‘La mujer debe saber que también muere del corazón’

(Redacción) – LUIS PARDO – elmundo.es – La primera mujer en ponerse al frente de una especialidad tradicionalmente de hombres prefiere que hablen de ella como cardiólogo, pero tampoco le molesta el término en femenino. Porque a María Jesús Salvador no le parece que estas cosas influyan lo más mínimo. «Por encima de todo, somos profesionales y mis compañeros me han elegido por mi trayectoria, no por llevar falda», afirma tajante la nueva presidenta de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Declara sentirse «médico de los de toda la vida porque, por mi forma de ser, me gusta mucho el contacto con los pacientes, trabajar muy cerca de ellos para conseguir los mejores resultados».

A partir de ahora, esta cardióloga de Barcelona tiene dos años por delante y un objetivo claro. «Nuestra influencia es innegable pero no puede limitarse sólo al mundo profesional. Hay que llegar a la población con mensajes de salud y, además, no queremos hacerlo solos. Estamos abiertos a colaborar con todos los interesados en difundir normas de prevención cardiovascular. Cuando se habla del bienestar de los pacientes, sumar es siempre mejor que restar».

Pregunta.- Se ha propuesto que los españoles aprendan a prevenir la enfermedad coronaria, que es la primera causa de muerte, pero antes ¿no deberíamos temer un poco más a un problema que, según las encuestas, se percibe con menos preocupación que el cáncer y el sida?
Respuesta.- Ni la hipertensión, ni el azúcar, ni el colesterol duelen y socialmente nadie se entera aunque te estén matando por dentro. Y es normal que sea así. Los mensajes deben darse en positivo. No se busca que la gente se sienta amenazada por una espada de Damocles sobre su cabeza porque eso podrá estimular a algunos pero no a otros. Hay que difundir lo que es salud y no tanto lo que es enfermedad. Queremos que la población esté sana el mayor tiempo posible y, si aparece la patología, que conozca su derecho a ser atendida por un cardiólogo.

P.- ¿Hay cardiólogos para todos?
R.- Faltan. No sé el número exacto. Se han barajado muchas cifras. Además, la mayoría de especialistas se concentra en Barcelona y Madrid. Hay cardiólogos en hospitales comarcales, pero muchas veces tienen que abandonar su función para convertirse en hacedores de pruebas diagnósticas. Quizá habría que estudiar cómo estimular la especialidad en ciudades pequeñas, ya que en las grandes hay más oportunidades de desarrollo profesional.

P.- ¿Qué se puede hacer para corregir este déficit?
R.- Es más complicado de lo que parece. No tenemos una varita mágica. Sería idóneo que los servicios tuvieran enfermeras o técnicos especializados en cardiología porque daría más tiempo para que el experto hiciera su labor.

P.- En su último congreso, han dicho que los hombres se mueren menos por infarto pero esto no se ha conseguido en ellas.
R.- Lo estamos estudiando para saber más y para sensibilizar a la mujer de que puede quedar relegada al último escalón si sólo se preocupa, como digo yo, de la intendencia. Ella debe tomar conciencia de que, también, muere del corazón.

P.- Un mensaje que durante años ha parecido casi exclusivo de los hombres.
R.- El infarto llega en el varón a una edad más temprana, en un momento de rendimiento laboral. En las mujeres es casi 10 años después, pero sucede cuando, con el marido jubilado, es el eje central de la familia. En ese marco, tienden a minimizar las molestias de alerta aunque no lo hagan de forma expresa. Además, el dolor de la angina de pecho, que es un aviso previo, suele presentar connotaciones distintas. El corazón y las arterias coronarias son más pequeñas y la enfermedad aterosclerótica las tapona más fácilmente. Cuando llegan al hospital, la lesión está más avanzada. Un problema que con el envejecimiento de la población adquiere visos de auténtica epidemia.

P.- ¿Y es inevitable?
R.- A partir de los 65 años, aumenta una parte de la patología cardiovascular. El objetivo es empezar a enfermar más tarde. Por eso es tan importante hablar de salud del corazón.

P.- Por ejemplo, ¿desde que se asiste a la escuela?
R.- Sí, los más adultos somos más difíciles de domar. Es una oportunidad orientar a los niños hacia el ejercicio y la dieta saludable. La salud cardiovascular del futuro necesita que los buenos hábitos empiecen a difundirse desde la infancia. Un esfuerzo que merece una campaña consensuada. Y no vale esperar resultados de hoy para mañana. La educación es a largo plazo.

Fuente: www.elmundo.es