La Economía venezolana en 2022

El Economista Wilfredo Briceño realiza una serie de precisiones de nuestra economía basado en el uso de indicadores que constituyen uno de sus cimientos más importantes.

No siempre fue así. La economía nace como ciencia con Adam Smith en 1776; 245 años hace. Pero, fue con la gran depresión de 1929 que surgió la imperiosa necesidad de medir cuanto desempleado había, por ejemplo, o, de que tamaño era lo que se dejaba de producir por efecto de ese perverso crash económico planetario.

Simon Kutnez, economista norteamericano fue el pionero en estas lides. El fue el primero que sistematizo un método riguroso para medir lo que una economía produce en un periodo dado.

Es lo que hoy se llama Producto Interno Bruto -PIB-, sin duda, uno de los grandes inventos del siglo XX. Por ello le dieron el nobel de economía, murió en 1985, a los 86 años de edad.

El segundo paso fue correlacionar variables económicas, es decir, determinar la naturaleza de las relaciones entre variables económicas vinculadas. Esto dio origen a una rama de la economía que se denomina econometría o, macroeconométrica, que no es más que, una herramienta técnica que permite hacer pronósticos sobre una variable conociendo los elementos que la determinan, suponiendo, claro está, parámetros de comportamiento respecto a tales elementos.

El pionero en esta área fue Lawrence Klein, a quien por tales aportes se le concedió el primer premio nobel de economía en1969, premio que instituyo la academia sueca en 1968.

Es lo que se pretende hacer, en cuatro variables claves a continuación.

No se trata, simplemente, de decir, la inflación este año cerrará probablemente en 150 %. Eso es presunción. Especulación. Ahora, si tal proyección resulta de la ejecución de un programa econométrico y en razón de las variables que considero, arroja ese resultado, entonces hemos realizado un ejercicio de pronóstico económico. Que puede cumplirse o no, dependiendo, claro está, de la solvencia técnica del programa económico utilizado, cómo de que las variables económicas consideradas asuman comportamientos como los previstos. ¡Complicado el asunto ¡Vaya que sí! No en balde la mayoría de los pronósticos económicos rarísimas veces aciertan con exactitud.

¿Qué evaluar?

       * PIB

       *Desempleo

       *Inflación.

       *Tasa de Cambio.      

El PIB: (producto interno bruto)

Trátase de lo que efectivamente produce una economía en transcurso de un año.

Lo que se «añade o agrega» en términos de producción de bienes y servicios a una economía respecto a un período precedente.

Veamos el comportamiento de ésta relevante variable macroeconómica en los últimos años:

 Año        Tasa Crecimiento anual (%)

 2013.                 1.3

 2014.               -3.2

 2015.               -6.2

 2016.             -17.0

 2017.            – 15.2

 2018.             -18.0

2019.              -26.0

 2020 =          -31.0

 2021 =             6.0

 2022 =             9.0

Fuente: 2013-2018 (BCV), 2019 (Cepal), 2020 (FMI), 2021 y 2022 promedio de estimaciones de consultoras privadas nacionales.

Algunas consideraciones:

 * El PIB cayó 83 % entre 2013-2020. Se redujo la economía a 17 % de lo que era apenas 8 años atrás.

Un dato para ilustrar: el PIB que produce Bogotá, la capital de Colombia -USD 71000 M-, es 57 % mayor que el PIB de Venezuela toda.

Todo apunta a un aumento en el PIB éste 2022 que debe estar en un 9 %, acumulando entre 2021-2022 un crecimiento que bordeará 16 %. Una nimiedad para la caída sufrida.

En 2012 el PIB era de USD 258.000 M, al cierre del 2020 de unos USD 42.000 M (FMI), si crecemos 16 % entre 2021 y 2022, luego, al cierre del año corriente se ubicará en unos USD 48.720 M. Es decir, en diciembre de este año produciremos bienes y servicios equivalentes a 20 % de lo que generábamos 9 años atrás.

