La importancia de ser el mejor

Debemos mantener avivado ese entusiasmo de ser el mejor del mejor, no corresponder al montón, no a identificarnos con ello; debemos ser especiales, saber utilizar óptimamente el potencial energético que se nos ha otorgado. Tratar de ser el mejor.

Manuel Rodríguez señala, que el diccionario Larousse define la palabra mejor como el más bueno, o sea que es bueno, pero es el más bueno de todos; la palabra arte la define como un conjunto de reglas de una profesión, también dice que arte es virtud, poder, eficacia y habilidad para hacer bien una cosa. Así tan sencillo como se oye.

Cuando se trata de comprar algún artículo de consumo, la mayoría de nosotros preferimos comprarlo de marca, como decimos popularmente de buena marca, de marca reconocida, de prestigio, porque comprar de marca es garantía de calidad, y de bien hecho, sin defectos, con una gran variedad de modelos, colores, estilos, tallas, diseños y precios. O sea, que entre los mejores, seleccionamos lo mejor; marcas capaces de dejar satisfechos hasta al cliente más exigente, lo que no ofrece, de ninguna manera, la mediocridad y la piratería. Más claro ni el agua.

Entonces, el arte de ser el mejor consiste en una serie de reglas que hay que cumplir y que son características de las buenas marcas. Ser bueno, esta bien; pero ser el mejor es ir por buen camino a la excelencia.

La virtud de hacer bien una cosa, como nos dice el diccionario, es algo que ya trae uno, pero que también puede ser aprendido. Pero es un todo. No es exclusivamente una sola cosa. Una nueva cultura laboral, una mentalidad propicia, gente entregada, bien capacitada, que toma el compromiso en serio. Que lleva grabado en su corazón el enunciado de misión de la empresa en la cual presta sus servicios. Es la actitud, y el deseo de querer ser el mejor de todos.

Ser el mejor empleado, el empleado modelo, pudiera ser que tiene mucho que ver el llegar temprano, cumplir con todas las órdenes al pie de la letra, preocuparse por hacer bien las cosas desde la primera vez, esforzarse por llegar a las metas requeridas en cuanto a calidad, producción, entregas a tiempo, y satisfacción del cliente, no faltar al trabajo, llevar buenas relaciones con sus iguales, respetarse entre sí, con sus iguales y con sus patrones; pero ser el mejor equipo exige lo mejor de cada uno, de todos, de cada persona integrante del equipo, todos con un mismo espíritu, con las agallas, el entusiasmo, la motivación para llegar a ser el mejor equipo. El mejor entre todos los buenos.

Se nos agrega, que la virtud de hacer bien una cosa, como nos dice el diccionario, es algo que ya trae uno; pero que también puede ser aprendido. Pero es un todo. No es exclusivamente una sola cosa. Una nueva cultura laboral, una mentalidad propicia, gente entregada, bien capacitada, que toma el compromiso en serio. Que lleva grabado en su corazón el enunciado de misión de la empresa en la cual presta sus servicios. Es la actitud y el deseo de querer ser el mejor de todos.

Pero la ley de compensación, así como todas las leyes, se cumple porque se tiene que cumplir. La ley de compensación paga de acuerdo a todo el esfuerzo realizado; es como la ley de la causa y efecto. Lo que siembra es lo que tiene que cosechar. Pero hay que regar todos los días el arbolito del fruto que ha sembrado para que dé sus frutos; los tiene que dar tarde o temprano. Hasta ahorita nadie se ha arrepentido de ser el mejor, porque luego de un tiempo vienen las oportunidades, el progreso, el reconocimiento, las motivaciones, las cosas que tanto ha soñado lograr.

Es muy válido lo que indica Miguel Ángel Cordero, que durante años hemos subestimado las capacidades y los valores de nuestra gente; no hemos sido capaces de descubrir sus virtudes la de un pueblo colmado de gratas sorpresas; un pueblo que hasta hoy ha estado a la espera de una generación de líderes que crean en su gente, que se atrevan a prepararla y motivarla para que pueda y quiera generar su mayor esfuerzo en pos de la superación y el éxito. Hemos vivido durante décadas sobre un campo de diamantes y apenas ahora comenzamos a descubrirlos. Cada uno representa un diamante a la espera del hábil tallador que lo pula, para ofrecer su más bella expresión. Una expresión siempre alegre, aun ante la adversidad y el desastre, de vocación de servicio y cordialidad, de entrega y pasión por creer en algo o en alguien, en donde la creatividad y el ingenio no tienen límites; en donde el espíritu humano renace todos los días en un valor llamado familia, símbolo de fraternidad y cuna de las más bellas expresiones de amor; una madre a quien venerar, un padre a quien imitar, un hijo a quien formar y una pareja a quien amar.

En esta corta vida no podemos quedarnos siendo conformistas; debemos dejar de formar parte del inmenso grupo de los millones de personas que viven rutinariamente, atrapados en ilusiones que no nos legan crecimiento, comportándose igual que los demás, en forma superficial, imitadores, acomplejados, del montón; todo lo contrario, debemos luchar por ser lo mejor del mejor; para ello es necesario contar con una visión clara de nuestro rol: Misión, autoconocimiento para encausarnos con nuestras acciones a convertirnos poco a poco en el mejor. Formar parte de esas gentes especiales cuyo legado por este tránsito ha sido maravilloso y nos aportan reflexiones, sugerencias, aspectos que no podemos ignorar para transformarnos en seres especiales.

Hay que dar ese paso necesario para generar los cambios que nos han impedido ser el mejor; automotivarnos y emprender las acciones necesarias que nos ayuden a lograrlo; ser constantes, auténticos, comprometidos con los cambios que se requieren para lograr ese objetivo, considerar que debemos ser una persona que utilice su fuerza para construir, jamás edificar ninguna de las victorias sobre la destrucción. Un ser que supere las obligaciones externas, con su capacidad interna de responder, éticamente, por cada una de sus acciones.

Quienes sabiéndose infinitamente breve en su existir, llenen plenamente cada minuto de su vida. Quienes con su interés y generosidad tengan como meta suprema su felicidad y sean puente para que los demás alcancen la suya propia.

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