compra de los 36 aviones de combate con los que Brasil quiere modernizar su flota, compra por la que compiten la estadounidense Boeing con el F-18 y la francesa Dassault Aviation, con el Rafale y que incluye una inaudita trasferencia de tecnología de dichos aviones en contrapartida, estando en juego  un contrato estimado por Amorim en unos 5.000 millones US$, compra que según afirmó” no se verá alterada por la desaceleración de la economía brasileña, que pasó de un crecimiento de un 7,5 por ciento en el 2010 a un 2,7 por ciento en el 2011”. 

Para completar el puzzle, Raúl Zibechi en APC-suramerica.net afirma que  el ex-Secretario de Defensa de EEUU, León Panetta ofreció una conferencia en la Escuela Superior de Guerra de Río de Janeiro, en la que detalló su propuesta de amplia cooperación estratégica entre EEUU y Brasil y agregó “que la compra de los 36 cazas F-18 puede transformar radicalmente la relación entre ambas industrias de defensa “ por lo que en palabras de Zibechi “ el Pentágono realiza su generosa oferta tecnológica y diplomática (el asiento en el Consejo de Seguridad) a cambio de una sumisión militar y estratégica”. 

Respecto a Argentina, el Gobierno norteamericano había felicitado a Cristina por el resultado electoral a través del portavoz para los asuntos de América Latina de EEUU, William Ostick quien transmitió la voluntad de la administración de Obama de "trabajar productivamente" con el gobierno argentino tras los últimos desencuentros entre ambas administraciones. Sin embargo, en el encuentro privado que mantuvieron en Cannes Fernández de Kirchner y Obama en el marco del G-20 del 2012, la mandataria argentina  no habría sido sensible a las tesis de Obama y no habría aceptado la reanudación de ejercicios militares conjuntos con EE.UU y otros países en territorio argentino coordinados por EEUU, (pues de facto habría significado la ruptura de la nueva doctrina militar diseñada para la región por los gobiernos que suscribieron la UNASUR), con lo que cobraría fuerza la hipótesis de que el objetivo de EE.UU. sería reconducir los pasos del Gobierno argentino para lograr su ingreso en el Acuerdo del Pacífico, siguiendo la teoría kentiana del garrote y la zanahoria.

¿Retorno al Big Stick?: Caso de no ser sensible el Gobierno de Dilma Rousseff a las tesis de EEUU, no sería descartable el retorno a la política del Big Stick o "Gran Garrote", (cuya autoría cabe atribuir al presidente de Estados Unidos Theodoro Roosevelt), sistema que desde principios del siglo XX ha regido la política hegemónica de Estados Unidos sobre América Latina, siguiendo la Doctrina Monroe: "América para los Americanos".

Así, a comienzos de los años sesenta, el miedo al mimetismo cubano había llevado a los EEUU a apoyar los golpes militares del que serían paradigmas en Centroamérica los casos de El Salvador, (donde una junta militar se apoderó del poder en 1961), de Guatemala (el presidente Idígoras Fuentes fue derrocado por los militares en marzo de 1963) y Honduras (el presidente Villeda, acusado de poca firmeza frente a la subversión comunista, fue derrocado en octubre de ese mismo año); los militares tomaban el poder en Perú en julio de 1962; el presidente ecuatoriano Otto Arosemena era derrocado a su vez en julio de 1963 por "complacencia ante el castrismo”; el ejército boliviano tomó el poder en noviembre de 1964; en Argentina el general O­nganía hizo lo propio en junio de 1966 y finalmente en Brasil, el 31 de marzo de 1964 las fuerzas armadas derrocaban a Goulart.

De todo ello, se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de América Latina de una nueva ola desestabilizadora (cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse en esta década) y que tendrán a Honduras, Paraguay, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Granada y Panamá como paradigmas de los llamados “golpes virtuales o postmodernos “ que protagonizará EEUU en esta década en el nuevo escenario panamericano que surgirá tras el retorno al proteccionismo económico y consiguiente finiquito a la economía global.

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