La “Clave D.I.O.S.”

En muchas ocasiones sentimos que la vida no tiene sentido, que no sabemos para que existimos, nos preguntamos cuál es el propósito de nuestra existencia, cuál es nuestra misión. Incluso muchas personas desearían no haber nacido, preferirían morir.

Lo anterior sucede, porque el ser humano para sentirse bien, necesita mantener un equilibrio entre lo físico, mental y espiritual. Muchas personas se sienten bien físicamente, algunas acostumbran ir al gimnasio varias veces por semana, realizar caminatas, correr, o sea, ejercitar su cuerpo de alguna manera, con el fin de estar saludables y verse bien. Algunos hasta recurren a la cirugía plástica, con el fin de lucir mucho mejor.

También están los que acostumbran leer diariamente, ya sean libros de motivación, auto-liderazgo, crecimiento humano, etc., lo cual les permite tener una mente más abierta, ante las oportunidades que se les presenten en el diario vivir y hasta practicar la inteligencia emocional, con ellos mismos y con las personas con las cuales interactúan.

Pero, para saborear “el plato de una exquisita vida”, además de estar bien física y mentalmente, a la receta le falta lo espiritual. O sea, una vida sin lo espiritual, es como una receta sin el ingrediente más importante, ese ingrediente que marca la diferencia, que le da el sabor a nuestra existencia. Lo anterior me hace pensar, en las veces que he intentado preparar un chop suey, o un arroz cantonés, por más que le hago, nunca me sabe igual al que compro en el restaurante chino. Esto sucede porque me falta el ingrediente “mágico” en la receta. Ingrediente que difícilmente voy a lograr conseguir, por estar celosamente guardado por los cheffs chinos.

Lo mismo ocurre en nuestras vidas, aunque nos sintamos super bien física y mentalmente, si nuestra parte espiritual está sin ejercitarse, si la tenemos olvidada, si no tenemos tiempo de buscar en nuestro interior, ese ingrediente que va a permitir que el plato de la vida quede bien sazonado, siempre nos vamos a sentir insatisfechos, hambrientos, carentes de algo, inquietos, incómodos.

No entendemos porque si lo tenemos “todo”, no somos felices. Porqué nos deprimimos, nos sentimos solos, necesitados de amor, etc.

Lo anterior sucede porque nuestra esencia está hambrienta, descuidada, debemos de ir al encuentro de nuestra espiritualidad, al origen de nuestra existencia. A diferencia de las recetas chinas, nosotros podemos encontrar ese ingrediente secreto dentro de nosotros, en nuestra esencia.

Con lo anterior no quiero decir, que debemos ir a la iglesia a golpearnos con una piedra en el pecho, sino que recordemos que somos espíritus encarnados, y que como tales necesitamos que se nos cuide, alimente, y ame.

Para ser felices, debemos amarnos primero a nosotros mismos, antes de poder amar a los demás, no podemos dar de lo que carecemos.

Resumiendo: la respuesta a nuestras necesidades es “CLAVE D.I.O.S.”

D=Discernimiento

I=Inteligencia

O=Obediencia

S=Sabiduría. Cuando digo que la clave es D.I.O.S., me refiero a lo siguiente:

Discernimiento: saber escoger lo mejor para nuestras vidas y seres queridos.

Inteligencia: Aplicar correctamente el conocimiento adquirido.

Obediencia: Total a Dios, Él sabe que es lo mejor para nosotras.

Sabiduría: Este es el grado más alto del conocimiento y se debe demostrar con humildad al ponerlo al servicio de los demás.

Resumiendo: Dios es la clave para una vida plena.

Siempre debemos de aplicar estos conceptos en nuestro diario vivir. Al tomar decisiones hagámoslo apegados firmemente a nuestros principios y valores morales, pero sobre todo aplicando la “CLAVE DIOS”.

(*) Escritora / Coach de Vida / Conferencista Internacional
Costa Rica

Web Oficial: www.adrianahamblin.jimdo.com

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