La Gestión Estratégica del Saber en organizaciones de trabajadores del conocimiento

Hoy, cuando ya es mucha la gente que sabe utilizar sistemas informáticos que posibilitan tener acceso a la información que se necesita, resulta fácil imaginar la diferencia entre una organización en la cual laboran trabajadores del conocimiento, que no aprovechan tales herramientas, respecto de otras que sí tienen la capacidad de interactuar con el entorno teórico dentro del cual están inmersas -que les rodea universalmente- y que determina la realidad vigente, pues en estos escenarios se puede avanzar en el diseño, la creación, la implementación y la explotación de sistemas con información para decidir (llamados genéricamente, siftware) con los cuales se pueden cumplir mejor las actividades basadas en el saber y lograr servicios que muestran un contenido substancial cada vez mayor y mejor.

El Conocimiento es un componente intangible cada vez más complejo (extenso, profundo e imbricado), y es una fuente de valor que hace posible tanto servicios adicionales beneficiosos, como una mejor atención al cliente que los necesita, siendo menester admitir que su valor final crece cuando es utilizado como instrumento de poder, por aquéllos que le dan dinamismo a su conjunto de prácticas. Ahora bien, tal utilización posibilita una mejor catalogación de la organización por parte de quienes observan (desde afuera y desde lo interno) que ésta lo aprovecha, en pro del desarrollo de nuevos servicios al incrementar sus capacidades especiales.

A este aprovechamiento estratégico del saber se lo denomina “Gestión Estratégica del Conocimiento” y es un método que se basa en la búsqueda, localización, y explotación de las nociones existentes en beneficio de la organización y de su clientela (externa e interna), siendo una secuencia de procedimientos que exige una actitud crítica, interesada, amplia, flexible, proactiva y creativa, pero -a la vez- irreverente ante las creencias paradigmáticas que anclándose en el pasado profundo impiden el accionar individual y organizacional al compás del avance del saber global: Un progreso que ha de darse a fin de superar “lo que ha existido hasta ahora” y “el como ha sido hecho”.

Una actitud con tales características sólo se da en la mente y en el corazón de individuos y de equipos humanos que sobresalen por su disposición renovadora (tanto de lo teórico, como de lo práctico); es decir: en espacios influidos por un liderazgo innovador que busca siempre sobrepasar los límites actuales en aras de la consecución de la expansión de lo existente; expresado de otro modo: Donde no impera el sometimiento a lo tradicional.

Esta gestión permite recurrir a un tesoro que no se gasta, sino que crece, y que siempre está allí: Disponible para quien/es quiera/n sacarle partido a esa sabiduría colectiva mundial, que va más allá del dominio individual y/o del de todos los integrantes de cualquier institución u organización del conocimiento, evitando tener que caer en el proceso de ensayo-y-error o el tener que reinventar la rueda o -peor aún-, el agua tibia.

Para significar justamente lo afirmado en el párrafo anterior, permítaseme inducir a la mente de quien lee estas líneas a que suponga, por un momento, que está en un centro de salud (público o privado) viviendo un momento de emergencia extrema -de connotación vital- con un familiar muy querido que tiene el hábito de ingerir diariamente un jugo natural de toronja: ¿Qué tal si al terapéuta que está enfrentando tal caso se le ocurre decidir la administración inmediata de un medicamento (nifedipina), asumiendo que su efecto provocará un resultado beneficioso y ordena que se proceda así, pero luego -en presencia de las consecuencias- resulta que se halla sorpresivamente que, en los siftware para la gestión del conocimiento farmacoterapéutico está asentado, que cuando se suministra ese agente a quien tiene dicho hábito, se puede generar un efecto tóxico? ¡Epa!, ¿Sorpresa en un ámbito donde el cúmulo de conocimiento científico alcanzado es inmenso y está en las fuentes de información en formato electrónico binario, de acceso en tiempo real y justo al caso? ¿Asombro y culpa donde el axioma fundamental proclama que: “Lo primero: No dañar” y -por ende- todo debe ser previsto?; acaso, ¿Puede admitirse una praxis médica (o de cualquier otro quehacer profesional no experimental) bajo el imperio del ensayo-y-error?

La gestión estratégica del saber, es un conjunto táctico de crecimiento y desarrollo que añade valor y diferenciación, a través de una explotación útil que mejora la actitud y la aptitud de los trabajadores del conocimiento, quienes han de aprovecharlo individual y organizacionalmente como ventaja competitiva en pro de mejores servicios y resultados.

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