La Estación Espacial Internacional, (EEI), cumple 10 años en órbita terrestre

EFE, noviembre 2008 – Es el embrión de la primera ciudad humana en el espacio, está a sólo 400 kilómetros de nuestra casa, ocupa el tamaño de seis pistas de baloncesto y parece una mariposa con las alas extendidas: es la Estación Espacial Internacional, (EEI), que mañana, 21 de noviembre, cumple 10 años en la órbita terrestre.

La ocasión será celebrada por los actuales tres ocupantes del complejo, a quienes se unirán los siete tripulantes del transbordador «Endeavour», que durante cuatro caminatas espaciales montarán nuevos equipos e instalaciones para ampliar su espacio habitable.

La EEI es un proyecto de cooperación internacional en el que participan la NASA, la Agencia Espacial de Rusia, la Agencia Espacial de Canadá, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, así como 11 miembros de la Agencia Espacial Europea, (ESA).

«Ha sido una tremenda hazaña tecnológica. Sólo la iguala el nivel de perseverancia y cooperación de quienes han participado en la obra», señaló Mike Suffredini, director del programa de la estación espacial en el Centro Johnson de Vuelos Espaciales de la NASA en Houston, (Texas).

Pese a que se ha superado su costo inicial de 100.000 millones de dólares y también la fecha para estar terminada, que era 2006, con su construcción «hemos tenido que superar las diferencias de idioma, de geografía y de conceptos de ingeniería», añadió.

En estos momentos, el complejo gira en una órbita a casi 400 kilómetros de la Tierra y está en proceso de convertirse en un «hotel de lujo» que podrá recibir en mayo a hasta seis ocupantes de forma simultánea.

Tras diez años de visitas de los transbordadores estadounidenses y de las naves de carga rusas, la estación es una estructura del tamaño de seis pistas de baloncesto y la apariencia de una mariposa con las alas extendidas.

Su masa es de unas 300 toneladas y su volumen interior de más de 700 metros cúbicos, «con una capacidad y un tamaño que hoy son verdaderamente asombrosos», señala Suffredini.

Muy lejos está el día en que el 20 de noviembre de 1998 llegó a la órbita terrestre el módulo ruso «Zarya», que constituyó la base sobre la cual comenzó a crecer lo que es ahora la EEI.

Desde entonces, la incipiente plataforma del hombre en el espacio ha recibido 29 visitas de transbordadores y naves rusas, todas ellas con vituallas y equipos diseñados y construidos por los países participantes para aumentar su estructura.

Además, el complejo ha sido visitado por 167 astronautas y científicos en representación de 14 países y, según los cómputos de la NASA, sus tripulaciones han consumido más de 19.000 comidas desde que llegó a la EEI el primer ocupante permanente en 2000.

«Es importante celebrar esta ocasión, porque así destacamos lo que se puede hacer en un ambiente de paz», señaló a Efe Kylie Clem, portavoz de la NASA en Washington.

«Además es un reconocimiento de 10 años de duro trabajo y un momento para recordar que todavía queda mucho por hacer», señaló.

Después de 114 caminatas espaciales, la viga central de «Zarya» tiene ahora un largo de casi 100 metros y sus paneles solares cubren una superficie de 2.679 metros cuadrados.

Además, cuenta con 19 instalaciones para la investigación científica, nueve de ellas patrocinadas por la NASA, ocho por la ESA y dos por la agencia espacial japonesa.

«Con la EEI hemos aprendido tantas cosas, y vamos a aplicar esos conocimientos para ir a la Luna y a Marte», prometió Mike Fincke, comandante de la Expedición 18 de la EEI.
«Todo lo que hemos aprendido tan cerca de casa, a sólo casi 400 kilómetros del planeta, lo podremos aplicar en la Luna, a una distancia de casi 400.000 kilómetros», añadió.

Según Clem, en realidad no existe una fecha precisa para terminar la construcción de la EEI, pero la aportación de Estados Unidos se verá reducida a partir de 2010 cuando la NASA retire su actual flotilla de tres transbordadores, que han sido el cordón umbilical del complejo.

Esas naves serán sustituidas a partir de 2015 por las del programa «Constellation», «con lo que habrá más tiempo para trabajar de forma mancomunada y sacar el máximo potencial de la EEI», señaló. –

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