Lo anterior explica que en el 2012 éramos la tercera nación en América Latina, después de México y Brasil, con el ingreso per cápita más alto -USD 18.000 a valor presente- y hoy, para desgracia de todos, competimos con Haití por el deshonroso último lugar.

Claro, que es excelente crecer. Sólo que requerimos hacerlo a tasas más altas y en forma ininterrumpida

Mas exactamente: debemos crecer 15 % anual durante 14 años para tener el ingreso que teníamos en el 2012.

Nunca hemos crecido a esa tasa durante 3 años seguidos. ¡Jamás!

El ciclo de mayor expansión económico en el transcurso de más de una década en toda nuestra historia republicana, lo alcanzamos en 1950-1979, y crecimos 6.3% anual. Es decir, 58 % menos que la meta de crecer 15 % anual durante 14 años para en el 2036 tener un ingreso equivalente al que tuvimos en el 2012.

Ese país de bonanza, de abundancia, de tener 60 % de clase media, se fue; y va a costar mucho en términos de esfuerzo, dinero y tiempo volverlo a tener. El cambio político del actual régimen es el inicio… solo eso: el comienzo. A partir de ahí es cuando toca enderezar muchas cargas para recomponer lo destruido. ¿Está la actual dirigencia política opositora en capacidad de liderar ese proceso histórico de reconstrucción? El bochornoso espectáculo dado días atrás ante el Parlamento Europeo obliga a expresar severas dudas. Pero retomando el tema…

La gran pregunta es: ¿se sostendrá en el tiempo ese crecimiento iniciado en 2021 y continuado en 2022?

Una cosa si es segura, mientras no se den, al menos, las 3 condiciones siguientes no habrá crecimiento económico sostenido:

1)Levantamiento de las sanciones comerciales y financieras.

2) Recuperación sostenida de la producción petrolera con inversión extranjera que lleve la producción interna a unos 3 MBD al final de la presente década.

3) Puesta en marcha un Plan de Ajuste y Estabilización Macroeconómica, Plan de Desarrollo gusta decir -con sobrada razón- al Dr. Miguel Rodríguez, que tenga al “mercado»  como mecanismo asignador de recursos, que posibilite, además, abundante financiamiento externo -unos USD 40.000 M anuales durante unos 7 años consecutivos-, con  reordenamiento de la deuda externa -que implique un «quite» o anulación de al menos 70 % de los USD 190.000 M que se adeudan- y,  altas tasas de inversión interna -sobre el 20 % del PIB de cada año-

En ausencia de lo anterior solo tendremos alzas intermitentes, espaciales y concentradas en algunos sectores claves.

Somos hoy un país estructuralmente pobre con una muy reducida capacidad de crecimiento, entre otras razones, por tener un estado financieramente colapsado que lo inhabilita como proveedor de bienes y servicios públicos fundamentales que apalanquen un vigoroso y sostenido crecimiento.

El mejor ejemplo de esto último es el tema del servicio eléctrico.

La industria manufacturera se redujo al mínimo, de ocupar al 18% de la masa laboral total en 2015, hoy, ocupa al 2 %, y opera a un 20 % de su capacidad, si se produjese, por ejemplo, un boom industrial, es decir, creación de cientos de empresas que apunten a reconstruir el tejido económico que teníamos en el 2012, pues, no hay flujo eléctrico suficiente para operarlas y el estado venezolano no tiene los 10.000 M de $ que resolverían tal situación.

Corolario: el País, adolece, hoy día, de los factores necesarios que posibilitarían un proceso sostenido de crecimiento económico que nos regrese a un nivel adecuado de convivencia social.

Desempleo

En todas partes del mundo la tasa de desempleo se calcula mediante una «encuesta de hogares». El BCV hace años que no publica ese índice. Es obvio que producción y desempleo son variables macroeconómicas altamente correlacionadas.

No hay producción sin empleo. Si la producción colapsó el empleo también. Consultoras como Eco analítica y Síntesis financiera ubican el desempleo entre 55 y 60% de la masa total laboral, con un perverso añadido, ha aumentado la población inactiva por lo brutalmente bajo de los salarios.

