Las Escuelas de Negocios extraviaron su Rumbo.

“Cada uno labra su propia corona, cada quien es hijo de sus obras.”
JOSÉ INGENIEROS

CONSIDERACIONES, ALCANCES, REPERCUSIONES.
Hemos venido comentando en otros artículos, las debilidades que afrontan las empresas venezolanas, especialmente las pymes con respecto a su gerencia y equipo de trabajo, en donde ha demostrado su gerencia, la ausencia de conocimientos, tópicos gerenciales que hoy se necesitan para garantizar, competitividad, desarrollo, eficiencia, productividad, éxito.
Mucho de ello se atribuye a las fallas que presentan algunas escuelas de negocios concernientes a la formación de estos profesionales, dado a que muchos de su currículo no están adaptados a los requerimientos que el escenario nacional e internacional demanda.
Se ha visto la poca preocupación de algunas escuelas en retroalimentar su currículo, de agregar asignaturas, conocimientos necesarios que garanticen competitividad, formación académica de acuerdo a las exigencias de los tiempos modernos.
En un interesante artículo sobre este tópico escrito por Warren G. Bennis y al profesor James O’Toole, comentaron cómo las escuelas de negocios perdieron el rumbo, del Harvard Business Review. En pocas palabras, Bennis y O’Toole, plantean que en las últimas décadas las escuelas de negocios en Estados Unidos adoptaron un modelo de excelencia académica que resulta contraproducente, pues les hace perder relevancia; «en vez de medirse a sí mismas por las competencias de sus egresados o por qué tan bien entienden sus profesores el mundo empresarial, se miden casi exclusivamente por sus investigaciones científicas».
Ellos sostienen un punto que mucho se da en el escenario venezolano y que perjudica seriamente a los futuros egresados, a la misma escuela, universidad ,como es que: «hoy es posible encontrar profesores que jamás han puesto un pie en una empresa real excepto como clientes» o «la gente de negocios está descubriendo que los profesores saben más acerca del mundo editorial académico que acerca de los problemas reales en el lugar de trabajo».Esto es un hecho cierto, nosotros comprometidos con esta carrera, que formamos a los futuros profesionales de la administración, sabemos que se da mucho de ello en nuestras escuelas, afectando significativamente la capacitación y desarrollo de este profesional, cuando hay una gran números de profesores que además de recién graduados ,nunca han ocupado un cargo gerencial, jefaturas , ignorando realmente cómo se comportan las empresas, cómo deben resolverse los problemas que generan o que el entorno les origina. Simplemente se concretan a exponer teóricamente, los principios, fundamentos de la ciencia administrativa teóricamente.
Muy interesante al respecto de este tema reflexionar los que otros reconocidos autores de la administración señalan, como Henry Mintzberg, quien ha liderado esta polémica con su libro Managers Not MBAs, agregándose opiniones de decanos como Dipak Jain, de la prestigiosa Kellogg School of Management
A ello se agrega comentarios, como el que «Las escuelas están siendo presa de los grandes peligros que tanto predican del cortoplacismo». No es casualidad que escuelas como Harvard y Warthon se hayan alejado de estos rankings. Se plantea que no es tanto que se haya perdido la práctica, sino que los distintos rankings que publican revistas como Business Week y U.S. News & World Report hacen que las facultades se obsesionen con resultados inmediatos, lo cual las lleva a implementar estrategias de corto plazo que comprometen la calidad de la educación.
Interesante es el comentario que se señala además, que en las últimas décadas, las escuelas de negocios, en particular en Estados Unidos -paradigma de la educación gerencial-, han gozado de una reputación que cualquier empresa privada envidiaría. Los exagerados costos de un MBA en ese país evidencian la confianza que se les deposita. Pero según Bennis y O’Toole, cada vez más se pone en entredicho su capacidad para impartir habilidades útiles, formar líderes con valores e incluso conseguir buenos empleos para sus egresados. Esto, explican, se debe a que el modelo de educación se ha hecho más restringido y menos relevante para los que operan en el mundo real. ¿Cómo llegaron a esto?
En sus inicios, las escuelas de negocios emergieron del mundo empresarial. Bennis y O’Toole explican que a comienzos del siglo XX, estas «escuelas de comercio» estaban conformadas principalmente por profesores que debían tener éxito en las empresas. «Muchos eran viejos simpáticos que contaban historias de la guerra, transmitían sabiduría popular y uno que otro consejo práctico».Sin embargo, pronto las empresas y las escuelas se dieron cuenta de que algo no estaba funcionando. «Era una educación útil, aunque incompleta y poco profesional».
Se cita también, que en 1959, las fundaciones Ford y Carnegie realizaron una investigación devastadora sobre la calidad de la educación gerencial estadounidense. En ese momento las escuelas empezaron a perder el rumbo, plantean Bennis y O’Toole. En vez de seguir un modelo profesional, como el de la medicina o el derecho, que valora ampliamente el contacto con la práctica, optaron por seguir modelos como el de la economía y la física, tratando de identificar caminos seguros a partir de la investigación científica. «En este modelo, la universidad existe ante todo para apoyar los intereses de los expertos académicos y no los de las empresas», afirman los autores.
En el caso Venezolano esto es más grave, dado a que las escuelas de administración no se ha preocupado seriamente en desarrollar líneas de investigación que conlleve a que sus catedráticos se adentren en los problemas reales que afrontan las empresas en su operatividad y más, en un escenario turbulento, riesgoso, incierto, como el que actualmente se afronta debido a no presentar el actual gobierno programas económicos convincentes que garanticen beneficios para todos los actores involucrados.
Hay muy poca participación de las Universidades, de sus escuelas de Administración en la solución, orientación , que ayuden a enfrentar los problemas que afrontan los sectores productivos, especialmente las pymes, agregándose además, el que no cuentan un personal bien capacitado, formado ante los requerimientos de los nuevos retos.
A todo ello se agrega, otro comentario muy relevante que manifiestan los autores ya señalados y cuando se refieren concretamente, que la razón de que este modelo se haya afianzado en muchas escuelas es la conveniencia de los profesores. «El modelo avanza las carreras y satisface los egos del profesorado. Y, honestamente, facilita las cosas: si bien las técnicas de la investigación requieren habilidades en estadística o diseños experimentales, no exigen mucho conocimiento perceptivo de los complejos factores humanos y sociales, ni mucho tiempo en terreno descubriendo los problemas verdaderos que enfrentan los ejecutivos». Por ello, opinan que los profesores que escriben para revistas profesionales, como HBR y como Dinero, corren el riesgo de perder su empleo aun cuando tengan la oportunidad de llegar a un número mucho más grande de personas. El sistema se retroalimenta cuando se contratan profesores jóvenes sin experiencia real en empresas y sin contactos en el mundo empresarial que dedican su vida entera a la academia.
Las Escuelas de Administración Venezolana debe estar más identificada con su entorno empresarial , con las vinculaciones de este sector con el estado, con sus programas económicos, comprometerse en participar más activamente en la solución de problemas , activar más la participación de los futuros profesionales de la Administración con pasantías en las empresas, organizaciones y establecer líneas de investigación que favorezcan a todos, seleccionar mejor a sus docentes, no descuidando además de su academicismo, su experiencia práctica, actualizar su currículo con la definición del perfil del administrador que hoy se necesita.