La mayoría de los que están en el comercio informal es por falta de oportunidades de trabajo y no por falta de estudios

Es innegable que el modelo rentista que prevalece en el país restringe la generación de oportunidades de acceder a empleos productivos. Los altos ingresos petroleros que ha recibido el país no han frenado la actividad informal de tipo buhoneril, ya no solo entre los más pobres y tradicionalmente desatendidos, sino entre los más jóvenes que anualmente se incorporan al mercado de trabajo y los antes empleados asalariados formales, quienes se han visto forzados a saltar de status socioeconómico en un proceso de movilidad social descendente.

Ante esa carencia de oportunidades en el sector formal de la economía, la gente trata de vivir y de alguna manera buscar su sustento y el de su familia; siendo quizás, la actividad de “buhonero”, la más expedita, aún cuando no la mejor.

Estos buhoneros, son en su mayoría madres con dos o tres hijos, que no saben con quien dejarlos. En promedio, en cada puesto trabajan tres personas, dos de los cuales son empleados informales, es decir, gente que no es dueña de lo que vende y que recibe una retribución que en pocas ocasiones ronda el salario mínimo y tienen cero protecciones laborales, es decir, no acumulan prestaciones ni cuenta con ningún seguro o algo parecido. En algunos puestos se cumplen hasta cuatro turnos de trabajo al día dependiendo de la ciudad donde estén establecidos, desde la madrugada hasta la noche.

La razón por la cual están en esa actividad, no es porque dispongan de menor nivel educativo, sino por falta de oportunidades de trabajo. Según los resultados de la investigación realizada por la socióloga Isabel Pereira, el 51% de nuestros buhoneros cuenta con estudios de educación básica y el 10% tiene titulo universitario.

En términos generales, estos no son pocos, ya que de los 5 millones de personas que en Venezuela trabajan en actividades de comercio informal, el 30% se dedica al comercio. En Caracas solamente, se estima que existen 500.000 personas que se dedican a esta ocupación. Es más, se estima que ningún otro sector de la economía puede emplear a tal cantidad de gente.

Al buhonerismo como actividad económica, se asocian serios problemas que son expresión del deterioro social en que se desenvuelven; mala calidad e improductividad del trabajo, delincuencia, niñez abandonada, trabajo infantil y prostitución, etc. Estos problemas afectan de forma compartida tanto a los comerciantes informales como a vecinos, transeúntes peatones, trabajadores de la zona, y a los comerciantes formales y en general a la sociedad como un todo.

No obstante, hay sectores de la actividad económica y grupos que se benefician de esta actividad. Es un potencial de negocios importante ya que son en si mismo un descentralizado y eficiente ejercito de vendedores. Los delincuentes, mafias y otros grupos, también se benefician de la anarquía que prevalece en las zonas donde sobresale esta actividad. Así mismo se afirma que, algunos servidores públicos parecieran identificar en el buhonerismo un importante caldo de cultivo para hacer de ellos un negocio mediante prácticas de vacunas y el desarrollo de prácticas clientelares populistas

Muchas han sido las veces que se ha prometido, por parte de las elites gobernantes, solucionar este grave problema social. Desde agruparlos en instalaciones adecuadas hasta la búsqueda de soluciones compartidas que revierta las tendencias negativas y valorice las positivas de este fenómeno. La actitud de cambio de la negación y el odio a lo buhoneros hasta el compromiso para fomentar entre ellos una solidaridad productiva, que pasa porque el sector empresarial de las finanzas o del ramo inmobiliario descubre que un buhonero paga hasta 350% de interés anual y que ofreciéndole novedosas formulas puede ser su cliente, una nueva actitud de los políticos que apuestan a ganar legitimidad trabajando en la búsqueda de soluciones e inclusive un nuevo pensamiento del buhonero que desea un trabajo digno.

Todo pareciera indicarnos, que mientras no se adopten decisiones que apunten a superar el modelo predominante, será difícil salvar las diferencias sociales y, con ello reducir la participación del sector buhoneril dentro de la economía a través de la generación de puestos de trabajo de calidad.

Una tarea pendiente de la elite política de este país, ¿cuándo los atenderán de verdad?, ¿cuándo habrá presupuesto para organizarlos? ¿Por qué si hay para otras cosas? Después no se lamenten…