La imposición de un cambio sin una comunicación abierta: ¡es rechazado!

Desde el punto de vista empresarial, están muy de moda -y con mucho éxito- las alianzas estratégicas, (joint venture), en donde un grupo de ellas –grandes, medianas y pequeñas– y ubicadas en diferentes localidades geográficas se unen para satisfacer las expectativas de los cada día más exigentes clientes. En el entorno de las naciones se pueden mencionar el G-3, (Estados Unidos de Norteamérica, Canadá y México); la Unión Económica Europea, que encierra la mayoría de los países libres y democráticos y que han abierto las puertas a muchas naciones de la antigua fracasada Rusia socialista, el grupo de los «Tigres Asiáticos» y en América del Sur, está la Comunidad Andina de Naciones –a la que hoy día Venezuela no pertenece– y el recién creado «MERCOSUR», al que tampoco ha ingresado nuestro país.

Estos procesos de alianza –tanto a nivel de naciones, como de empresas– implican un cambio, una variación en la vida de los países y de las organizaciones; es decir, en la forma de hacer y pensar tanto a nivel formal como informal dentro de los diferentes contextos de actuación. De acuerdo con J. P. Robbins todo proceso de transformación: ¨suele implicar el cambio de actitudes y comportamientos de los miembros de la organización por medio de procesos de comunicación, toma de decisiones y solución de problemas, buscando que los individuos trabajen juntos de la manera más eficaz posible¨.

Cualquier proceso de transformación requiere implementar, un modelo que busca servir como punto de partida para los encargados de comunicar el cambio en una empresa o institución, (pública o privada). En dicho modelo, tienen que esbozarse una serie de elementos que deben tomarse en cuenta, a la hora de arrancar un proceso de comunicación en un contexto de cambio.

La nación u organización que pretenda ser comunicante, frente a cualquier proceso de cambio, debe presentar necesaria e indispensablemente las siguientes características: a)abierta: para comunicar con el exterior, (medio), en emisión y recepción interactiva; b) evolutiva: es decir, no rutinaria ni excesivamente formalista para manejar el perfeccionamiento y lo imprevisto; c) flexible: para permitir el efecto de una dosis oportuna entre comunicación formal y comunicación informal; d) finalidad explícita: para proporcionar un hilo conductor a la comunicación formal; y d) responsabilizante: para todos, con el fin de evitar la búsqueda de un poder artificial por parte de algunos, mediante la retención de información. Cuando estas características no están presentes en los procesos de evolución, estos son totalmente rechazados por la gente; por cuanto se siente que el cambio se lo quieren imponer a raja tabla, sin ningún tipo de comunicación previa.

Toda nación, como toda organización, tiene su propia cultura que la identifica, la caracteriza, la diferencia y le da imagen. Es importante conocer, expandir y consolidar esta cultura, ya que ésta integra los comportamientos hacia metas comunes, constituye una guía en la realización de actividades, elaboración de normas y políticas para establecer directrices; en fin, la cultura encauza el funcionamiento global de la estructura, señalando las prioridades y preferencias globales que orientan los actos de la organización y de las naciones.

En tal sentido, es de suma importancia abordar el estudio, de un medio imprescindible para dar a conocer, expandir y consolidar esa cultura propia de cada uno de los entornos mencionados anteriormente. Ese medio, es la Comunicación Organizacional. Este tipo de comunicación se reviste de mayor importancia, cuando se maneja dentro de un contexto de cambio, producto de una filosofía, en donde entra en juego una serie de elementos a tomarse en cuenta, además del choque cultural que se pudiera presentar.

En la puesta en marcha de un cambio exitoso, tiene que producirse un cambio personal. Antes de poder cambiar, la gente que está comprometida e involucrada con el cambio, tiene que aprender cosas nuevas, creativas e innovadoras y olvidarse de otras que, por su fracaso en el pasado, hoy en día no tienen vigencia; será entonces cuando este aprendizaje individual –gracias a un proceso comunicacional efectivo y eficiente– se transforme en uno colectivo; por cuanto el aprendizaje es un cambio de actitud, y este cambio actitudinal, tiene que ver con su propia cultura que lo identifica, lo caracteriza, lo diferencia y le da imagen. Es importante conocer, expandir y consolidar la cultura de cualquier entorno –público y/o privado– ya que ésta integra los comportamientos hacia metas comunes, constituye una guía en la realización de actividades, elaboración de normas y políticas para establecer directrices; en fin, la cultura encauza el funcionamiento global de la estructura, señalando las prioridades y preferencias globales que orientan los actos de la organización o nación. El cambio de actitud individual, tiene que ser abierto, (interactuante), lo que finalmente llevará al cambio colectivo, y esto se logra por medio de una comunicación persuasiva y no impositiva, por cuanto es rechazado.

Motivado a la gran resistencia al cambio cuando se quiere imponer, se termina el espacio de esta semana con el siguiente pensamiento de David Starr Jordan:

«La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud es llevarlo a paso».

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