La dinámica de la desigualdad en México

Introducción

En los últimos veinticinco años, la distribución del ingreso en América Latina presentó dos claras tendencias: Durante el periodo comprendido por la llamada “década perdida” de los ochenta y los primeros años de la década siguiente la desigualdad aumentó en la mayoría de los países para los que existen datos comparables. A partir de finales de los noventa y principios de esta década, sin embargo, la desigualdad ha disminuido de manera generalizada. Entre 2000 y 2009, la desigualdad se redujo a un ritmo promedio cercano al 1 por ciento anual mientras en otras regiones aumentó. (López y Lustig, 2010)

Este artículo analiza las causas que subyacen a la dinámica de la desigualdad, se sugiere que tanto las fuerzas del mercado como la acción del Estado jugaron un papel importante en la explicación de la dinámica de la desigualdad.

Factores que explican el patrón de crecimiento

Desde el año 2000, la desigualdad ha disminuido en la mayoría de los países de América Latina, aunque también ha aumentado en algunos. En particular, el descenso de la desigualdad en México parece estar fuertemente asociado con la caída de los diferenciales de salarios por hora según nivel educativo (con la caída de los retornos a la educación) y, en menor medida, con la reducción de la desigualdad en educación. (Gasparini y Cruces, 2010)

La reducción de los diferenciales salariales, a su vez, se asocia en parte al mayor acceso a la educación logrado en años anteriores, lo que volvió relativamente escaso a los trabajadores sin instrucción o con primaria incompleta. La acción del Estado contribuyó a la disminución de la desigualdad en México (2007-2009) de dos formas:

 En primer lugar, el mayor acceso a la educación básica México es resultado de los esfuerzos explícitos del Gobierno.
 En segundo lugar, las transferencias (netas) del Gobierno se volvieron más generosas y progresivas. El programa de transferencias monetarias condicionadas a gran escala, Oportunidades, redujeron la desigualdad en los ingresos per cápita de los hogares entre 10 y 20 por ciento.

La desigualdad en México ha mostrado en años recientes una tendencia a la baja. Entre 2000 y 2006, el coeficiente de Gini se redujo de cerca de 0,53 a cerca de 0,49, esto significa una caída anual de 1,3 por ciento. Mientras que la pobreza extrema se redujo en un 43 por ciento entre 2000 y 2006. Esto es especialmente relevante considerando que el ritmo de crecimiento del PIB per cápita fue modesto, a una tasa anual de 2,5 por ciento o menos. La curva de incidencia del crecimiento para este mismo periodo muestra que los ingresos del 40 por ciento más pobre de la población crecieron a una tasa por arriba del promedio de las tasas de crecimiento de toda la distribución.

Los cambios demográficos, medidos por la proporción de adultos en el hogar y por la proporción de adultos que trabajan, fueron progresivos. Esto significa que tanto la relación de dependencia como el número de adultos que trabajan por hogar, mejoraron relativamente más para los hogares más pobres que para los más ricos.

La desigualdad en la distribución de los ingresos laborales y no laborales disminuyó y ambas fuentes contribuyeron a la reducción de la desigualdad total. Como se mencionó anteriormente, los ingresos laborales incluyen sueldos y remuneraciones de los trabajadores por cuenta propia, en tanto que los no laborales están compuestos por ingresos de la propiedad, negocios propios y transferencias (privadas: remesas y regalos; y públicas: pensiones y transferencias monetarias condicionadas).

La reducción de la desigualdad en los ingresos laborales es, por mucho, el factor más importante que explica la disminución de la desigualdad total. La disminución de la desigualdad en los ingresos laborales refleja la caída en la brecha salarial entre trabajadores calificados y no calificados. La brecha salarial aumentó en el período posterior a la liberalización comercial de mediados de la década de los ochenta. Este fue uno de los principales componentes que explican el aumento de la desigualdad total entre estos años y mediados de la década siguiente. Desde entonces, sin embargo, la tendencia ascendente de la desigualdad en los ingresos laborales se revirtió. (Alejo et al., 2009)

En suma, la disminución de la desigualdad en los ingresos de los hogares en México parece estar determinada por un aumento relativo en la demanda de trabajadores poco calificados (en relación a los trabajadores con más habilidades) y por una caída relativa en su oferta. Esto último se explicaría como producto de los avances logrados en educación, dado que un mayor número de cohortes permanecen en la escuela por más años (algo que se confirma por el aumento constante de los años de escolaridad). Por el lado de la demanda, parte de la historia podría estar relacionada con el TLCAN: una mayor demanda por trabajadores poco calificados en las “maquiladoras”, dado que los procesos de producción en América del Norte se integraron cada vez más después de que el TLCAN entró en vigor.

Otros factores que pueden haber contribuido a un aumento de la demanda relativa de trabajadores situados en la parte baja de la distribución se refieren al aumento de las remesas y las transferencias en efectivo de Progresa/Oportunidades (el programa del gobierno de México contra la pobreza). Sin embargo, dado que éstas se mueven más o menos a la par, el efecto directo de las remesas y las transferencias podría afectar el nivel, pero no necesariamente la tendencia de la desigualdad en los ingresos. Más importante pudo haber sido el efecto indirecto, es decir, la incidencia que las remesas y las transferencias tuvieron sobre el empleo en las economías locales pobres.

La puesta en marcha del programa de transferencias condicionadas Progresa/Oportunidades hizo al gasto público más progresivo. Según algunas estimaciones, sin Oportunidades, el coeficiente de Gini sería mayor en alrededor de un punto porcentual lo cual no es insignificante. Con todo, el gasto público sigue siendo, en gran medida, poco progresivo y, en algunos casos, es claramente regresivo. (Scott, 2009)

Conclusiones

Es bien sabido que México es, y ha sido, un país de grandes desigualdades sociales. Sin embargo, la desigualdad en México se ha reducido. No se ha reducido en tal magnitud que seamos un país equitativo e igualitario, pero se ha reducido.

En el comparativo internacional, México se ubica en una posición de ingreso medio, con un sector importante de la población considerada como de clase media. Uno de los más relevantes desafíos que actualmente enfrenta el país, se refiere a las oportunidades que la sociedad mexicana tiene para acceder al desarrollo humano. De acuerdo con los resultados del Índice de Desarrollo Humano (2011), en México cerca de 40% de la población se mantiene en situación vulnerable.

Así, la reducción reciente de la desigualdad en México, aunque importante, continúa estando limitada. En estas condiciones, los instrumentos de política pública deben orientarse y coordinarse para lograr efectos positivos en la disminución de la desigualdad, la promoción de la equidad y la erradicación de la pobreza.

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Referencias.

Alejo J., Bergolo M., Carvajal F. y Cruces G. (2009). “Cambios en la desigualdad del ingreso en América Latina. Contribución de sus principales determinantes (1995-2006)”. En López Calva L. F. y Lustig N. (eds.), Mercados, el Estado y la dinámica de la desigualdad en América Latina. Washington, DC: PNUD.
Gasparini L. y Cruces G. (2010). “A Distribution in Motion: The Case of Argentina”. En López Calva L. F. y Lustig N. (eds.), Declining Inequality in Latin America: A Decade of Progress?. Washington DC: Brookings Institution y PNUD.
López Calva L. F. y Lustig N. (2010). Decli ning Inequality in Latin America: A Decade of Progress?. Washington, DC: Brookings Institution y PNUD.
Scott J. (2009). “Gasto Público y Desarrollo Humano en México: Análisis de Incidencia y Equidad”, En Informe de Desarrollo Humano de México 2008/2009. México: PNUD.