LAS EXPORTACIONES CHILENAS

El Banco Central ha publicado recientemente las estadísticas sobre el comercio exterior chileno en el primer trimestre del presente año.

Allí se pone de relieve que las exportaciones acumuladas en los tres primeros meses del año suman 21.734 millones de dólares, mientras que en el mismo período del año anterior ellas llegaron solo a 17.199 millones de dólares. Este año, con pandemia y todo, se están exportando 4.535 millones de dólares más que en el año pasado, en un período en que todavía la pandemia no se manifestaba con toda su fuerza. Surge inmediatamente la curiosidad por saber de dónde salen eso 4.535 millones de dólares adicionales en exportaciones. La respuesta es muy sencilla: salen de las mayores exportaciones de cobre, que pasaron de 7.574 millones de dólares en el primer trimestre del 2020, a 11.035 millones de dólares en el primer trimestre del 2021. Un aumento, en lo que a cobre respecta, de 3.461 millones de dólares.

En el primer trimestre del año pasado el cobre representó el 44.04 %de nuestras exportaciones totales. En el mismo período del 2021 ese porcentaje subió a 50.77 %. El cobre se ha incrementado, por lo tanto, no solo en cuanto al valor de lo exportado , sino también en su peso o su ponderación dentro de nuestra cartera de ventas al exterior.

A largo plazo no es bueno que un país dependa en tan alto grado de un solo producto de exportación. Mejor sería un mayor grado de diversificación, pero mientras eso no suceda, es bueno que las ventas de cobre aumenten. Pero mejor aún sería si el estado chileno pudiese beneficiarse en forma directa y mayoritaria de ese mayor ingreso cuprífero. Hoy en día el gobierno chileno no obtiene mayores ingresos tributarios provenientes del cobre en la medida en que aumente el volumen de las ventas, sino en la medida que aumenten las ganancias de las compañías explotadoras del cobre. Volumen de ventas y volumen de ganancia no son la misma cosa. Las ganancias no aumentan al mismo ritmo de la ventas, y las compañías, con aumento de las ventas o sin ellas, logran que sus ganancias aparezcan contablemente disminuidas, mediante mecanismos tales como la contratación de créditos con las casas matrices, ventas a las empresa matrices o a empresas relacionadas a precios que no se corresponden con los precios de mercado, falta de control sobre el real contenido de cobre y de otros metales valiosos que va en los concentrados de cobre, depreciación acelerada, etc. Todo ello debería ser controlado en mayor medida que la actual por los organismos contralores del estado chileno. Pero la ausencia de pagos por el derecho de sacar de la tierra un metal que pertenece al estado chileno, es decir, el no pago de royalties, es uno de los mecanismos fundamentales que deben modificase para aumentar nuestra participación global en el negocio cuprífero nacional.

El pago de royalties y la mayor tributación a las altas fortunas nacionales, están hoy en día en el centro de los debates nacionales respecto a como financiar los estragos económicos y sociales de la pandemia. En ambas medidas se cuenta con amplia  experiencia internacional, e incluso el segundo de estos mecanismos está siendo recomendado en el presente por los organismos internacionales, como el FMI.  Respecto a ambas iniciativas hay sendos proyectos en el parlamento nacional, pero ya se han levantado  voces encaminadas a bloquear o postergar esas propuestas, aduciendo razones de orden técnico, tributario, contable, informativo, o sencillamente de orden político. Todos esos problemas existen y seguirán existiendo, pero todo camino, por largo y difícil que sea, comienza siempre con el primer paso. Ese primer paso hay que darlo en estos momentos, so riesgo de quedarnos parados esperando tiempo mejores.