No vale la pena trabajar. Se gasta más en transporte y vestimenta que lo que se percibe por salario.

Un crecimiento de 9 % del PIB éste 2022 en las condiciones de la economía venezolana, prácticamente deja en los mismos niveles la tasa de desempleo; su impacto es casi imperceptible. Obvio, que nos referimos a empleo formal, que incluye, además, salarios que permitan, al menos adquirir parte importante de la canasta alimentaria.

El salario promedio es de unos USD 90 en la empresa privada y unos USD 50 en la pública. El costo de la Canasta Alimentaria para una familia de 5 miembros ubicase en unos USD 450 mensuales. ¡La brecha es brutal! Encovi sitúa -2021- la pobreza extrema -ingresos que no permiten ni siquiera alimentarse bien- en 76 % de la población total.

La recuperación del empleo -una tasa de desempleo inferior a 7 %- pasa, obligatoriamente, por unos niveles de PIB superior a USD 200.000 M, o, cuatro veces superior a los írritos niveles actuales.

Inflación:

Es el primer problema que afecta a los venezolanos según los sondeos de opinión.

El colapso de la producción que acabo con buena parte del empleo y la hiperinflación son los responsables del empobrecimiento generalizado que padecemos los venezolanos.

No siempre hemos padecido de inflaciones altas. Es importante saberlo.

La evolución de los precios en el País ha sido cómo se señala a continuación, medido en Tasas Promedio Anuales de Crecimiento:

   Año                TPAC (%)

1830-1940:          0.1

1950-1973.          1.4

1974-1986.        10.2

1987-1996.        50.2

1997-2012.        24.7

2013.                 56.0

2014.                 68.0

2015.               180.0

2016.               274.0

2017.               862.0

2018         130.060.0    

2019.            9.585.0

2020.            2.959.0

2021.               686.0

2022.               150.0

Fuente: 1830-1940 (Baptista, A); 1950-2021 (BCV); 2022 (estimación propia)

Consideraciones:

Desde el nacimiento de la República hasta 1973 el País vivió una situación de absoluta estabilidad de precios. ¡143 años!

Entre 1987 y 1998 confrontamos una sería crisis inflacionaria, cómo bien se define en cualquier texto de Macroeconomía cuando se tiene una de crecimiento superior a 50 % anual.

Entre 1999-2012 bajó, sólo que, a un precio económico considerable, explicando, en parte, el desmadre en los precios observado a partir de 2013.

Chávez optó cómo Política Antiinflacionaria, una fundamentada en equivocadas medidas de férreo control de precios y de la tasa de cambio, masivas importaciones y fuerte apreciación del bolívar.

El agudo déficit fiscal y la consecuente emisión de dinero inorgánico, esto es, sin respaldo en producción real, implotó el sistema interno de precios a partir de 2013 desembocando en un proceso hiperinflacionario en noviembre de 2017.

A partir de 2019, ciertamente la tasa de inflación comenzó a bajar.

En la tabla se observa un descenso continuo de la inflación desde el pico histórico alcanzado en el 2018.

Las causas son, esencialmente:

1) menos volatilidad en la Tasa de Cambio.

2) desaceleración en la tasa de crecimiento de la Oferta Monetaria o Circulante Monetario (2018:68.000 %; 2019: 5.000 %; 2020: 1.200%; 2021 850%, 67 % en el primer cuatrimestre del 2022)

3) Libertad para importar y rebaja pronunciada en los gravámenes arancelarios.

4) Salarios pírricos que tienen casi nulo impacto en el proceso de formación de precios internos.

La inflación este año 2022 se estima entre 120-180 %; asumamos que este año descendamos a 150 % cómo lo señalamos en la tabla.  ¿Es bueno?  Si, obvio.  Pero sigue siendo muy alta. Aun la más alta del mundo. Si excluimos a Venezuela, Argentina y Haití, la inflación promedio en América para el año que corre bordeará el  10 %. Luego, la nuestra sería 15 veces superior a la que se observará en el continente. Y tal brecha tiene unas severas y perniciosas consecuencias macroeconómicas.

