Las lecciones diarias y la indiferencia permanente

Estamos enfrascados en vivir a espaldas de nosotros mismos; individualmente queremos más, sin pensar en los «Nos-otros» , es decir, en los nuestros y los otros, y sólo cuando aparece un desastre, es cuando la conciencia sufre un ligero temblor, ¿acaso necesitamos un terremoto y un tsunami de conciencia, para que ella se doblegue?

Todo lo que está ocurriendo en todos los ámbitos en nuestro planeta, se debe a la forma desaprensiva que el hombre vivió y vive. El afán de tener lo mejor y más que otros; el afán de éxito, que para unos no es más que acumulación de dinero, el CONSUMISMO que les produce una gran satisfacción momentánea, no es otra cosa que la desembocadura a la falta de afecto a sí mismo y a los demás.

Por tanto, los desastres naturales son el resultado de cómo el hombre manejó los recursos internos y externos, se deterioró tanto el valor inmaterial y material, que no importó llenar al planeta de basura de todo tipo; de desviar el curso de los ríos, crear gases dañinos a toda la naturaleza, incluido al mismo hombre; es decir, hace mucho tiempo el hombre creó las armas de destrucción masiva y, apenas, estamos comenzando a ver los resultados.

¿Qué hacer ahora?

Primero, pensar que sólo somos pasajeros en la nave tierra, y que de nosotros depende dejar la mejor huella, y la mejor huella humana dentro de los corazones de las personas y dentro de la madre naturaleza. ¿Qué huella hasta aquí ha dejado usted? ¿Cuántos árboles dependen de su cuidado, cuántas veces ha limpiado ríos, vertientes, cauces, lagunas, parques, playas, calles? !No importa quien los haya ensuciado, importa que ha hecho usted por ellos! esto sólo es una mínimaaaaaaaaaaaaaaaaaa parte!

¿Es usted fiel consigo mismo? ¿Lleva reglas y se conduce de manera adecuada y dentro de los límites de tolerancia y amor hacia los demás sin causar dolor? Tanto los psicólogos como sacerdotes y pastores coinciden que el mundo anda sin brújula, porque la base fundamental de la sociedad, LA FAMILIA, perdió sus fortalezas; el hombre y la mujer no se han cuestionado que la falta de afecto es un acto indigno y éticamente censurable.

Las buenas intenciones del matrimonio están siendo desechables, o viven su obsolescencia. Deslizarse, de manera sigilosa, por los extramuros de la pasión proscrita, sólo evidencia el caos moral que se vive. ENTONCES… ¿QUÉ DEBEMOS HACER?

No busque tranquilidad en las pastillas, en los gimnasios, en la diversión, en las compras, búsquela dentro de sí mismo. No necesita lo anterior para tener felicidad, son complementarias sí. DIOS y su palabra, son las únicas fuentes de felicidad y tanquilidad y, sobre todo, de sabiduría, para saber conducirse en este mundo, sin causar dolor y daño.

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(*) Docente Universitaria