La Angustia y su alcance

En la medida que nos preocupamos por autoconocernos, determinar en dónde están nuestras debilidades, cómo afrontamos las situaciones, de qué forma actuamos en el diario vivir, cómo sabemos aprovechar las oportunidades, qué tanto nos preocupamos por estar atento, despierto, evitaremos que se manifieste la angustia, nos desequilibre y pueda afectarnos psíquica y físicamente.

Somos seres que estamos sometidos día a día a diferentes pruebas, que debemos sorprendernos actuando, descubriendo qué tanto interés le hemos puesto a la oportunidad de vida que se nos ha legado, a sorprendernos inatentos, a la forma cómo actuamos ante los problemas que nos surgen, cómo manejamos nuestras emociones, y qué tanto evitamos dejarnos aprisionar por la angustia. Lo cierto es, que no todos están preparados para no dejarse atrapar por la angustia y su alcance, como las repercusiones que se generan cuando nos contaminamos de ella. ¿A qué se debe ello?, ¿Cuál es la causa? Son algunas preguntas que requieren de repuestas, de adentrarse en determinar por qué surgen y qué involucra.

Wikipedia nos aporta sobre ella, que la angustia (etimología: del indoeuropeo anghu-, moderación, relacionado con la palabra alemana Angst), es un estado afectivo de carácter penoso que se caracteriza por aparecer como reacción ante un peligro desconocido o impresión. Suele estar acompañado por intenso malestar psicológico y por pequeñas alteraciones en el organismo, tales como elevación del ritmo cardíaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire (de hecho, “angustia” se refiere a “angostamiento”). En el sentido y uso vulgares, se lo hace equivalente a ansiedad extrema o miedo. Sin embargo, por ser un estado afectivo de índole tan particular, ha sido tema de estudio de una disciplina científica: la psicología, y especialmente del psicoanálisis, que ha realizado los principales aportes para su conocimiento y lo ha erigido como uno de sus conceptos fundamentales. Como todos los conceptos freudianos, el de Angustia fue construido por Freud poco a poco, articulándose a la vez con los demás que integraban la teoría psicoanalítica en pleno desarrollo, y creciendo a la luz de los nuevos descubrimientos que el Maestro vienés realizaba en su práctica clínica.

En sus primeros desarrollos sobre la angustia, Freud comienza señalando la particularidad de este estado afectivo penoso, que es el afecto penoso por excelencia, diferente de todos los otros.

Por su parte, Jean Paul Sartre al respecto de la angustia, llega a declarar que el hombre es angustia. Distingue la angustia del mero miedo: el miedo aparece ante un peligro concreto y se relaciona con el daño o supuesto daño que la realidad nos puede infligir; la angustia no es por ningún motivo concreto, ni de ningún objeto externo, es miedo de uno mismo, de nuestras decisiones, de las consecuencias de nuestras decisiones. Es la emoción o sentimiento que sobreviene con la conciencia de la libertad: al darnos cuenta de nuestra libertad nos percatamos de que lo que somos; y lo que vamos a ser depende de nosotros mismos, de que somos responsables de nosotros mismos y no tenemos excusas; la angustia aparece al sentir¬nos responsables radicales de nuestra propia existencia.

Es muy importante también recordar que para Sartre esta conciencia de la responsabilidad se incrementa al darnos cuenta de que nuestra elección no se refiere solo a la esfera puramente individual: todo lo que hacemos tiene una dimensión social; cuando elegimos un proyecto vital estamos eligiendo un modelo de humanidad, no se puede elegir una forma de vida y creer que ésta vale sólo y exclusivamente para nosotros, no se puede desatender a la pregunta ¿y si todo el mundo hiciera lo mismo?

