La seria crisis del docente universitario venezolano

Venezuela afronta una seria crisis en lo concerniente a la docencia universitaria, en donde cada vez más ésta se incrementa, como consecuencia de las acciones del gobierno en relación con las aportaciones presupuéstales a las universidades públicas y lo que ello genera al docente en relación a los salarios, homologación, prestaciones, deudas, que ha afectado significativamente su calidad de vida.

No nos sorprende leer opiniones, que nos indican, que las universidades hoy en día están experimentando cambios y particularmente en el caso venezolano, producto de una nueva concepción filosófica que comienza a gestarse por el nuevo proceso revolucionario y la nueva visión del modelo educativo nacional.

Cambios en donde además de las acciones que ha emprendido el gobierno nacional, las universidades no estaban preparadas para este tipo de ideología, además, de que siempre los docentes universitarios han sido mal retribuidos, con salarios no acorde a lo que la inflación, economía presenta.

Lo cierto, que ante la nueva realidad venezolana, con un nuevo gobierno que se declara socialista, con una nueva cultura política que jamás el venezolano ha experimentado, aunado con los serios problemas de inseguridad económica, inseguridad social, deterioramiento en la educación, malos servicios de salud y vivienda, como en los servicios básicos : luz. agua, y en que la burocracia, la eficiencia, deja mucho que decir, exige a las universidades nacionales y privadas y sobre todo a sus docentes, desmontar la vieja visión tradicionalista para darle paso a la nueva propuesta revolucionaria que se sustenta en el tercer motor que es moral y luces educación con valores socialista.

Su implementación destaca el ministro de educación, viene a detener de manera firme el proceso de descomposición social que ha padecido Venezuela, a raíz de la falta de un sistema de educación cívico y humanista, que nos hubiese llevado a tener un modelo de sociedad, en el cual tuviese prioridad la calidad de vida de los ciudadanos por encima de criterios mercantilistas.

Desafortunadamente, el gobierno nacional no se ha compenetrado con la educación, a fin de garantizar calidad, excelencia académica, dejando mucho que decir su mala gestión, en relación al manejo de sus compromisos con esta, todo ello se refleja en descontento, protestas, paros, más cuando la inseguridad económica está seriamente afectada y los bajos ingresos que percibe el docente, así como los presupuestos, no alcanza para garantizar la tan ansiada excelencia académica

Todo pareciera indicar, que el gobierno no ha considerado, como lo comentan Nancy Alarcón y Ricardo Méndez, que la sociedad moderna depende en grado creciente del conocimiento, de su transmisión, aplicación, desarrollo y examen crítico. Un conocimiento que aumenta en progresión geométrica. Como consecuencia de lo anterior, existe una mayor exigencia de la formación adecuada para conocer, comprender y operar en los fenómenos complejos de las realidades sociales, incorporando aquellos instrumentos y procedimientos necesarios, acompañados de una mayor capacidad de abstracción y dominio más potente de las técnicas de simulación de todo tipo (Herrera, 1998). Al respecto señalaba Peter Drucker (1994) «el mayor de los cambios se ha producido en el campo del conocimiento y el mayor desafío es el de la educación, ya que en el futuro inmediato se requerirá de personas diferentes, educadas de distinta manera que como se hace hoy en día, con capacidades adecuadas para enfrentar y resolver situaciones nuevas en un entorno rápidamente cambiante. Los campos del conocimiento y de la educación son propios de la Universidad, aunque no de manera exclusiva, y por lo tanto los cambios que los afectan inciden de manera directa en sus funciones académicas de docencia e investigación. El continuo crecimiento del cambio, obliga a la universidad a hacer grandes esfuerzos por mantener su vigencia (Ayarza, 1998).

El gobierno nacional no debe descuidar jamás la educación, menos la que está comprometida con la formación, capacitación de los distintos profesionales que requiere, para garantizar sus planes de acción, estrategias en todos sus campos, por tanto, no puede ignorar esa responsabilidad en donde está comprometido y garantizar que el personal involucrado con la función de formar profesionales, específicamente los docentes, sean compensado y tratado sin afectarle su autoestima, dignidad y por ende, su calidad de vida, aspecto que en el país deja mucho que decir, no desde ahora, sino desde hace mucho tiempo.

Lo cierto es, que ante toda esta realidad, en reciente Asamblea General de Profesores celebrada en la UCV, en la que se acordó declarar el conflicto profesoral universitario, por el grave deterioro de las condiciones de vida y laborales de los profesores, las amenazas internas y externas a su sistema de seguridad social, la insuficiente remuneración salarial, el número de deudas laborales acumuladas y el crónico déficit presupuestario de la Universidad para cumplir sus funciones de docencia, investigación, extensión y servicios a la comunidad, varias profesoras, jóvenes e inteligentes, intervinieron para destacar su formación profesional y méritos académicos y lo exiguo de las remuneraciones que reciben.

A todos estos sinsabores, los que sin duda alguna desmotivan a cualquiera, más aun, a una persona joven, lo que explica el éxodo de la juventud venezolana y la descapitalización que por tal causa experimenta el país, hay que agregar que los salarios se pagan a destiempo y de manera incompleta, con lo que se contraría la más elementales disposiciones legales en materia salarial-laboral. El Estado venezolano tiene con los profesores universitarios deudas por múltiples conceptos, todos derivados de la relación laboral por lo que no vale su identificación con gobierno alguno, sino con el Estado empleador.

Ojala, sea cierto lo que pregona el Gobierno, que en este nuevo contexto, los docentes de educación superior en Venezuela, tengan como premisa filosófica el valor moral como fuente para perfeccionar al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón, el valor moral nos llevará a construir a un hombre más crítico y humano.

Si todo esto es así, debe el gobierno, su Ministerio, ajustarse más a respetar los valores, ser equitativo en el manejo de sus funciones, que garanticen eficacia en relación de proporcionarle a los venezolanos, una educación de excelencia, ofreciéndoles a las universidades, presupuestos justos para su operatividad, responsabilidad social y desde luego, salarios que garanticen a sus docentes una calidad de vida que le corresponde, más, cuando se han formado con muchos sacrificios, dedicación a fin de que en su ejercicio profesional, colaboren en capacitar profesionales en las distintas disciplinas que favorezcan el desarrollo del país.

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