La reputación importa, pero llegar o no llegar al cliente es la verdadera cuestión.

Que los envíos de una campaña de email marketing o transaccional lleguen correctamente a sus destinatarios depende de varios factores. Uno de los más importantes y difíciles de gestionar es la reputación del servidor desde el que se realizan los envíos. De hecho, un 20% de los envíos legítimos suelen terminar en la bandeja de SPAM.

En su batalla contra el SPAM las empresas proveedoras de Internet (ISP) y los servicios de correo electrónico como Hotmail, Yahoo y Gmail ponen filtros para analizar la reputación de la IP del remitente. Estos filtros tienen en cuenta el volumen de correo emitido, el número de envíos rebotados (bounce-backs) y la cantidad de denuncias de correo SPAM recibidas, entre otros factores.

Con los datos resultantes de esas variables los grandes proveedores de email asignan a cada dirección IP una puntuación que va de 0 a 100 y son tan exigentes que un remitente que haya sido reportado como spammer en un 2% de los correos corre el riesgo de que la mitad de los mensajes enviados no sean entregados correctamente.

Por eso las mejores plataformas de envío de emails transaccionales y de marketing, como Mailjet, solicitan a sus usuarios que mantengan su tasa de correo no deseado por debajo del 0,1%. Los niveles de queja por SPAM tienen un impacto demoledor sobre la reputación IP y, por tanto, sobre la entregabilidad de los envíos.

¿Qué es la entregabilidad?
Más que un indicador, la entregabilidad es una meta a alcanzar. Es el conjunto de técnicas que garantizan que los correos electrónicos llegan a la bandeja de entrada de los clientes o usuarios en lugar de ir a la carpeta de spam, perderse en el proceso de envío, o ser rebotados.

La reputación IP evoluciona con el tiempo, dependiendo de la calidad de los envíos realizados, así que nunca es tarde para planear una estrategia de mejora de la entregabilidad.

Los requisitos más técnicos para gestionar la reputación del emisor pueden confiarse a herramientas de cloud emailing que optimizan las frecuencias de envío (estrangulación), el código HTML y se ocupan de las herramientas de autenticación (SPF, DKIM, etc), además de proporcionar herramientas estadísticas para medir el éxito de las campañas.

Otras recomendaciones para vigilar la reputación de los envíos de fácil implementación son:

– No utilizar listas de correos electrónicos prestadas, alquiladas o compradas.
– Quitar de las listas los emails que dan errores permanentes (hard bounce) en los envíos o que después de tres intentos de envíos, reportan un error temporal (soft bounce)
– Enviar correos sólo a aquellas personas que hayan dado su consentimiento expreso para recibir comunicaciones, ya sea a través de la inscripción a una newsletter o bien marcando una casilla (opt-in) en un formulario online.
– Incluir en el mensaje un enlace visible para darse de baja o cancelar la suscripción. Además, el proceso de la baja debe ser lo más sencillo posible, con uno o dos clics como mucho para completarlo.
– Elegir un texto para el asunto del mensaje que no sea susceptible de ser considerado como SPAM. Es mejor tender hacia un lenguaje más informativo que promocional y buscar un enunciado que, además de llamar la atención del receptor, consiga responder a sus expectativas.
-Indicar claramente el nombre y la dirección de correo del remitente en los mails.
-No enviar ningún mail que contenga un mensaje ilegal o ilícito.

Estas pautas son realmente útiles e imprescindibles para una estrategia de mejora del ROI de las campañas de email marketing. El éxito de las promociones y comunicaciones que las empresas quieren hacer llegar a sus usuarios y potenciales clientes dependen de ello. No dedicarles la atención suficiente simplemente resulta caro e improductivo.

Fuente: http://www.marketingcomunidad.com/la-reputacion-importa-pero-llegar-o-no-llegar-al-cliente-es-la-verdadera-cuestion.html