Desequilibra la TC, lo que nos anula toda posibilidad de consolidar un sector exportador, distinto al petróleo, que nos provea de divisas que ayuden a financiar los 40.000 M de $ que requerimos en importaciones para normalizar nuestra economía y vida social, aparte, que reduce el valor real de los salarios y de toda categoría monetaria lo que profundiza los estructurales desequilibrios macroeconómicos que padecemos.

Entramos así en la cuarta (4) variable a considerar.

La Tasa de Cambio

Si los países con los cuales comerciamos tienen una inflación menor que la nuestra significa, que nosotros somos relativamente más caros. Lo que producimos lo hacemos a mayor costo que los demás. Luego no somos competitivos. Y en esa circunstancia jamás tendremos un sólido sector económico que se posicione en los mercados internacionales.

Ese desequilibrio se conoce como «apreciación real del bolívar» (e=tc× P*/P)

El bolívar gana valor respecto a las monedas foráneas, luego se incrementan las importaciones y caen las exportaciones, afectando el equilibrio externo o agravándolo si estamos en déficit. Y cuando no se tienen divisas suficientes para financiar ese desequilibrio en la tasa de cambio, ésta se desliza, se devalúa; es, por cierto, lo que viene sucediendo desde hace unos pocos días.

Al momento de escribir este artículo (20/05; 11 am) el USD promedia 5.26 bs/$ en el mercado paralelo.

El 31/12/ 2021 cerró en 4.81 bs/$; al cierre de abril la variación había sido negativa en 6.4 %; esto es, cuatro meses después la cotización era inferior, 4.51 bs/$.

¿Cómo se produjo tal «milagro? Es decir, la tasa de cambio debía devaluarse, pero, al contrario, se revaluaba; simple: el gobierno optó por alterar «inorgánicamente» la oferta de divisas para responder a las presiones de demanda y, así, estabilizar la tasa de cambio, siendo esta variable a su vez, el fundamento de su Política Antiinflacionaria.

Procedió a incrementar la inyección de USD en las mesas de cambio de la banca comercial, siendo que en 2021 por ese concepto erogó USD 1.550 M y entre enero- abril del presente año había inyectado por ese mismo concepto USD 1350 M, el 84 % de lo erogado en los 12 meses precedentes (USD 1.700 M al momento de escribir estas notas)

El aumento en los salarios decretados por el gobierno más otros incrementos en gastos públicos de otro orden, relacionado con un estancamiento en las exportaciones petroleras, obligaron al Ejecutivo a aumentar la tasa de Crecimiento de las emisiones monetarias, siendo que en abril ésta se incrementó 26 %.

Más dinero en la economía presionó la demanda de bienes y dado que son las importaciones, el componente de mayor peso relativo en la Oferta Agregada Interna de bienes y servicios, tal situación, al final, desembocó en un incremento en la demanda de divisas, lo que implicaba que mantener estable la Tasa de Cambio, obligaba a subir la cantidad de divisas inyectada a las mesas de cambio de los Bancos.

Naturalmente, al no suceder lo anterior en la tasa adecuada el dólar comienza a «deslizarse» o devaluarse; siendo que en lo que va de mayo lo ha hecho 16.2 %.

Creemos que lo seguirá haciendo. Al cierre del año la Tasa de Cambio, sólo en la medida que se mantengan los precios del petróleo sobre los USD 100 el barril y que se produzca un modesto aumento en las exportaciones, se ubicará entre 10 y 12 bs/$. De no darse los supuestos anteriores: implotará su precio. De seguro implotará.

O, desde otra perspectiva, cuando el gobierno no tenga capacidad financiera para inyectar divisas (USD y euros) a la banca, situación que más temprano que tarde sucederá, entonces, llegado ahí, el País vivirá una drástica corrección cambiaria, esto es, un proceso pronunciado y radical devaluacioncita. ¡Anótelo!