La economía chilena ya está afectada por el coronavirus

Ojalá que el coronavirus no tenga en Chile ninguna víctima entre los posibles infectados, ni muchos menos entre quienes puedan fallecer por esta insólita enfermedad. Pero aun cuando nada de ello suceda, Chile no se librará de sufrir algunos de los efectos nocivos que este minúsculo virus ha tenido sobre la economía mundial.

El coronavirus ya ha afectado el comercio mundial, pues muchos países prefieren reducir o incluso detener en su totalidad las compras de productos provenientes de China, así como cerrar las fronteras a los ciudadanos chinos que constituían hasta hace poco una fuente de grandes ganancias para toda la cadena ligada al turismo internacional.

China, a su vez, también ha tomado medidas que hacer que sus puertos funcionen con más lentitud y con más controles, lo cual termina afectando tanto las compras como las ventas que China realiza al resto de la economía mundial. Y como no se trata de cualquier país sino del primer exportador a nivel mundial – que tiene relaciones comerciales con prácticamente todos los otros países del mundo – esa cadena de consecuencias termina por afectarnos a todos.

A lo anterior se suma el hecho de que el coronavirus ya dejó de ser un problema solamente de los chinos, sino que pasó a ser un problema presente en Europa y en otros países del Asia, lo cual hace que sean varios los países que cierran parcialmente sus fronteras a los productos provenientes el uno del otro, o que multipliquen los controles en toda la cadena del comercio de importación o exportación.

Todo lo mencionado lleva a que el comercio internacional sufra un proceso de reducción de su crecimiento, o incluso de franco retroceso, respecto a los niveles de años anteriores. Eso, a su vez, se traduce en una disminución generalizada de la producción, del ingreso, del consumo y del empleo, y una disminución de la demanda, que hace que la economía empiece a caer en un peligroso círculo vicioso.

El lunes recién pasado todas las agencias noticiosas del mundo daban cuenta de un gran desplome en las principales bolsas mundiales, lo cual no siempre es bien entendido por el gran público. Si muchos tenedores de acciones de una o varias empresas, perciben que las ganancias de ellas se van a ver afectada por todo el proceso que hemos mencionado, entonces lo más probable es que decidan vender las acciones correspondientes. Si muchos salen al mercado a vender, el precio de esas acciones bajará y todos los accionistas verán que el valor de sus activos accionarios, y por lo tanto de su riqueza, ha disminuido.

Los que venden sus acciones, a su vez, obtiene dólares como contraparte de esa venta, y eso genera una mayor demanda de esa divisa en los mercados cambiarios, con lo cual el dólar se hace más caro – por la mayor demanda- en términos de las otras monedas importantes del mundo contemporáneo. En otras palabras, el dólar se aprecia y el resto de las monedas se deprecia.

A lo anterior se agrega que ante la subida del dólar y ante la eventualidad de que siga subiendo, muchos agentes económicos de todo el planeta, incluido Chile, deciden comprar dólares en espera de su esperado incremento de valor, con lo cual se presenta una segunda fuerza que empuja en pro de un incremento de su precio.

Su fijamos nuestra atención en los impactos de todo lo anterior sobre la economía chilena, vemos que la demanda y el precio del cobre es probable que se reduzcan, como también el consumo mundial de otros productos que componen la cesta de exportaciones chilenas, tales como las frutas, la madera o los productos del mar. Paralelamente, es dable suponer muchas acciones bajen también de precio en la bolsa local – con lo cual se reducirían algunas fortunas criollas – y que el dólar incremente su precio, pues a las tendencias mundiales en ese sentido se agrega aquí el hecho de que son muchos los que ante tiempos inciertos buscan refugio para sus activos en una divisa fuerte como el dólar. El alza del dólar trae, a su vez, grandes dificultades al Banco Central en cuanto a su política de control de la inflación y complica la situación de muchas empresas y bancos chilenos que están endeudados en dólares en una cuantía que supera incluso la de la deuda externa del Estado.  

En síntesis, cuando llueve todos se mojan, y más aún países como Chile que han apostado fuerte en un proceso de internacionalización comercial y financiera.