La educación en Venezuela

“Poco a poco parece que nos estamos acercando al momento en que el grande, y aparentemente indestructible buque que es nuestra moderna civilización, choque contra la gran masa sumergible de nuestro formidable autoengaño de la estéril racionalidad con la que falseamos nuestra naturaleza (social) y que nos ha conducido a esta tiránica confrontación de fuerzas donde todo entendimiento, toda reflexión profunda, toda revisión de la responsabilidad personal que cabe en la generación de este abismo, parecen ser sistemáticamente abolidas puesto que “siempre la culpa de todo la tienen los otros”. Rolf Benhncke C. El Árbol del Conocimiento. Prólogo.

El proceso de aprendizaje es, para los seres sociales, todo. Lamentablemente en todo el mundo se ha fracasado en llevar a cabo este proceso en función del desarrollo cultural de la sociedad. Dada la inmensa responsabilidad social que tienen en la evolución de los muy complejos sistemas sociales modernos, no es posible conocer “objetivamente” fenómenos (sociales) en los que el propio observador investigador que describe el fenómeno, no está involucrado.
El conocimiento humano (experiencias, percepciones) sólo podemos conocerlo desde sí mismo. Este es el corazón del problema del conocer humano.

Luís Ugalde, S.J. en su libro ‘Educación y Producción de la Venezuela Necesaria’, define la educación, como la formación de productores de sociedad sana y capaz de resolver los problemas que ésta vive y siente como prioritarios. Es decir, la formación de ciudadanos capaces de resolver: sus necesidades y valores de convivencia y sus necesidades productivas de bienes y servicios.

La verdadera pobreza del pobre, está en su incapacidad de producir. “La verdadera limitación del venezolano está, en haber creído en todo menos en sí mismo. Se ha mantenido sin arraigo y sin identificación, buscando a quien imitar, de quién depender, desatendido en sus verdaderas necesidades, capacidades y objetivos como personas y como pueblo”. Manuel Barroso, 26.

Es inaplazable hacer entender a nuestro pueblo, que la única mediación entre la necesidad y satisfacción es el trabajo productivo. Descubrir, implícitamente inserto en el proceso educativo, el altísimo valor del trabajo, la iniciativa y la creatividad propia como único camino. El Estado y la sociedad en general deben respaldar el desarrollo de un sistema educativo acorde con las exigencias de los tiempos que vivimos. Es un engaño continuar formando a nuestros jóvenes para un mundo que no existe. Los diagnósticos se han realizado, las estadísticas también. CEDICE, FUNDACRESA, entre otras instituciones han realizado excelentes trabajos en este sentido. Mientras no se consiguen plomeros, electricistas, albañiles, mecánicos especializados, abundan profesionales universitarios de taxista. Esto es una evidencia de un sistema educativo incapaz de orientar y formar a los ciudadanos de acuerdo a sus fortalezas, para que descubran, por si mismos, las oportunidades para realizarse. Un título universitario es un estorbo, si no logramos obtener los conocimientos que los sustenta. Muchos estudiantes llegan a la universidad en la etapa preoperacional de su desarrollo cognoscitivo y la gran mayoría no logran alcanzar la etapa de las operaciones concretas cuando egresan; para confirmarlo sólo basta oír a nuestros políticos, en funciones importantes de gobierno. Esto es producto de la ignorancia de los gobiernos en el diseño de políticas para la formación de maestros y profesores en el arte de enseñar.

Un plan estratégico de educación para Venezuela debe empezar, por definir el tipo de país que queremos. Establecer un censo de la población por edad y una proyección del crecimiento. Estimar los requerimientos a futuro de: número de profesionales requeridos por disciplina, a diferentes niveles, técnicos, médicos, ingenieros, educadores, etc. de manera, que cada egresado tenga posibilidades de un empleo al finalizar sus estudios. Estimar los recursos necesarios: financieros, estructurales, mobiliario, personal altamente capacitado, etc. Muy especial empeño debe tenerse en formar a los formadores, garantizándoles condiciones y remuneración dignas y un reconocimiento público respetuoso.

“El proyecto ético de vida consiste en una planeación consciente e intencional que realiza una persona con el fin de dirigir y proyectar su vida en los diversos campos del desarrollo humano, buscando satisfacer necesidades y deseos vitales que están en la estructura de su ser, con el fin de avanzar en la plena realización de si misma asumiendo las implicaciones y consecuencias de sus actos”.
Proyecto ético de vida. Sergio Tobón

El término desarrollo, en su sentido psicológico más general, se refiere a algunos cambios que ocurren en el hombre desde su concepción hasta su muerte. El desarrollo humano puede dividirse de acuerdo con varios aspectos: Desarrollo físico, Desarrollo social y el Desarrollo cognoscitivo. Para lograr un desarrollo integral, es necesario cambiar nuestras suposiciones inhibidoras, el bloqueo lógico, el bloqueo emocional y el bloqueo ético; ninguno de nosotros estamos vacunados contra ellos. Estos bloqueos imponen su hechizo inmovilizador sobre los esfuerzos realizados para cambiar nuestras instituciones: empresas, educación, programas sociales, etc. Para cambiar, es necesario desaprender los viejos hábitos y luego, comenzar con nuevos aprendizajes que nos permitan logros positivos.

“El 80% de los venezolanos, independientemente de su estrato social, carece de una conciencia definida de sí mismo, como persona. Su energía va orientada hacia el otro: complacer, agradar, o satisfacer expectativas ajenas. Fue educado para obedecer, para portarse bien, para acomodarse a lo establecido, para ser bueno”. Manuel Barroso, 27.

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Bibliografía:

Barroso, M. (1991) Autoestima del Venezolano. Editorial Galac.

Tobón, S. (2005) Formación Basada en Competencias. Ecoediciones.

Ugalde, L. (1990) Educación y producción de la Venezuela necesaria.

Woolfolk, A. (1990) Psicología Educativa.