La cultura de los besamanos (SOBONES)

O también conocidos como los CHUPAMEDIAS

Es normal encontrarnos en la vida con individuos que encajan perfectamente en esta posición. Personas normales aparentemente, algunas de ellas con grandes conocimientos y capacidades; pero desgraciadamente subordinadas al facilismo: otras, la mayoría, viviendo y actuando todavía en la prehistoria, siguiendo todos ellos un patrón de comportamiento similar, sin valores ni ética y, como si todo esto fuera poco, intolerantes, algo propio de la mediocridad.

Dentro de este patrón común podríamos mencionar el de ser serviles con el poder, no cuestionar la orden aun sabiendo que no es la correcta y dañar a personas que realmente valen, con tal de satisfacer el pedido del amo, por mezquindad, temor o abuso personal.
Cosa que ninguna persona que se respete, desarrollaría
No cualquiera puede ser un chupamedia profesional. Para esto se requiere no tener valores ni respeto por uno mismo y un egoísmo desmedido, mismo que le sirve como escalera para siempre estar pegado como sanguijuela a quien verdaderamente representa lo que él nunca podrá ser, y limitarse a recoger del piso con la boca y, consecuentemente con la jeta, limpiar el mismo de las sobras del que tiene el poder momentáneo, quien al rodearse de esta calidad de gente, lo único que hace es demostrar su grado de MEDIOCRIDAD, pero a nivel de jefatura.

Están a tu alrededor, con sus morfologías diferentes -mayoritariamente fingiendo ser amigos- unos hombres otras mujeres; algunos son jóvenes, otros viejos, unos delgados otros gordos, unos altos otros enanos, unos usan lentes otros no, unos son más feos que el carajo y otros presentables; en fin: son parecidos a la gente. pero no son ni saben ser gente.

En tu entorno familiar y social, esta situación de estar rodeados de este tipo de individuos, se podría decir que es manejable, hasta cierto punto. El verdadero problema radica cuando te los encuentras en el trabajo, donde por su insuficiencia de vivir su tipo de vida rastrera, perjudican a la empresa y consecuentemente al entorno, con el desarrollo ponzoñoso de su comportamiento mediocre.

Empleados que, si bien conocen la rutina de su trabajo, lo realizan de manera insubstancial al menos y desconocen que su entorno los critica abiertamente. Por esto, por no estar actualizados por no tener procedimientos, por no saber ser gente, por no tener ética ni valores, en fin tantas cosas más, lo lamentable es que la mayoría honesta los reprocha en silencio y en los rincones, por miedo a perder su puesto laboral, lo que es algo entendible también, ya que en esta cultura de comportamiento bizarro, ser honesto, sincero y tener iniciativa es convertirte en blanco de los abusos cobardes y traicioneros de este grotesco circulo de individuos.

La forma más fácil de ubicar este nido de pequeños seres, es en las argollas que se forman en los puestos laborales, donde desgraciadamente por esas cosas de la vida, se van haciendo del poder a costa del servilismo y del consecuente daño que hacen a la empresa y sus dependientes, por su escaso aporte, convirtiéndose en anclas que desvirtúan la razón de ser de la institución en una época de globalización, situación que lleva a la organización -en la mayoría de los casos- a la quiebra, al generar pésimos resultados de la visión de la misma y consecuente daño de los que de una u otra manera dependen de ella.

Esta cultura de comportamiento y proceder equivocado, es la que tenemos la obligación de erradicar de nuestro país, para poder realmente seguir el camino que -por herencia, historia y esfuerzo- nos merecemos.

Toda Sociedad debería ser más grande que estos pequeños seres, imitaciones torpes de gente.

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