La política es así: “Carramplones para la política”

Los venezolanos asumimos nuestras tragedias con un alto sentido de humor. Esta cualidad nos permite sobrellevar las barbaridades que ejecutan los gobernantes y desacralizar sus posturas “heroicas”. Por ejemplo, han sido diversas las formas humorísticas a través de las cuales nuestros habitantes están enfrentando este despropósito de movilizar nuestras fuerzas armadas a la frontera con el vecino país de Colombia. Por respeto a esa institución no las transcribiré. Constituyen, si, ejemplo de nuestro ingenio y ponen en evidencia la falta de credibilidad que azota al Socialismo del siglo XXI.

Estas posturas heroicas se han repetido últimamente. Toma del Palacio Arzobispal, actos de terrorismo contra Fedecámaras, emergencias de grupos radicales que enfrentan al Gobierno, convencidos de que éste ha traicionado los ideales de la revolución. En paralelo, se producen graves denuncias de corrupción que “secularizan” este heroicismo de pacotilla. En fin, la revolución se encuentra atrapada y sin salida.

Luce preocupante el panorama institucional y político. Estos desatinos se repiten en forma continua y están colocando al país al borde de una crisis sin precedentes en nuestro pasado cercano. No debemos alegrarnos por la ocurrencia de estas circunstancias. Sus efectos arropan por igual Gobierno y Oposición. Sin embargo, estos eventos podrían ayudar a generar un debate sincero y sustancial sobre el país por venir. Apurar los rezos no luce suficiente. Se requiere formular una nueva visión y traducir esta idea en formulas que le lleguen a la población.

El evento electoral pudiera ser un escenario propicio para alcanzar este objetivo. Desafortunadamente, en Carabobo, la proliferación de candidatos corre aparejada con la ausencia de nuevas ideas. Sus propuestas llueven sobre lo mojado.

Necesitamos carramplones que proporcionen fortaleza a la discusión electoral. Esta contienda no debe ser asumida como un juego de sombras chinescas. Se hace indispensable afrontar con seriedad y luces el espacio que ofrece las venideras elecciones.

Al igual que los carramplones, la política debe estar diseñada para durar, no para aparentar.

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