LA POLITICA ES ASI: “Enarbolar el principio moral de la disidencia”

La cotidianidad proporciona ejemplos que ilustran descarnadamente abstracciones como libertad e igualdad. Recientemente tuvimos oportunidad de presenciar una de estas situaciones emblemáticas. William Echeverría, periodista y productor nacional independiente, se negó a aceptar el premio metropolitano de periodismo. Con esta decisión el comunicador hizo ejercicio de una virtud sobre la cual se asienta nuestra humanidad. La de ejercer su plena autonomía para escoger entre diferentes alternativas.

Los Williams Echeverrías, las manos pintadas, las bocas amordazadas, la bandera en posición de auxilio, etc. constituyen expresiones singulares que simbolizan la emergencia de una nueva cultura política. Un relato o dispositivo simbólico cuyo protagonista no es un sujeto abstracto y colectivo –el pueblo- sino uno singular y concreto – individuos y ciudadanos- que se encuentran en la búsqueda de poder ejercitar plenamente sus derechos individuales.

Esta reflexión parece pertinente en el marco de las actuales circunstancias políticas que caracteriza la vida pública del país. Por un lado, existe una tendencia hacia la homogenización igualitaria que preludia el autoritarismo como forma de vida y, por el otro, comienza a crecer un sentimiento de autonomía individual y colectiva que se presenta como resistencia a estos intentos de «enfranerlar» de rojo al país.

Con su conducta, estos grupos emergentes, muestran que la dimensión ética ha de ser individualista. Vale decir, debe preservar al individuo en un doble sentido. Primero, garantizarle lo que quiere y debe ser; segundo, exigirle responsabilidad ante los demás como ser humano.

Todas estas manifestaciones remiten a la frase del filósofo Javier Muguerza. “Sólo desde la responsabilidad de lo humano vale enarbolar el principio moral de la disidencia”.

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