Al elegir, afirma Sartre, nos convertimos en legisladores, por ello siempre nos deberíamos decir: “dado que con mi acción supongo que todo hombre debe actuar así, ¿tengo derecho a que todo hombre actúe así?”. Sartre nos recuerda que el sentimiento de angustia lo conocen todas las personas que tienen responsabilidades, y cita el caso del jefe militar que decide enviar a sus hombres al combate, sabiendo que tal vez los envía a la muerte; él es responsable del ataque, elige esta acción y la decide en soledad.

Nos agrega más sobre el tema, e-torredebabel.com, que podría parecer que la angustia, como miedo ante la elección de una posibilidad, lleva al quietismo o la inacción; pero, señala Sartre, esto no es así, al contrario: la angustia es expresión o condición de la acción misma, pues si no tuviésemos que elegir, no nos sentiríamos responsables ni tendríamos angustia. La angustia acompaña siempre al hombre, no sólo en los casos de decisiones extremas; sin embargo, cuando examinamos nuestra conciencia, observamos que muy pocas veces sentimos angustia. Sartre explica esta circunstancia indicando que, en estos casos, lo que hacemos es huir de ella, adoptando conductas de mala fe, no creyéndonos responsables de nuestras acciones.

Nos aporta además sobre la angustia, tuotromedico.com que consideremos, que la angustia es el sentimiento que experimentamos cuando. sin motivo. nos preocupamos en exceso por la posibilidad de que, en el futuro, nos ocurra algo temido, sobre lo que no tenemos control y que, en caso de que sucediera, consideraríamos «terrible» o haría que nos consideráramos personas totalmente inútiles. También se puede definir la angustia, como un sentimiento de amenaza cuya causa es por el momento desconocida, pero que puede aparecer en el momento en que menos lo esperamos y revelar a todos sin excepción, que somos unos incompetentes o personas totalmente ridículas.

La angustia es un círculo vicioso. Una vez que se ha experimentado la angustia «sin razón alguna», aparece una actitud angustiada ante la perspectiva de sentir angustia. Se presentan pensamientos del tipo de «sería horrible si empezara a sentirme angustiado». Pensar de ese modo, nos provoca la angustia. Inmediatamente, notamos la angustia y pensamos algo así como «es terrible, me estoy angustiando». Esto lleva a incrementar la angustia que, a su vez, nos hace pensar cosas tales como «Estoy perdiendo el control. ¿Y si me desmayo (o me coge un ataque de pánico, o cometo una locura, o me da un ataque al corazón)? Sería terrible.» La angustia crece por momentos y nos conduce a pensamientos cada vez más angustiantes. El proceso se desarrolla con gran rapidez y de lo único que somos conscientes, es de un progresivo sentimiento de pánico. La característica principal de la ansiedad es que, poco a poco, se generaliza y cada vez hay más cosas que producen ansiedad.

Los síntomas de la angustia son de acuerdo Según el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales, una crisis de angustia (panic attack) es definida como la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

• 1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca
• 2. Sudoración
• 3. Temblores o sacudidas
• 4. Sensación de ahogo o falta de aliento
• 5. Sensación de atragantarse
• 6. Opresión o malestar torácico
• 7. Náuseas o molestias abdominales
• 8. Inestabilidad, mareo o desmayo
• 9. Desrrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
• 10. Miedo a perder el control o volverse loco
• 11. Miedo a morir
• 12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
• 13. Escalofríos o sofocaciones

En definitiva, se nos dice, que la angustia es un veneno psicológico que puede causar mucho daño; sin embargo, con la ayuda de un profesional es posible aprender a controlar los síntomas de la restricción mental y corporal de la reacción de angustia e, incluso, eliminar las fuentes que originan temor y tensión nerviosa dañina en la vida. Escuelas como la cognitivo conductual ofrecen buenos resultados La fría estadística dice que en el mundo, en promedio anual, 620 mil personas intentan suicidarse, agobiadas por todo tipo de angustias. De ellas, 110 mil logran quitarse la vida.

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(*) Docente de Postgrado de FACES, Universidad de Carabobo. EXATEC.