La ansiedad ¿Qué es realmente? (*)

La ansiedad ¿Qué es realmente? (*)

“Desde que me dedico a la psicología y a la atención de pacientes, siempre me ha sorprendido la cantidad de personas que padecen ansiedad”

M. Medina

Existiendo, por parte de la población en general, un gran desconocimiento acerca del origen de la ansiedad y sobre todo cómo poder controlarla, generando un intenso sufrimiento que suele llevarse en silencio además de resultar poco frecuente que alguien se detenga a explicar qué es realmente la ansiedad.

La ansiedad aparece cuando se pone en funcionamiento una parte del organismo denominado sistema simpático, y para que resulte más fácil de comprender se identificará como “zona de alarma o peligro”. Este sistema se activa ante cualquier percepción de peligro por parte del cerebro y prepara al cuerpo para afrontarlo. Es un mecanismo de supervivencia, que permite huir o atacar si la persona se  encuentra en una situación de peligro real, por ejemplo, ante un incendio, el cerebro detecta el peligro y rápidamente empieza a funcionar en modo de alerta, el corazón late más rápido, los músculos se tensan, se dispone de más oxígeno, etc.… todo esto ayudará a no mantenerse pasivos y rápidamente actuar.

En este caso, se trata de una activación saludable del sistema de alarma individual, y toda la activación generada pasará una vez haya pasado el peligro.

¿Qué ocurre si no hay un peligro real? ¿Qué pasa en el cuerpo si no existe un peligro real, pero comienza  a preocupar o anticipar de manera negativa ante ciertos acontecimientos del futuro? En este caso, aunque no existe un peligro real y el organismo no necesita  huir o atacar de nada ni nadie, el cerebro interpreta igualmente que existe peligro y activa el mecanismo fisiológico del cual se dispone para las situaciones de peligro, e igualmente que cuando existe un peligro real, el  cuerpo empieza a funcionar de manera más rápida de lo normal, también el corazón late más rápido, también se oxígena más el cerebro, los músculos se tensan.. pero como no se tiene  que huir de nada sino que simplemente se puede estar en el sofá de la casa o realizando las tareas de la vida diaria, sin darse apenas cuenta, solo con las  preocupaciones o tensiones acumuladas, se  activa el sistema de alarma innecesariamente, y todo ese exceso de tensión innecesaria es lo que se traduce en el cuerpo como ansiedad.

El exceso de tensión en el organismo de la persona unido a la activación de la “zona de alarma” desencadena en el cuerpo humano una serie de síntomas. No todas las personas sienten los mismos síntomas ni todos los síntomas aparecen en una misma persona, ni estos tienen la misma intensidad en todos los casos. Dependiendo de cada persona y de su disposición biológica y/o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas.

Hay dos grupos de síntomas, los físicos y los psíquicos. Entre los primeros figuran los siguientes: taquicardia, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas e incapacidad para la relajación. Mientras que en el según grupo se incluyen: inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, temor a perder el control y sensación de extrañeza o despersonalización.

Todos estos síntomas van unidos normalmente a una sensación muy desagradable de que “algo va mal“, una gran dificultad para adoptar decisiones junto al temor a la muerte, a la locura, etc. Las personas que sufren ansiedad normalmente expresan un estado de intranquilidad constante, originando estos síntomas desconcentración, se está menos atentos(as), e inquieta aún más ver cómo se preocupan excesivamente por cosas sin importancia.

Vivir sin ansiedad, supone principalmente aprender un estilo de vida, donde se le da importancia al proceso mental positivo y la forma de afrontar la vida diaria y sus adversidades, es decir, comprender qué se debe poner todo el empeño personal  para no vivir constantemente preocupados, y que de ser así, el cuerpo dará la señal de alarma apareciendo los síntomas de la ansiedad. A su vez, es fundamental no acumular tensiones continuamente, el organismo necesita desahogo… expresar, llorar, permitir, etc. y la mente necesita despejarse a través del pensamiento positivo  y frases de autoayuda que mejoren la autoestima y actitud ante la ansiedad.

Si la ansiedad ya ha dado señales en el organismo, no se debe acostumbra a vivir con ella, a pensar qué forma parte del cuerpo, pues se estaría funcionando en modo alarma continuamente, algo que antes o después agotará al organismo. Si no se  apaga la alarma se terminaría desgastada(o)s y el sistema biológico terminará por quebrantarse y desarrollar dolencias y enfermedades.

Por tanto, si se siente ansiedad, se debe buscar estrategias qué relajen el cuerpo, como puede ser realizar ejercicios de respiración abdominal, relajar nuestros músculos, pasear o realizar cualquier actividad física, etc… en definitiva descargar todo el exceso de tensiones del organismo y adoptar estrategias que permitan sentirse más relajados/as.

(*) Algunas ideas y conceptos de este espacio fueron bajados de www.vivirsinansiedad.org, escritos por la psicóloga M. Medina, adaptados a este espacio por el equipo de Gerencia en Acción