La concertación y el apoyo al productor luce la vía de paliar el problema de la seguridad alimentaria

Con relación al sector agroalimentario venezolano hay preocupación ante la percepción que la estrategia que ha prevalecido, es la de considerar que por encima del crecimiento debe estar la reducción de la pobreza aún a costa del sacrificio de los productores del país.

El temor que nos embarga, es de solo pensar que pudiésemos estar actuando en el camino equivocado y; que en un aspecto tan importante como la seguridad alimentaria, pudiésemos fallar en momentos que el mundo presenta inconvenientes para solventar esta situación.

No cabe duda que la demostración de apertura que el gobierno ha estado mostrando con el sector empresarial agroalimentario, es la medida correcta ante la grave problemática que pudiésemos enfrentar. La sociedad en general ha venido sufriendo las consecuencias de la carencia de alimentos básicos de la dieta diaria y sus consecuentes elevados precios. A tal efecto se han destacado una serie de correctivos de carácter estructural que deben ser tomados en cuenta y, de los cuales el mismo Poder Ejecutivo ha reconocido.

Según el informe del Ministerio de Alimentación del año 2007, a la Asamblea Nacional, «la regulación de precios de algunos rubros, en cuanto a insumos y a consumo final, generaron desequilibrio en las cadenas productivas, suscitándose el desabastecimiento de dichos rubros» y señala que «los bajos niveles de producción agrícola dificultaron la oferta permanente de productos alimenticios…Es por ello que la mayor parte de los alimentos que se consumen es de origen importado…».

Además, señala que «otro obstáculo ha sido el control cambiario, el cual ha dificultado la obtención de divisas para la adquisición de algunos insumos para el sector agrícola y de productos terminados, originando distorsiones en la cadena productiva de estos rubros» y reconoce que «el sector industrial privado durante 2007 no ofertó una cantidad suficiente de alimentos para cubrir la demanda del país… lo que generó en gran parte el desabastecimiento en algunos rubros».

Finalmente, admite que la cobertura de la misión Alimentación sobre el global de distribución de 18 rubros básicos se redujo 21% en un año, al pasar de 45,9% de todo el país en 2006 a 36,1% en 2007.

Por otra parte, el especialista del área Dr. Machado Allison, ha señalado que el concepto de seguridad alimentaria manejado por el Gobierno, está equivocado desde la A hasta la Z y que los resultados están a la vista. Sordos a cualquier otra idea, comenzaron por el desarrollo endógeno, cuando los países modernos tratan de producir para exportar. Luego dominó el «slogan» del autoabastecimiento, cosa de países muy pobres e incapaces de importar o exportar. Al tratado de equivocaciones le sumaron el control de cambio, la fijación de precios al productor y el congelamiento de precios al consumidor, fórmula ensayada y fracasada en todo el planeta. Como si lo anterior no fuera suficiente para asegurar el desabastecimiento, le añadieron la salida de la CAN y del Grupo de los 3, amén de violaciones a los convenios dirigidos al libre comercio con los integrantes del grupo andino.

Ante esas manifestaciones y la confirmación de los consumidores de los problemas para adquirir sus alimentos; no podemos sino convocar a toda la sociedad incluyendo al ejecutivo, a evitar continuar despilfarrando las oportunidades que nos brindan los actuales ingresos petroleros.

Sería lamentable que no fuésemos capaces de entender que vivimos un momento histórico del cual no tenemos garantía que se repita en el futuro. La lógica nos dice, que esa ingente cantidad de recursos debe ser usada para formular y desarrollar las estrategias que propicien el crecimiento, permitan la creación de empleos, estimulen la actividad económica, protejan el medio ambiente y beneficien a los diferentes estratos sociales.

Pudieramos concluir afirmando que, la concertación es la vía, no hay otra. Sin apoyo y reconocimiento a los esfuerzos de los productores, que son quienes corren los riesgos, no será posible salir del atolladero en el que nos encontramos en relación al suministro de los alimentos de la población venezolana. Aún cuando los ingresos continúen siendo altos, llegara un momento en que no serán suficientes.

Por lo que reiteramos que para convertir en desarrollo el crecimiento económico, es necesario consensuar y ejecutar un pacto político, fiscal y social que se traduzca en integración y cohesión social. Ese consenso implica no sólo preocuparse por el crecimiento, sino por el tipo de crecimiento y el mejoramiento de los sistemas de protección social», aspecto este que compartimos con el gobierno.